Ha informado el general Alejandro Navas, Comandante General de las Fuerzas Militares que ha concluido la revisión estratégica del Plan de Guerra por un amplio grupo de oficiales de las Fuerza Pública y que para los próximos dos años el nuevo Plan Estratégico es el denominado Plan ‘Espada de Honor’.

Iniciando este 2012 la situación en el campo de la seguridad ha evidenciado unos ejes de preocupación; en primer lugar el de las llamadas BACRIM -especialmente la conocida como Los Urabeños  -heredera de los bloques paramilitares que operaban en los Urabás chocoanos y antioqueños y en otras regiones de la Costa Atlántica y Antioquia-, la Fuerza Pública dio de baja a su máximo dirigente y luego esta organización criminal promovió un ‘paro armado’ coincidiendo con el entierro del mismo –práctica que como se sabe fue inventada por las guerrillas en su momento-; de otra parte, las FARC, como es costumbre de manera periódica ha desarrollado una serie de operaciones, que con excepción del asalto al cerro Santa Ana en El Tambo –Cauca- que fue una operación con mayor movilización de hombres, en los demás casos se trata de operaciones con valor táctico, pero sin una clara perspectiva estratégica.

De lo comunicado por el general Navas se destacó su mención  que en el Plan de Guerra ‘Espada de Honor, “… hay unas misiones para la Policía Nacional, para el Ministerio de Transportes, para el Ministerio de Agricultura y para las Fiscalías”, evidenciando de esta manera una acción para el Estado en su conjunto, en lo que parece ser una continuidad de los planes de zonas de consolidación. Y puntualizó, frente a las versiones que apuntaban a señalar que los Comandos Conjuntos desaparecían, que por el contrario tendrán nuevas misiones y se reforzaran en su parte operativa, “los Comandos Conjuntos se fortalecieron, en la guerra nada desaparece sino que se transforma, se le va a dar otro uso, otro empleo. Van a tener unas tareas muy importantes, van a planear constantemente los planes de guerra y las hipótesis de conflictos en el ámbito total”.

Se puede deducir, de las informaciones dadas por el general Navas, que se trata de una valoración del conflicto armado y de la actividad de las BACRIM fundamentalmente en su dimensión militar y notoriamente esta es una mirada parcial de un fenómeno de mayor complejidad. Claro que se plantea que el centro de gravedad del conflicto se sitúa para el Estado y especialmente para la Fuerza Pública en la legitimidad, dentro de lo cual el cumplimiento estricto de la legalidad –especialmente el respecto de los derechos humanos- es un requisito fundamental y considera que para los grupos guerrilleros el centro de gravedad es pretender ganar el apoyo de la población civil, porque de allí se deriva el apoyo, las redes de abastecimiento de información, de reclutamiento.

Pero la dinámica del conflicto está transformándose y la estrategia estatal debe tener en consideración lo anterior; no hay duda que ya no es sólo el control de áreas de siembra de cultivos de uso ilícito, sino cada vez más las zonas de minería informal y también áreas de grandes macroproyectos en los cuales puedan acentuarse prácticas de extorsión, para indicar algunos de los ejes de cambio. Igualmente se acentúa una forma de operación militar de los grupos guerrilleros, donde predominan los pequeños golpes a la Fuerza Pública de manera sistemática que operaciones militares de envergadura –a no ser que haya descuidos de la Fuerza Pública-.

Adicionalmente, las guerrillas buscan ganar apoyos sociales en zonas marginales del país y donde la exclusión social y económica ha sido la norma  y esto no se puede responder exclusivamente en términos militares por parte del Estado. Los problemas de seguridad pública van más allá de lo militar.

- Alejo Vargas Velásquez es profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia y

coordinador del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa.