Abril: impunidad y reincidencia

03/04/2012
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Los responsables de los gravísimos sucesos de abril del 2002 en Venezuela gozan de una impunidad que incrimina a toda la sociedad: quien no es culpable es cómplice.
 
El común de los involucrados fue premiado. Algunos ascendieron dentro de la estructura burocrática, otros pasean su cinismo por las narices de las víctimas o nos hacen sortijas desde un exilio dorado.
 
La impunidad es la bofetada con que el Estado fanfarrón responde al pueblo, ese pueblo que fue el único y verdadero salvador de la democracia en abril del 2002.
 
Las interrogantes hilvanan el juicio histórico. ¿Qué les pasó a los encargados de prever e impedir situaciones como aquella del 11 y 12 de abril? ¿Por qué no actuaron quienes tenían el poder y la obligación de hacerlo para evitar el golpe? ¿Por qué no se sancionó a los culpables de la masacre? ¿Por qué no se aplicó la ley a los protagonistas del crack constitucional? ¿Por qué no se ha hecho justicia en la década que ya transcurrió desde aquél fatídico golpe fascista?
 
Esto es lo que dijo El Libertador: “La impunidad de los delitos hace que éstos se cometan con más frecuencia, y al fin llega el caso de que el castigo no basta para reprimirlos”.
 
Todavía algunos expertos se preguntan el por qué de la escalada criminal.
 
Las cárceles siguen llenas de pobres, de pendejos como uno. Para los padrotes del delito no hay justicia que no se compre. El entramado policial-judicial lo sabe. No hace falta ley de costos y precios, allí manda el mercado.
 
Cualquiera con reales se le fuga a los bravucones armados con uniforme y carné.
 
La corrupción es un gigante invisible.
 
El altruismo queda para Chávez y el pueblo humilde que lo sigue sin tener acceso a las oficinas donde se decide casi todo.
 
Porque debe saber el mundo que la mayoría que seguimos a Chávez no hemos recibido prebendas materiales a cambio; la élite burocrática si, algunos a cántaros, pero el pueblo llano sólo tiene una esperanza como prenda de su entrega.
 
Esa esperanza es la motivación más poderosa que se pueda imaginar. El ideal de un mundo mejor. La utopía de la igualdad.
 
Por eso el poder de convocatoria de Chávez es tan difícil de mermar, porque se basa en valores intangibles, en llamados de conciencia, huertos por construir colectivamente.
En la medida que avancemos en esa labranza, con más odio y astucia nos acecharán quienes temen perder obscenos privilegios, tanto los viejos poderes fácticos como los neo burgueses adictos al dólar “bolivariano”.
 
Vienen a mi terca memoria musical los versos de Luís Advis que señalan con erguido índice ¿qué hacer entonces qué, si nadie escucha?, y con sobrada rabia histórica ¿dónde están los asesinos que mataron por matar?
 
Hay un mar de respuestas que el pueblo sabe. El 7 de octubre daremos la primera ratificando el camino de transformaciones humanistas que hemos emprendido entre novatadas y tropiezos, de eso no cabe duda. La segunda debemos ir pensándola muy en serio para comenzar a aplicarla el mismo 8 de octubre.
Sería un hermoso homenaje al Che que comenzáramos a hacer una Revolución de verdad.
https://www.alainet.org/pt/node/156988
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