Legado de cenizas
19/12/2008
- Opinión
Así titula Tim Weiner, periodista estadounidense ganador del prestigioso Premio Pulitzer a su última investigación sobre la CIA. Entre otros galardones, ‘Legado de cenizas’ obtuvo el premio de Los Angeles Times al mejor libro de historia del 2007.
Con 718 páginas y una ‘nota del autor’ se advierte que la historia es oficial porque se basa en fuentes claramente identificadas y analizadas en cincuenta mil documentos y cientos de entrevistas, más no en rumores o citas anónimas.
Con el presente artículo, basado íntegramente en “Legado de cenizas”, quiero difundir y compartir con nuestros lectores una pequeña parte de su historia y realidad aun vigente que no debe ser ignorada ni tratada frívolamente, especialmente por quienes tienen el deber de proteger los procesos de cambio que vive ‘Nuestra América’. Esta parte hace relación al período fundacional de la CIA.
La historia analizada por Weiner inicia en 1945 y termina en el 2007 con el mandato de Bush hijo. A diferencia de su padre, cuyo rostro fue pintado en el hall de la entrada principal de un hotel en Bagdad para demostrar el desprecio del pueblo iraquí por la invasión ordenada, su hijo fue objeto en este mes de un zapatazo muy simbólico, lanzado por un periodista que no pudo más con la indignación originada por la destrucción y muerte que ha provocado la guerra imperial estadounidense.
En sus inicios, la CIA presentó dos corrientes de acción metodológicas contrapuestas. Una creía en la recopilación lenta y paciente de información de inteligencia por medio del espionaje. La otra planteaba la guerra secreta a través de la acción encubierta. La primera aspiraba a conocer mejor a su enemigo, mientras la segunda pretendía trastocar el mundo en beneficio de la hegemonía estadounidense. Los propulsores de ésta última posición definían así el problema: ‘las operaciones de inteligencia clandestinas implican romper constantemente todas las reglas, son operaciones extralegales e ilegales’.
La historia de la CIA ha demostrado que la guerra política secreta a través de acciones encubiertas han sido las predominantes. Para 1950 la organización ya era una fuerza mundial con 15.000 personas, 500 millones de dólares anuales solo para gastos reservados y más de 50 bases fuera de los EEUU. En el curso de los primeros 5 años de existencia de la Agencia se realizaron más de 200 importantes operaciones encubiertas; sin embargo, el desarrollo tecnológico y el avance de las investigaciones estratégicas han permitido conceder un lugar a quienes se inclinan en el análisis y obtención de inteligencia.
- Mario Ramos es Director del Centro Andino de Estudios Estratégicos - CENAE
https://www.alainet.org/pt/node/155711
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