En la senda revolucionaria…Entrevista con Oscar Orellana
- Opinión
SAN SALVADOR, 20 de julio de 2015 (SIEP) “En 1974 un grupo de compañeros que habían estudiado conmigo en la Unión Soviética y que daban clases en Santa Ana me ofrecieron conseguirme empleo allá con ellos y acepté…” nos comparte el militante revolucionario salvadoreño Oscar Orellana.
Agrega que “el entonces director del Centro Universitario de Occidente, Ing. Francisco Orantes Lemus, aceptó mi incorporación como docente. El CUO tenía poco de existir y se estaba ampliando, aumentaba la población estudiantil por lo que me incorpore al Departamento de Ciencias Jurídicas, dirigido por el Dr. Héctor M. Calderón Grande, por cierto hermano de la Dra. Anita Calderón Vda. De Buitrago, que fue magistrada de la CSJ.”
Añade que “Calderón Grande era un hombre de izquierda, originario de Chalchuapa y cercano al PCS, gozaba de gran influencia y era muy apreciado por los estudiantes. En el departamento también trabajaba el Lic. David Orellana Calles, militante del Partido. Me acuerdo también del Profesor Rolando Abarca, originario de San Sebastián en San Vicente.”
“Para esos años estudiaba derecho el camarada Orlando Guerrero Chamul, “El Choco” militante comunista y dirigente de ANDES que fue asesinado –lo ametrallan- a finales de 1980 por los escuadrones de la muerte. También ya estudiaba ahí el Cacho y era dirigente estudiantil. Ese mismo año de 1980 fue también secuestrado y asesinado el Dr. Calderón Grande, su cadáver fue encontrado en El Playón en la lava del volcán de San Salvador.”
El director Orantes Lemus, no obstante que era una persona democrática, fue designado por el entonces CAPUES (Consejo de Administración Provisional de la UES) para reiniciar las clases y le correspondió organizar el cuerpo docente. El CAPUES pretendía evitar el resurgimiento del movimiento estudiantil vinculado a la izquierda y como medida preventiva se inventaron el realizar un examen de admisión. En el pasado, antes de la intervención del 19 de julio de 1972, había existido una política de puertas abiertas, de ingreso masivo estudiantil.
Otra medida que impuso el CAPUES fue la obligación docente de pasar lista al inicio de clase, pensando que con esto se iba a evitar las actividades del movimiento estudiantil, los que lo dirigían al no asistir a un porcentaje determinado de clases, serían expulsados de la Universidad.
Mi carga académica consistía de tres materias: Introducción al estudio del derecho, teoría general del estado y sociología. En estas tres materias siempre trataba de relacionarlas con la realidad del país así como desde el primer momento establecí mi rechazo a pasar lista. Lo discutimos con mis estudiantes y acordamos que yo no iba a pasar lista pero ellos se comprometían a asistir a todas mis clases. Y así fue y así iba ganado espacio y reconocimiento entre los estudiantes. Tanto así que en junio de ese año 1974 el presidente de la Asociación de Estudiantes de Derecho, un estudiante de apellido Linares, vinculado al PCN, me entregó un diploma de reconocimiento por mi labor docente.
La invención del CULO
El siguiente año, en 1975, se acercaban las Fiestas Julias, las fiestas patronales de Santa Ana. En junio los estudiantes deciden organizar un Desfile y me lo comentaron algunos compañeros estudiantes que militaban en la Juventud Comunista. Y decidimos realizar una reunión para planificar la actividad. En la reunión les propongo hacer algo distinto, diferente. Les propongo una actividad política pero a la vez chistosa, con humor político.
Y es que durante mi exilio en Guatemala de cuatro meses había podido familiarizarme con los preparativos que realizan los estudiantes de la USAG, la Asociación de estudiantes Universitarios, AEU, en lo que se llama la Huelga del Viernes de Dolores, les propongo que podemos hacer sociodramas y una gran changoneta…y además sacar boletines ridiculizando al gobierno militar.
Y les pregunto: ¿creen que podemos hacerlo? Y responden entusiasmados que sí. Y entonces me comunicó con un profesor de matemáticas, con Rolando Abarca para convocar a una reunión de docentes, claro clandestina, para compartir esta información y colaborar con el movimiento estudiantil. Ambos grupos estábamos compartimentados por razones de seguridad.
