Los sindicatos blancos o fantasmas son mayoría

29/01/2016
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Que el sindicalismo blanco, el de los sindicatos fantasmas, ganó mucho terreno en el país en los 33 años del macro modelo económico vigente en México y la aldea global, el del capitalismo salvaje más conocido e impopular como neoliberalismo, es un fenómeno conocido pero resulta ilustrativo el análisis que realizó Carlos de Buen Unna, auspiciado por la fundación socialdemócrata alemana Friedrich Ebert, en el que muestra que ya es mayoritario.

 

Si los sindicatos fantasmas constituyen mayoría entre los trabajadores manuales e intelectuales organizados, ello explica parte de las características del mundo laboral, centralmente que forman mayoría los asalariados que perciben entre uno y tres salarios mínimos, lo que convirtió a México en un polo muy atractivo para los inversionistas por la mano de obra muy barata (desplazó a China donde el salario manufacturo es superior) e incluso esclava, no otra cosa es el trabajo no remunerado y los trabajadores propineros que no perciben salario y se cuentan por millones.

 

Asentado en su cuna regiomontana hace ocho décadas, el sindicalismo blanco abunda entre los trabajadores de grandes cadenas comerciales, restaurantes, hoteles, escuelas privadas, prestadores de servicios, panaderías, pequeños y medianos negocios y maquiladoras, entre muchos otras ramas que  tienen contratos colectivos de protección, en los que presuntos dirigentes cobran igualas mensuales a las empresas para fingir una representación y evitarles huelgas, se explica en el informe Los contratos colectivos de protección patronal en México.

 

Los contratos colectivos de trabajo funcionan como “negocios de largo plazo” a cargo de las familias de supuestos líderes que administran el registro de sindicatos fantasmas, que no conocen ni sus afiliados, pero reciben rápido la “toma de nota” de las autoridades laborales locales y federales –encabezadas por Alfonso Navarrete, el señor del reloj que cuesta cientos de miles de pesos–, y que tanto regateó en su momento el golpeador Javier Lozano al Sindicato Mexicano de Electricistas y al Sindicato Nacional de Mineros.

 

Los “negocios de largo plazo” son operados  por familias enteras que incluyen a esposas, novias, hijos y nietos de los supuestos dirigentes, recibidos como herencia paterna, para ‘‘arreglarse’’ directamente con los patrones y cobrarles sus servicios, reseña la reportera Patricia Muñoz. Incluso en tribunales se ventilan denuncias por pederastia atribuida a uno de esos pillos.

 

El informe denuncia la existencia de despachos de abogados patronales que administran sindicatos blancos, y pone nombre y apellido a los vivales que parasitan de pervertir la representación sindical con la venia de autoridades de los tres niveles de gobierno, pues la política oficial desde 1982 es la depauperación del trabajo, mientras se publicitan ruidosamente presuntos empleos de “primer mundo” que se generan.

 

Entre las “organizaciones” destacan: Sindicato Nacional de Trabajadores de la Actividad Comercial y sus Derivados con 71 contratos colectivos, en su mayoría de cadenas comerciales; Sindicato Fraternal de Obreros, Empleados de Casas Comerciales, Agentes de Ventas, Escuelas y Oficinas Particulares en el Distrito Federal, tiene 50 contratos; Sindicato de Trabajadores de la Construcción, Excavación, Similares y Conexos, con 85. Y los personajes son: Amado Becerra (392 contratos colectivos); Jorge Guillermo García Guadarrama (251); Marco Antonio Morales Yañez (268) y Rubén Romo Martínez (945 contratos colectivos).

 

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