Derecha derrotada en elecciones regionales en Venezuela

Chávez ganó las elecciones y también le viene ganando al cáncer

17/12/2012
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 El domingo hubo elecciones regionales en Venezuela. Hugo Chávez había sido operado por cuarta vez de un cáncer, en Cuba. Salió bien de su operación y sus candidatos arrasaron a la derecha en las urnas. Un domingo de celebraciones.
 
 Chávez hizo un dramático anuncio el sábado 8 de diciembre: debía volver a La Habana para operarse por cuarta vez de cáncer. Esa cirugía, muy complicada, fue hecha por especialistas cubanos en la clínica Cimeq, el martes 11. Insumió seis horas y se complicó con una hemorragia, oportunamente conjurada, confirmando que no era una cuestión menor como quien se opera de apéndice. El venezolano pudo resistir y los médicos cubanos, más toda la tecnología disponible -según agradeció el ministro de Ciencia y Tecnología venezolana, Jorge Arreaza- hicieron posible ese resultado positivo.
 
 El posoperatorio llevará su tiempo. No es cuestión de “levántate y anda”. De todas maneras, aún en la unidad asistencial habanera, Chávez comenzó a dar instrucciones para orientar la marcha del gobierno, según lo confirmó Arreaza, ministro y yerno suyo. Al lado del convaleciente hay varios dirigentes, entre ellos el titular de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, haciendo de enlace con el Palacio de Miraflores. Allí funge Nicolás Maduro, al que Chávez confirmó como vicepresidente a cargo del Ejecutivo, y más, lo designó como el hombre que los venezolanos debían votar, en caso que su enfermedad no le permitiera asumir el 10 de enero. En las presidenciales del pasado 7 de octubre, el actual presidente ganó con el 55 por ciento de los votos y obtuvo un nuevo mandato para 2013-2019.
 
 Pero si no puede asumir por sus problemas graves de salud o si luego de hacerlo debiera dejar el cargo por esa circunstancia, la Constitución ordena convocar a nuevos comicios en 30 días. En tal caso, que ojalá no ocurra, el Gran Polo Patriótico y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ya tienen fórmula. Es Maduro. Se cae de maduro.
 
 La enfermedad del bolivariano ha preocupado a amplísimos sectores de su pueblo que valoran la obra de estos catorce años de gobierno. También han expresado su preocupación y afecto mandatarios, comenzando por los de siete países que junto a Venezuela componen la Alianza Bolivariana de nuestra América (ALBA). El sábado 15 hubo un acto y reunión de este espacio en Caracas conmemorando el octavo aniversario de su creación, cuando en relativa soledad Chávez y Fidel Castro le pusieron su piedra fundacional en la capital cubana. Evo Morales llegó a Caracas y prometió que muy pronto estará visitando al operado en la Cimeq. Rafael Correa ya lo hizo. La lista es larga.
 
 Entre los pocos gobernantes que no expresaron sentimientos humanitarios debe señalarse al Premio Nobel de la Paz, Barack Obama. Cuando la vida del operado todavía corría peligro, en declaraciones a la televisión, aquél manifestó: “he visto políticas de Chávez autoritarias y de represión de la disidencia”. Añadió: “obviamente lo más importante que debemos recordar es que el futuro de Venezuela debería estar en manos de los venezolanos”. Es que cree que en la patria de Bolívar no mandan los venezolanos. Le gustaría que estuviera en sus manos, como en esas 48 horas del golpe de abril de 2002, cuando Chávez fue derrocado y casi es fusilado en la isla de Orchilla. Obama debería saber que ese pasado no vuelve; esa vuelta de página es el legado de Chávez, vivo o aún muerto, algo que no logró este cáncer casi tan maligno como la Casa Blanca.
 
 Una victoria dedicada
 
 El domingo 16 había elecciones regionales, donde se elegían los gobernadores de 23 estados y 237 legisladores de los Consejos Legislativos. Aunque sin la fuerte atracción de las presidenciales de octubre, también se jugaban mucho el gobierno y la oposición. Es que además de las gobernaciones y legislaturas, cuya importancia no se puede desconocer aunque viene creciendo la envergadura de las comunas, impulsadas por el proyecto bolivariano, había otros valores políticos en danza por la enfermedad presidencial.
 
 La gravedad del diagnóstico y la cirugía anticiparon una seria posibilidad de que pronto haya que votar otra vez para presidente. Las urnas del domingo 16 funcionaban como una especie de preliminar para ese match donde la oposición volvería a cargar con su eterna pretensión de pulverizar el socialismo del siglo XXI. Del padrón de 17.4 millones de votantes, lo hizo casi el 54 por ciento, una buena marca en un país donde el voto no es obligatorio y tratándose de comicios regionales, que no son los más convocantes. Ese buen caudal amplió la posibilidad de victoria de los candidatos de Chávez. De todos modos, esa marca queda atrás del 81 por ciento de participación en octubre, que fue todo un récord.
 