Y todo este esfuerzo estudiantil-docente pasa ser dirigido por el clandestino Comité Ultrasecreto Legalmente Organizado, con las emblemáticas y provocadoras siglas de CULO. El CULO asume la elaboración de bandos, el diseño estratégico, la creación de planes, expectativas, etc. Las cuartillas sacadas creaban expectativa. Empezaron a surgir como por arte de magia en las ramas de los arboles, en las paredes, en las aulas, en los baños, rótulos con mensajes misteriosos: ¿sabes tú que es el CULO? El CULO te ama, el CULO es tu amigo, el CULO estuvo aquí, busca al CULO, cuidado con el CULO, etc.
Y causaba conmoción, intrigaba. Y era algo chistoso, humorístico, con doble sentido, a veces soez. Llegó el momento en que sacamos el Bando Numero 1, que iniciaba así: “Ayayayay, mamayitas lindas, culitos de avispa, que solo con dones…andan.” La publicación generó una gran algarabía. La Sociedad de Estudiantes elevó su prestigio y capacidad de convocatoria. Logramos sacar tres Bandos del CULO.
El último Bando decidimos repartirlo en el centro de Santa Ana y organizamos una brigada de estudiantes para su distribución en comercios y a la gente en general. La recepción popular fue positiva pero a la vez puso en alerta a las autoridades, algo estaba pasando en el CUO. Y mientras tanto la jornada de fiestas julias se iba acercando, se celebra del 24 al 26 de julio.
Programamos el Desfile Bufo para el 25 de julio y había una gran expectativa, mucho entusiasmo estudiantil para participar. Era la primera vez que se realizaba y se crearon brigadas para la respectiva carroza y los llamativos disfraces. El viernes 24 por la noche se quedo mucha gente trabajando en estos proyectos. Por la madrugada se escucharon ruidos y era la Guardia Nacional que rompió los candados del portón e irrumpió el campus violando la autonomía universitaria. Llegaron atropellada y salvajemente, destrozando mobiliario, y golpearon y capturaron a los estudiantes que fueron sorprendidos dormidos.
Salí a las 6 de la mañana rumbo a Santa Ana, ya que seguía viviendo en San Salvador. Al llegar a la Terminal tome el bus para el CUO, que queda en la zona del estadio Oscar Quiteño. Iban otros estudiantes en la misma dirección, al llegar a la Col. San Luís nos sorprendió que hubiera retenes policiales cerrándonos el paso, ya que no sabíamos de la intervención militar al centro universitario. Nos bajamos y caminamos.
Al llegar los guardias ya se habían retirado y se observaba el destrozo que habían realizado. Fueron llegando más estudiantes y convocamos a una reunión de emergencia y decidimos responder, salir el próximo lunes 27 en manifestación de protesta por la violación al campus universitario. Asimismo una delegación se fue hacia San Salvador para informar al Movimiento Estudiantil de lo sucedido. Y salimos el lunes, docentes y estudiantes, a protestar por la intervención militar en el CUO. Y asimismo participamos en la Marcha programada en San Salvador para el 30 de julio, que se convirtió en masacre estudiantil.
El 30 de julio la marcha se organizaba por bloques de facultades y se decidió ubicarnos al final. Esto hizo que cuando llegamos a la Policlínica empezó la disparazón. Nos encontrábamos lejos y desde ahí pudimos observar como los guardias disparaban hacia los estudiantes y la gente corriendo, buscando refugio. Y luego se desencadenó la condena popular contra la dictadura militar con marchas aquí en San Salvador y allá en Santa Ana…
Semana de Reestructuración del CUO
Otro acontecimiento relevante de ese periodo que pase en Santa Ana fue la organización de la Semana de Reestructuración del CUO. Duro tres día y consistió en un Seminario, que me eligieron para presidirlo. Prepare una ponencia sobre Las experiencias de instituciones regionales universitarias en Sur América. La idea básica giraba sobre la necesidad de cubrir las carreras, aumentar la capacitación docente y administrativa con el fin de responder a las necesidades de la población estudiantil. Tomo como modelo la experiencia de la Universidad del Valle de Chile. La actividad de este seminario fue muy exitosa.
