España: El cambio no llega a Andalucía
- Análisis
Antes en Andalucía el tercer partido era de izquierdas, ahora no es ni de derechas ni de izquierdas.
Imaginad el miedo de los poderosos.
Pascual Serrano en Twitter
Buen resultado para el PSOE que gana las elecciones, malo para el PP que se deja un tercio de los votos, menos del esperado para Podemos e irrupción de Ciudadanos (C’s); este es el balance tuitero que podríamos hacer de las elecciones en Andalucía, las primeras en un año electoral en el Estado Español a las que seguirán elecciones municipales el 24 de mayo, catalanas el 27 de septiembre y generales entre noviembre y diciembre. Elecciones que mantienen como Presidenta a Susana Díaz, la persona en el PSOE con más proyección por encima de su secretario general Pedro Sánchez.
Si la crisis de régimen se venía midiendo en España por la crisis del PSOE, parece que las grietas no son tan profundas pues el PSOE asegura los 47 diputados/as logrados en 2012, a solo 8 escaños de la mayoría absoluta de 55, y prácticamente mantiene también el millón y medio de votos obtenido en 2012. Por su parte, el Partido Popular pasa de 50 a 33 escaños, en un claro castigo debido a la combinación de los escándalos de corrupción (que sin embargo no afectan al PSOE responsable del caso ERE) sumados a la crisis económica que asola el Estado Español y que en Andalucía se traduce en una tasa de desempleo del 34%.
El gran vencedor de la noche es Ciudadanos, que se acerca al 10% de los votos y obtiene 9 escaños. Un actor desconocido hasta ahora pero en el que las elites políticas y económicas han encontrado el dispositivo perfecto para canalizar la indignación de derecha, el “cambio conservador”. C´s recoge el voto de las clases medias, urbanas y de tendencia liberal desencantadas con el PP.
El ascenso de Ciudadanos nos obliga a relativizar la crisis de régimen y leer la emergencia de esta formación política como una revolución pasiva, o revolución-restauración, en la que se recogen demandas desde abajo integrándolas en una nueva política que cambia algunas cosas para que nada cambie. A pocos meses de las elecciones generales en España y después de la peor crisis económica de su historia, la suma de los partidos del régimen, en este caso en forma de tripartidismo (PP+PSOE+C’s), se sitúa por encima del 71% de los votos en un territorio históricamente progresista con fuerte presencia social del movimiento obrero y del campesinado. Incluso PP y PSOE suman más votos hoy que en las elecciones europeas de hace menos de un año donde no alcanzaron ni siquiera el 61% de los votos.
La sensación agridulce de la jornada electoral en Andalucía la deja Podemos. El movimiento político convertido en maquina electoral obtiene 15 escaños y no llega al 15% de los votos a pocos meses de unas elecciones generales en que este resultado le va a poner difícil presentarse como alternativa de gobierno. Ni siquiera han logrado movilizar la abstención de manera considerable, que se reduce menos de 3 puntos y sigue superando el 36%. Los motivos son diversos pero sobre todo porque si bien no se le puede negar a Podemos el mérito de haber construido un nuevo escenario/tablero de juego, la entrada de nuevas fichas permite también un reacomodo de los anteriores jugadores y la entrada de nuevos que canalizan el descontento de sectores de la sociedad que a pesar del desencanto con el PP y PSOE, no se sienten cómodos votando a Podemos. El otro motivo fundamental es que un magnifico ejercicio de comunicación política no sirve ante la implementación territorial de los partidos tradicionales, ni en Andalucía ni mucho menos en las generales.
Podemos crece además a costa de una Izquierda Unida que se queda con el 7% de los votos y 5 escaños. La suma de Podemos e IU otorga 20 escaños en un parlamento de 109 con los que parece difícil que se pueda tomar el cielo por asalto, y mucho menos el gobierno del Estado Español. Si bien es cierto que los resultados en Andalucía no se pueden extrapolar al conjunto de España, también es cierto que es la mayor región electoral del país y que el bipartidismo, convertido en régimen tripartidista, acaba de obtener 89 de 109 escaños en contra de cualquier cambio que no venga de sus propias filas.
Es claro que son Mariano Rajoy y el Partido Popular los principales perdedores de la jornada electoral en Andalucía, pero quien gana no es Podemos ni las fuerzas que apuestan por el cambio, si no el régimen personificado en el PSOE que podrá gobernar cómodamente en minoría llegando a acuerdos puntuales con otros actores como C’s. Quedan pocos meses para las elecciones generales, pero probablemente es a Podemos a quien más largo se le va a hacer este año electoral que podría terminar incluso en enero 2016 y donde Ciudadanos podría convertirse en la tercera fuerza y partido bisagra para seguir manteniendo (y por lo tanto fortaleciendo) un régimen que no se tambalea tanto como algunos quisieran. Siempre es difícil hacer política ficción pero en estos momentos no sería descartable un gobierno del PSOE encabezado por Susana Díaz como Presidenta y con el apoyo externo de Ciudadanos.
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