 El Gran Polo Patriótico fue indiscutible vencedor, pues venció en 20 de los 23 estados. Pero antes de entrar en detalles conviene subrayar que la votación fue transparente, con el sistema electoral que muchos observadores internacionales de 18 países calificaron como uno de los mejores del mundo. Ya esa opinión habían emitido el Centro Carter y otras entidades con motivo del comicio presidencial. Nuevamente hubo un éxito notable en cuanto a la eficacia y limpieza de los procedimientos, lo que contrasta con los problemas, demoras y algunos fraudes que registra la historia electoral estadounidense. La Misión de Acompañamiento Internacional informó: “comprobamos la modernidad del sistema. Su velocidad es impresionante, así como la inviolabilidad del secreto del voto, lo que pone al sistema electoral venezolano entre los líderes en la materia. Hemos aprendido mucho con el acto electoral en Venezuela”. Fin a las denuncias de “fraude”. El gobierno quería mantener sus 16 estados y ganar en los regidos por la MUD, como Amazonas, Carabobo, Lara, Miranda, Nueva Esparta, Táchira y Zulia.
 
 Los resultados dados a conocer oficialmente por Tibisay Lucena, presidenta del Consejo Supremo Electoral, escrutado el 95 por ciento de los votos, dio pie al festejo rojo, rojito. Los de Chávez habían ganado en los estados propios y habían recuperado cinco adversos: Carabobo, Monagas, Nueva Esparta, Táchira y Zulia. Este último era muy valorado pues es un distrito petrolero y con un desarrollo industrial y económico. Era gobernado por Pablo Pérez, quien disputó con Capriles en la interna del MUD para la candidatura presidencial y alentaba esa ilusión para la próxima. No podrá ser. Carabobo es el tercer estado más poblado y cuenta con el polo industrial de Valencia y Puerto Cabello. También allí ganó el chavismo.
 
Premio consuelo Junto con esos 5 estados recuperados, del lado socialista quedaron Anzoátegui, Apure, Aragua, Barinas, Bolívar, Cojedes, Delta Amacuro, Trujillo, Vargas, Yaracuy, Falcón, Guárico, Mérida, Portuguesa y Sucre.
 
 La oposición retuvo sólo tres: Amazonas, Lara y Miranda, donde Henrique Capriles se impuso con el 50,35 por ciento frente al 46,13 por ciento del socialista Elías Jaua, ex vicepresidente y nominado por Chávez para dar batalla en ese distrito.
 
 Lara también era un escenario de disputa, pero su mandatario y ex chavista, Henry Falcón, logró un caudal de más del 54 por ciento de los votos, sacándole doce puntos al bolivariano Luis Reyes. Con gran valor simbólico, más que estratégico, en el estado natal del presidente, Barinas, ganó Adán Chávez, su hermano mayor. Otros dirigentes y ex ministros, como Aristóbulo Istúriz, que supo estar en Educación; Tareck El Aissami, en Seguridad, y Henry Rangel Silva, en Defensa, se convirtieron en los gobernadores en Anzoátegui, Aragua y Trujillo, respectivamente.
 
 Un dato que muestra la amplitud de las posiciones nacionales y bolivarianas en las Fuerzas Armadas, es que el presidente propuso como candidatos a doce ex militares, de los cuales once lograron la victoria. Uno de los exitosos fue Francisco Arias Cárdenas, quien estuvo con Chávez desde sus conspiraciones de febrero de 1992, y será el gobernador de Zulia, estado con mucha riqueza y población. Esa incidencia de ex militares en la estructura político, habla de la incidencia de posturas diríase “sanmartinianas” en la Argentina, pero es visto como una muestra más del sentido “dictatorial” que tendría el gobierno venezolano, según la mentalidad de los dirigentes del MUD y de la embajada de Estados Unidos en Caracas (sin embajador desde 2010).
 
 El premio consuelo de la oposición fue la victoria de Capriles en Miranda, con una población de 2.6 millones de personas. A su favor podrá decir que debió “bailar con la más fea”, en el sentido que el gobierno bolivariano le puso allí a un “peso pesado” como Jaua y éste tuvo un amplio apoyo político, proselitista y publicitario. De todas maneras, con Miranda y dos estados más, a la derecha no le alcanza para levantar cabeza. Capriles no tiene asegurada su candidatura, si es que hay votación otra vez por la enfermedad del presidente. Esta fue la elección número 17 desde diciembre de 1998 y Chávez sólo perdió una, en 2007 en el plebiscito por la reforma constitucional. Ha sido el triunfo número 16 del presidente, mucho más fácil y por margen más amplio que su cuarta victoria, muy complicada y no definitiva, contra el cáncer.
 
 
 
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