En la dirección del CUO
Posteriormente en 1978 el Centro se quedó sin director. Y se eligió una comisión integrada por dos representantes de los sectores estudiantil, docente y de trabajadores para garantizar la continuidad de las labores académicas y administrativas. El sector docente me elige como uno de sus representantes. En esta comisión me proponen asumir a dirección del Centro y acepto el reto. El cargo era interino y ad honorem. Tanto así que decidí no utilizar ni la oficina ni el escritorio del Director. Y despachaba los asuntos administrativos desde mi mesa de docente. Me trían y llevaban papeles. Luego se eligió una directora permanente.
Meses después el Departamento de Derecho se quedo sin jefatura y los estudiantes me propusieron para el cargo. Pero la directora, que simpatizaba con las FPL me veía con recelo ya que a esa altura era muy conocida mi militancia en el PCS y se negaba a nombrarme, lo que condujo a que los estudiantes realizaran una toma del CUO para exigir mi nombramiento. Pero medite que lo más razonable era pedirles a los estudiantes que desistieran de la acción. A regañadientes accedieron a mi petición.
La causa de esta solicitud a los estudiantes radicaba en que había venido meditando que a situación política se estaba caldeando y lo más adecuado era incorporarme de manera directa a la lucha revolucionaria. O sea pensaba dejar la Universidad y dedicarme a tiempo completo a la lucha política revolucionaria. En marzo de 1980 puse mi renuncié como docente del CUO.
Me reincorporo al trabajo revolucionario a tiempo completo
Y en San Salvador busque a Schafik ( Handal) para comunicarle esta decisión. Me dijo con mucha alegría: venite, aquí te vamos a ayudar. Y dicho y hecho. Y es que en realidad el trabajo revolucionario partidario no lo había abandonado, aunque lo realizaba en San Salvador. Había sido secretario general de la Juventud Comunista y seguía perteneciendo a su Comité Ejecutivo. El Comité Ejecutivo lo integraban 7 personas, luego estaba el Comité Central, de 20 compañeros y luego las células, tanto de calle como de empresa. La JCS trabajaba por medio de frentes abiertos en diversos sectores juveniles.
A nivel estudiantil universitario estaba el Frente de Acción Universitaria, el FAU. Luego de la intervención militar a la UES en julio de 1972 las organizaciones universitarias de izquierda desaparecen y le corresponde a la JCS reorganizar el Movimiento Estudiantil, exigiendo la apertura de la UES, realizando reuniones en los pueblos para informar a los estudiantes sobre las gestiones de reapertura, realizando asambleas estudiantiles fuera del campus, tornes deportivos, etc.
El FAU estaba integrado entre otros por Rolando Gutiérrez (El Menfis), Antonio Cabrera, Manuel Franco, Carlos Ruiz, Norma Guevara, Chele Guillen, Cecilia Vega, Evelio Ruano, Gladis Méndez, Melcocha, Roberto Ceballos, Dagoberto Gutiérrez, que era a la vez el presidente del Comité Estudiantil Provisional, el CEP, que era como presidente de AGEUS. Fuimos los comunistas los que sacamos la cara públicamente para que se reabriera la UES, es un merito histórico. Y ya con la UES abierta, ganamos en 1974 la AGEUS como FAU y Manuel Franco asumió la presidencia de esa prestigiosa organización. Y en ese año se fue reconstruyendo el movimiento estudiantil universitario.
Asimismo como JCS contábamos con la Asociación de Estudiantes de Secundaria, AES. Ahí estuvieron Lito Aguiñada, Jorge Schafik Handal, Tito Bazan, Amílcar Estrada, Rafael Aquino, Jorge Montalvo, Vladimira, Dinora Aguiñada, Benito Lara así como compañeros que cayeron como Jorge “Candelita” Molina. Y también teníamos trabajo con el sector artístico y con el sector religioso. Teníamos un valioso contingente en el Bachillerato en Artes, de donde surgió el grupo de teatro Sol del Río 32 y la Banda Tepeuani. En la Juventud de la Iglesia Anglicana, estaba el Chino Edgar Nuñez, Napito Rodríguez, Ramón Portillo, y luego hubo trabajo en la juventud de la Primera Iglesia Bautista con Guillermo Castro, etc.
