Progresistas bogotanos vs. “progresistas” paisas
La lucha política del futuro
17/02/2012
- Opinión
En Colombia – en las últimas dos décadas – ha existido una verdadera dualidad de poderes. La población plebeya de Bogotá a partir del triunfo de Jaime Castro (1992) ha construido una especie de control de las fuerzas democráticas sobre la Alcaldía. Ese control se concreta hoy con Gustavo Petro. En el resto de la Nación, la oligarquía ha mantenido su dominio en alianza con toda clase de mafias y sectores políticos anti-democráticos.
Después del asesinato de Gaitán (1948), la clase dominante colombiana realizó enormes esfuerzos por impedir que las fuerzas “gaitanistas” (liberales-demócratas) consolidaran un proyecto a nivel nacional. Estimularon la guerra, liquidaron físicamente a los dirigentes populares o los obligaron a “enmontarse”, impulsaron tímidas y provocadoras reformas agrarias, lanzaron proyectos políticos aparentemente progresistas (MRL, ANAPO, Nuevo Liberalismo) y se dieron las mañas de mantener engañado y dividido al pueblo.
A pesar de ello – poco a poco – gran parte del país nacional se fue concentrando en Bogotá. Muchos desalojados por la violencia, otros desplazados por necesidades sociales y/o económicas. Hoy la Capital de la República recoge la vanguardia de esas fuerzas democráticas de la Nación. Allí está fundamentada la enorme responsabilidad que tiene el alcalde Petro y la necesidad de ayudarle para que cumpla con lujo de detalles su tarea.
Existe otro polo de desarrollo – “progresista-burgués” – que está en avance en el país. Su centro es Medellín y una parte del antiguo Eje Cafetero. Uribe representaba en gran medida ese proyecto pero desvió el camino. Es importante recordar cómo los principales cuadros del “uribismo” fueron alcaldes cívicos de municipios como Pensilvania al norte de Caldas. Oscar Iván Zuluaga y Luis Alfonso Hoyos fueron su base de apoyo al lado de una particular dirigencia de la regional del MOIR[1], que vivía de un rechazo compulsivo a las FARC.
Uribe no logró ser un “progresista-burgués”. Su obsesión anti-insurgente y los fuertes lazos ideológicos que lo ataban a lo más retrógrado de la clase terrateniente y de la burguesía burocrática, le imposibilitaron liderar ese proyecto. Siempre privilegió la alianza con lo más reaccionario del Partido Conservador, lo vetusto del Partido Liberal y con grupos económicos como Asocaña, Sarmiento Angulo y Ardila Lulle. Su aparente “progresismo” sucumbió frente al clericalismo paisa. A más, sus vínculos con la mafia lo hicieron fácil presa del gobierno de los EE.UU. y la DEA. Lo convirtieron y usaron como peón de brega.
Hoy ese proyecto progresista-burgués es liderado por la dupla Sergio Fajardo (gobernador de Antioquia) y Aníbal Gaviria (alcalde de Medellín). Uribe se quedó con lo más atrasado y clerical de la casta antioqueña. Perdió su “momentum”. Hoy tiene un añejo sabor a rancio.
De acuerdo a lo que muestran las tendencias, la lucha política del próximo período (a partir de 2018) va a estar protagonizada por dos bloques regionales y de población. Por un lado las clases subordinadas de Bogotá, el suroccidente colombiano, las ciudades de la Costa Caribe y los Llanos Orientales, enfrentada al bloque de poder que tendrá como eje principal Antioquia, Santander y áreas rurales de diversas regiones del país. La burguesía trans-nacionalizada tratará de liderar ese proyecto. Ya funge de “progresista” e intenta posar de “social” (ley de víctimas, restitución de tierras y lucha contra la corrupción).
La resolución de esa dualidad de poderes puede llegar a agudizarse hasta el nivel de una “guerra civil”. Si permitimos que los poderes fácticos de los grupos armados ilegales mantengan vivo el conflicto – alimentados por los sectores del ejército, de la oligarquía y del imperio estadounidense que viven de la guerra – podríamos estar condenados a repetir un nuevo ciclo que nos puede atar a otros 50 o 60 años de violencia fratricida.
A los verdaderos demócratas sólo nos sirve un ambiente de paz y de convivencia para que el progresismo-democrático “bogotano” se imponga sobre el progresismo-burgués “paisa”. Por ello la urgencia de la Paz. Hay que saber trabajar para conquistarla. ¡Es la tarea!
Popayán, 16 de febrero de 2012
[1] Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario, partido de izquierda fundado por Francisco Mosquera en 1967-68, que hoy hace parte del Polo Democrático Alternativo. La regional de Antioquia se derechizó, al igual que un sector del Ejército Popular de Liberación EPL que terminó aliado del paramilitarismo.
https://www.alainet.org/pt/node/155951?language=en
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