Presidente Maduro: Debemos construir la Sociedad Socialista y sus enormes desafíos más allá de las consignas

31/07/2015
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Maduro Maduro
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No son pocas las veces en las cuales el Comandante de nuestra Revolución (con mayúsculas) nos recordó con angustia que construir una sociedad socialista es mucho más difícil que llevar un hombre a la luna. A fin de cuentas ya pareciera que lo hemos hecho. La enorme distancia que hay entre el hombre de los primeros años del primer milenio  y el hombre de nuestros días referido al ámbito de la ciencia es asombrosa. No obstante, para vergüenza de la humanidad, no hay mucha diferencia entre Atila y Pinochet entre Calígula y Obama o entre José Antonio Primo de Rivera y Capriles Radonski

 

Es evidente que la humanidad ha sido incapaz de superar los instintos más salvajes. El saldo –excepción hecha de contados héroes- es penoso. La razón es complicadamente simple. El “paraíso perdido” exige mucho más que las relativamente accesibles transformaciones en las relaciones de producción, distribución y consumo de bienes necesarios para la vida. El mundo arcaico y nuevo (créanme que no es un oxímoron fruto de un desliz) exige mucho más que esas transformaciones materiales; el mundo nuevo exige un hombre y una mujer nuevos, “No se puede conservar vino nuevo en odres viejos” nos decía Jesús nuestro primer camarada, y eso… eso… es tan radicalmente difícil que tenemos milenios en la búsqueda de ese hombre feliz en libertad.

 

En la búsqueda del socialismo perdido, unas veces nos ha fallado el hombre y en otras nos ha fallado el método. A partir de la contribución magnífica del “divino chivuo”, ese judío maravilloso que en vida llevó el nombre de Karl Marx, el método está clarificado, resuelto y científicamente saldado. Sin embargo, no hemos podido. ¿Qué falta?, ¿Qué nos falta?

 

Veamos:

 

Nuestra (porque todos debemos sentirla de todos nosotros los proletarios) Rosa de Luxemburgo, equiparaba este complicadísimo y simple desafío con una locomotora. Y las locomotoras –al menos en tiempos de nuestra Rosa- debían deslizarse sobre dos rieles. Si uno de los rieles no está, la locomotora se descarrila. Un riel era esa infraestructura sobre las que discurren las relaciones de producción, distribución y consumo de los bienes necesarios para la vida. Es evidente que sin un cambio en esas relaciones jamás podremos alcanzar el socialismo. Esas relaciones producen y reproducen los condicionantes subjetivos o, lo que es lo mismo, la percepción que de ellas tenemos. Pero el otro riel –acaso el más difícil y complejo- tiene que ver con el hombre y la mujer que han de encarnar esos cambios.

 

Frente a ese enorme dilema estamos hoy en la Venezuela revolucionaria. ¿Cómo construir la Venezuela comunal, la Venezuela socialista, si quienes deben encarnar ese complicadísimo y simple desafío están heridos en el alma por los valores del hombre viejo. ¡He ahí el dilema! ¿Cómo reunirnos para entre-ayudarnos y no para entre-explotarnos o entre-agredirnos como nos está ocurriendo como consecuencia de la guerra económica?

 

En alguna oportunidad, el gran timonel de la revolución China, Mao Tse Tung, ya en el ocaso de su fecundísima vida, respondía a una pregunta de un periodista francés, acerca de lo que para su magnífica vida de luchador revolucionario habría sido lo “definitivamente más difícil y complejo para construir el socialismo”. El camarada Mao no lo dudó. No evocó ni invocó los duros desafíos de la Gran Marcha (¡Y mira tú que fueron heroicos y muchos!), sino que afirmó, exultante y resoluto, “el corazoncito burgués que todos llevamos dentro”

 

¡Cuánta verdad en la afirmación del Gran Timonel!, ese fue su gran desafío, ese es el desafío, ese es nuestro gran desafío. Si no somos capaces de vencer al burgués que todos llevamos dentro; si no somos capaces de ofrecernos al morimiento de lo viejo y a los dolores de parto de lo nuevo; si cada uno de nosotros no vence  en esa inmensa batalla…”en vano de afanarán los albañiles en construir la casa sobre arena”. ¡Un mundo nuevo, encarnado en hombres nuevos, eso es Socialismo!

 

Presidente Maduro, he ahí la inaplazable tarea si queremos preservar y profundizar el legado del sacrificio del Comandante Chávez. ¡A dos manos y sin dilación, sin prisas pero sin pausa, a trabajar sin la menor concesión al capitalismo en  ambos rieles y todo desde la teoría y el ejemplo.

https://www.alainet.org/pt/node/171468
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