Como JCS fuimos los encargados de administrar el envío de jóvenes a estudiar a los países socialistas. Y enfrentamos ya entonces fenómenos de deserción, de personas que se enfermaban, etc. Propuse la creación en 1974 de una comisión que le diera seguimiento a esta situación y el Partido lo aceptó. Hable con el Dr. Reginaldo Hernández, que había estudiado medicina en la URSS, y formamos el Comité de Selección, al que incorporamos al Dr. Alfredo Castro Quezada, que había sido del Partido y luego se fue con las FPL. Dábamos clases de idioma ruso y preparábamos a los jóvenes para el viaje. Enviamos varias tandas.
Durante las jornadas de febrero de 1977 como JCS desempeñamos un rol destacado. Tanto durante la campaña electoral llevando como candidato al Coronel Ernesto Claramount Roseville como durante la toma de la Plaza Libertad, fuimos la columna vertebral de esa toma. Me acuerdo de la participación de Carlos Jacobo Handal de Usulután, que era del Ejecutivo de la JC. El 20 de febrero de 1977 durante las elecciones presidenciales la dictadura militar decide evitar la votación para así prevenir la victoria popular, y en protesta la Unión Nacional Opositora (UNO) convoca a un mitin el lunes 21 en la Plaza Libertad.
Y se toma la decisión de quedarnos en la plaza. Y realizamos una convocatoria para el acompañamiento popular, la plaza rebasaba de gente, y la Plaza Libertad se convirtió en una tribuna de denuncia permanente, las 24 horas y poco apoco se fue ampliando el radio de presencia popular, tomándonos más cuadras hacia el poniente, hacia Catedral. Era una concentración popular gigantesca, nos reuníamos, nos turnábamos para llegar, se crearon grupos de autodefensa con pistolitas, encargados de registrar a los que ingresaban a la concentración, de detectar “orejas” etc. El gobierno se encontraba debilitado por el fraude abierto cometido.
Evaluábamos en el Comité Ejecutivo de la JC la necesidad de elevar la lucha a más altos niveles. Surge la idea de paralizar el transporte público urbano, buscar que los buses dejaran de circular, profundizar la crisis y que el gobierno asumiera el costo. Nos reunimos y organizamos diversas brigadas de jóvenes de la JCS para paralizar el transporte. Definimos fecha, hora y lugares. Al siguiente día al revisar vimos que no se había hecho anda, no había pasado nada, por diversas razones. Nos preocupaba que si no elevábamos las acciones de las masas el gobierno terminaría fortaleciéndose y nosotros debilitándonos.
Impulsivamente llegamos a la conclusión que la tarea de paralizar el transporte debía de realizarse aunque fuéramos nosotros como CE los que la asumiéramos. Y hubo acuerdo y cada quien asumió la realización de una acción. Me correspondió la tarea de parar los buses de la ruta 5, que recorre el sur poniente de la capital, pasa por la Col. Málaga y llega a la Col. Monserrate. También iba del Ejecutivo, el compañero Fernando, que luego cayó combatiendo en Guazapa. Nos apostamos –éramos cinco- en la cuesta de la Col. IVU, dos iban a realizar la acción, uno iba a dar seguridad (con pistola) a los que hicieran la acción, y otros dos iban a estar vigilando.
Al pasar el primer bus, le hacemos parada y se detiene, viene lleno de gente, y los compañeros encienden la botella de los cocteles molotov a la lanzan a la parte delantera y empiezan a salir llamaradas, y la gente empieza a abandonar la unidad. Me corresponde la vigilancia al ver a mi derecha veo a un radio patrulla de la Policía Nacional, se pone enfrente del bus, yo no me muevo ni la policía tampoco, y luego de la acción nos retiramos organizadamente siguiendo el plan, ante la presencia sorprendida pero pasiva de los policías.
