Las torturas de la CIA y los “paladines de los derechos humanos”

14/12/2014
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Hace unos pocos días trascendió la noticia de una desclasificación. Se trataba de un documento sobre las torturas producidas por la CIA a los detenidos tras el atentado de las torres gemelas, en Nueva York. Que los detenidos habían sido torturados ya se sabía; lo que ha horrorizado y sorprendido a la opinión pública y mundial es el carácter de las torturas que, al parecer, fueron brutales.
 
Tratándose de la Central de Intelligence Agency que, para derrocar gobiernos legalmente constituidos, siempre ha utilizado el sabotaje, la persecución, el secuestro, la extorsión, el asesinato y la tortura más cruel —la práctica del terrorismo más salvaje, en definitiva—, a nadie debería sorprenderle tan repugnante noticia. ¿No es eso lo que han hecho siempre? ¿Saben caso hacer otra cosa?
 
Por otra parte —esto tampoco debería sorprender a nadie—, ha trascendido también que los responsables, cuyos nombres y apellidos de sobra se conocen, no serán juzgados.
 
Los responsables directos de las citadas torturas son los gobiernos de los Estados Unidos —el actual con un premio Nobel de la Paz a la cabeza—. Con la administración de Bush comenzaron las citadas detenciones y torturas;  con la de Obama se siguió torturando y, a pesar de prometer cerrar los centros de tortura de la base naval de Guantánamo en su primera campaña electoral, cuando solo le falta un año para concluir su segundo mandato aún no ha cumplido la promesa.
 
Pero conviene recordar que para que aquellas torturas fueran llevadas a cabo, los torturadores debieron contar con la complicidad de ciertos gobiernos y personas que ahora, cuando ha trascendido la noticia, han guardado un silencio tan hipócrita como sospechoso.
 
Sabemos que algunos gobiernos europeos albergaron en su territorio cárceles secretas de la CIA, donde se torturó a no pocos presos. Sabemos que otros gobernantes, europeos también, permitieron la ilegal utilización de sus aeropuertos en los vuelos secretos de la CIA para trasladar a los detenidos hacia centros de tortura, incluido al de Guantánamo. Curiosamente, cuando la complicidad de los mandatarios europeos quedó al descubierto, éstos la negaron con rotundidad. Pero Colin Powell, quien fuera secretario de Estado estadounidense por aquel entonces, arremetió desenmascarando a los mandatarios europeos: “Lo que son es unos fariseos, porque allí todo el mundo sabía que eso estaba pasando”.
 
Según investigaciones de la propia ONU, en 68 de los 1.245 vuelos ilegales realizados por la agencia norteamericana, éstos utilizaron diez aeropuertos del Estado español, durante los mandatos de los presidentes José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, ambos, cómo no, autoerigidos a la categoría de “paladines de los derechos humanos”, a pesar de que en su propio país y bajo sus nefastos mandatos también se cometieron torturas en las dependencias policiales.
 
En 2005, Cuba presentó una propuesta para que la ONU investigara acerca de las condiciones en que se hallaban los presos recluidos en la ilegal base naval estadounidense de Guantánamo. El resultado fue sin duda elocuente. Algunos países de la Unión Europea se abstuvieron, otros votaron en contra; ninguno a favor de que se llevara a cabo la investigación. ¡Qué extraña paradoja! ¡Cuánta hipocresía y cuanto cinismo! Mientras con una mano torturan o facilitan las torturas, con la otra enarbolan la bandera de los derechos humanos.
 
 
Foto: Telesur
 
 
https://www.alainet.org/pt/node/166146?language=es
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