Regresamos al parque Libertad contentos del éxito de la acción pero cuando informamos de esta a la dirección del Partido recibimos una reprimenda, nos regañan. Argumentan que el Comité Ejecutivo forma parte de la dirección estratégica de la lucha revolucionaria y no puede ser expuesta de manera total en ese tipo de acciones. Al final celebraron la acción pero nos llamaron a tomar otro tipo de medidas para resolver esa clase de situaciones.
Nos turnábamos cada 24 horas como dirección de la JC para quedarnos en la plaza Libertad. Me correspondió el turno del sábado 26 en la noche para el domingo 27. Me sustituyó Carlos Ruiz, El Diablito, que estuvo para la toma militar del parque. A nivel de PCS, Américo Araujo sustituyó en el turno a Dagoberto Sosa.
El VII Congreso del PCS (marzo de 1979)
En esa época la acumulación de fuerzas sociales opuestas a la dictadura militar iba en aumento y esta reaccionaba reprimiendo con saña aun crecido y combativo movimiento popular. A nivel represivo, se pasó del secuestro y asesinato de dirigentes populares a la realización de masacres como las de La Cayetana y Tres Calles. Toda esa lucha popular alimentaba nuestras filas partidarias. Como Partido habíamos acumulado una amplia experiencia en la lucha política electoral y aunque logramos por esta vía arrinconar a la dictadura, esta logro manejar la situación, controlarla. Necesitábamos un cambio de rumbo…
Y es en este espíritu que se organiza el VII Congreso del Partido. Con una gran alegría organizamos ese congreso, había pasado tiempo del último congreso en 1970 y habían surgido nuevos cuadros, y había la convicción de la necesidad de enfrentar a la dictadura de manera directa, armada. Presenciábamos el crecimiento de las organizaciones revolucionarias hermanas, que iban ganando adeptos a la vez que nos atacaban con saña. Como partido habíamos madurado mucho en el trabajo de masas pero éramos débiles en el terreno de la organización militar, y necesitábamos crecer en esta área.
Me acuerdo de Sonia Aguiñada, que había estado en la JC y luego se pasó a otra organización, que una vez me vio en la calle y vi que comentó con sus acompañantes mi presencia. Ellos nos llamaban revisionistas y nosotros a ellos ultraizquierdistas. Era un debate ideológico muy intenso, que llegaba fácilmente a lo personal.
A propuesta de Schafik estuve en la comisión organizadora del VII Congreso, representando a la JC. No obstante esto, fui de los últimos que ingresaron al local clandestino donde se desarrolló el evento. Algunos habían ingresado hasta con tres días de anticipación. Cuando ingreso al local me llevo una gran sorpresa porque veo sentado en el suelo a alguien que me parece conocido, él siente mi mirada y se pone de pie.
Lo reconozco, era mi tío Carlos García, hermano de mi mamá, originario de Nejapa, de oficio barbero. Me reconoce y me dice: Hola hijo. Recordamos las pláticas políticas que sosteníamos cuando lo visitaba en Nejapa. Posteriormente, en 1980 lo mataron, fue capturado y torturado por la Guardia Nacional y lo tiraron a unos cañaverales.
En el congreso estalló el debate esperado sobre la lucha armada. Se hablo acerca del papel jugado por la Comisión Militar, a cual era ultra secreta. Aunque sabía que algunos participaban, siendo de dirección de la JC nunca tuve acceso. Era un trabajo militar muy aislado. Si toda la militancia hubiésemos sido preparados militarmente antes de febrero de 1977 la maduración del factor subjetivo hubiera sido antes…En el congreso, aunque hubieron matices, mayoritariamente se aprobó la opción de la lucha armada. Y se aprobó disolver la JC e integrarla al PC.
Pero aunque en la dirección tanto del PC como de la JC había claridad sobre la necesidad de impulsar la lucha armada, el cómo era el problema. En mi caso nunca había disparado un arma. ¿Qué psicología de guerra podía tener? Ninguna. Y se necesitaba para impulsar la lucha armada desarrollar una psicología de guerra, era un factor imprescindible. Esto era una gran debilidad. Como sabes el Partido era clandestino pero la Comisión Militar del PC era super clandestina, el misterio de los misterios.
Me acuerdo que por esos días, en una reunión escuche hablar de una tal “pata de conejo” y me queda con la curiosidad de saber a qué se referían. Al final el misterio me fue develado por un compañero, hablaban de un fusil sin cacha.
En el VII Congreso pase a integrar la dirección del PC, me eligen como miembro de su Comité Central. Y luego Schafik me propuso para integrar la comisión política. Y lo impactante, lo significativo es que ya siendo miembro de la Comisión Política no tenía ni indicios de la tal Comisión Militar por la rigurosa compartimentación existente.
Ya en la CP se me delega la tarea de atender el trabajo político con los sectores profesionales, específicamente con la conducción del MIPTES, esfuerzo que realizo durante el año 1980. Para la Ofensiva general de enero de 1981 me encuentro en una casa de seguridad junto con José Luis Merino, Ramiro. Luego de esta jornada militar realizamos un balance como Dirección del PC con los que nos habíamos quedado, porque los otros se habían ido para Nicaragua. Al evaluar, una de las tareas para la JC fue la responsabilidad de tomarnos la carretera de San Marcos y había condiciones para esto, pero no se hizo. No sabíamos que había fallado.
Dos días después de esta reunión de evaluación, conducía rumbo al sur de San Salvador por la Avenida Cuscatlán y al pasar por lo que fue la FUSS, al llegar a la siguiente esquina, salen dos jóvenes, con pistola y una sospechosa bolsa y se colocan al centro de la calle y me paran. Me detengo y abordan mi automóvil. Me dicen: tranquilízate, vamos hacia San marcos, conducí. Los veo nerviosos.
Al pasar por la plaza del Trovador divisamos a un radiopatrulla. Me dicen: dejalo, pasar y no te pongás nervioso! Al llegar a San Marcos se bajan no sin antes apuntar mi placa y amenazarme con guardar silencio. No me cabe ninguna duda que se trata de la escuadra de la JC asignada para esa tarea y que les había agarrado la tarde. Imagínate, por esos lances de la vida mis propios compañeros de la JC me habían secuestrado.
Recuerdo de esa época una conversación que tuve con mi papá, fue el 24 de marzo de 1980. El me llegó a visitar porque quizás presentía que se me venían duras pruebas. Sobre mi militancia en el PCS me dijo: mirá hijo, yo sé lo que es esto, yo anduve con Miguel Mármol en 1932 allá en Soyapango y nunca te lo había contado, por eso se en lo que andas metido…Mi papá había sido un víctima de la represión martinista, lo vivió, era por eso que durante los periodos electorales mi papá siempre simpatizaba con la oposición al régimen. Mi papá murió en noviembre de ese año…
A mediados de 1981 me mandan a llamar de Managua…me convocan a una reunión de la dirección del Partido para tocar un tema delicado en el que querían escuchar mi opinión. Llego y se trataba de que algunos miembros de la CP planteaban la necesidad de regresar al país, a lo que Schafik se oponía por razones de seguridad. Schafik sostenía que por razones estratégicas no era adecuado regresar en esos momentos ya que la dirección debía conservarse.
Mencionaba la experiencia de Guatemala en la que al PGT le aniquilaron a su dirección en dos ocasiones y pasaron muchos años para recuperar la experiencia acumulada, la cual tenía como dirección tenía que conservarse y garantizarse para la conducción de la guerra que cada vez adquiría mayor complejidad. Para mí eso no era un problema vital porque yo vivía en San Salvador, pero di mi opinión en apoyo al razonamiento de Schafik.
Cuando estaba en Managua en agosto de 1981 apareció la Declaración Franco-Mexicana y esto provocó el aparecimiento de una situación en la que se nos abrían muchas posibilidades de realizar trabajo político internacional tanto de solidaridad como diplomático. A la lucha política-militar del FMLN se agregaba un nuevo componente, el diplomático.
En una reunión en Managua de la Comandancia General del FMLN se decide enviar representantes a diversos países para impulsar las relaciones internacionales. Entre estos países se encontraban los países socialistas. Y se decide sacarme de El Salvador y enviarme a cumplir esta responsabilidad a partir de enero de 1982. Estaría basado en Moscú. Regreso a la URSS, esta es una historia que te la cuento en otra ocasión…
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