¿Escisión en la OTAN?

22/03/2016
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La anexión de Crimea a Rusia mediante referéndum y la posterior división de facto de Ucrania en dos mitades casi simétricas y separadas por el meridiano 32 Este ( Sur y Este del país, incluida Crimea, bajo la órbita rusa mientras el Centro y Oeste de la actual Ucrania navegarán tras la estela de la UE), significó el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría EEUU-Rusia. Así, el presidente estadounidense, Barack Obama tras su reunión con el mandatario electo en Ucrania, Piotr Poroshenko como parte de su gira por Europa para asistir en Bruselas a la cumbre del G7 ( Rusia fue excluida como parte de la política asumida por Occidente ante el conflicto ucraniano), insistió en la política de su Gobierno de fortalecer su presencia militar en Europa al tiempo que anunció que solicitará al Congreso estadounidense la aprobación de un presupuesto de cerca de mil millones de dólares para tal propósito e instó a los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte a incrementar los recursos destinados al desarrollo militar además de informar de sus proyectos de colaborar en esa área con países como Ucrania, Georgia y Moldova.

 

EEUU habría enviado ya a Polonia 12 F-16 y 200 soldados de refuerzo tras la crisis ucraniana y el contingente total de sus tropas en Europa ascendería a unos 70.000 miembros lo que en la práctica significa la vulneración del Acta Fundacional NATO-Rusia de 1997 por la cual la OTAN descartaba “el estacionamiento permanente de un contingente sustancial y adicional de tropas de combate en el Este de Europa” y el retorno a la Doctrina de la Contención o Doctrina Truman cuyas bases fueron expuestas por George F. Kennan en su ensayo “Las fuentes del comportamiento soviético “ publicado en la revista Foreign Affairs en 1.947 y cuyas ideas principales se resumen en la cita “ el poder soviético es impermeable a la lógica de la razón pero muy sensible a la lógica de la fuerza”.

 

Así, tras la Cumbre de la NATO celebrada en Gales en el 2014, se acordó la continuación del Plan de preparación de la Actuación ( RAP en inglés) en respuesta a la actitud rusa en la crisis ucraniana y que se traducirá en el despliegue de “unidades de intervención rápida” ( Speardhead Force) en Polonia, Países Bálticos, Rumania y Bulgaria así como la asunción por los países miembros de la nueva doctrina ‘Smart Defense” (Defensa Inteligente), nuevo concepto operativo que implicará la cesión parcial de la soberanía de los países miembros a la coordinación de defensa con la OTAN así como el incremento de las partidas de gasto de los países europeos que sería de un exiguo 2% del PIB nacional, quedando el grueso de la financiación en manos de EEUU.(el 75% de cerca del Billón $ del total del presupuesto).

 

Brzezinski y la indolencia europea

 

Según explicaba Brzezinski en la revista National Interest en el año 2.000, “los europeos estarán más inmediatamente expuestos al riesgo en caso de que un imperialismo chauvinista anime nuevamente la política exterior rusa”, con lo que esbozó un plan que pasaría por la expansión de la OTAN hasta límites insospechados en la década de los 90 y la implementación del nuevo sistema europeo de defensa anti-misiles,( European Phased Adaptative Approach (EPAA). Dicho sistema en realidad se trata de un escudo anti-misil global en el que los misiles interceptores emplazados en plataformas móviles pueden abatir blancos en un espacio común (a base de datos transmitidos por todos los radares y sistemas de reconocimiento opto-electrónico) , con el fin maquiavélico de tras un primer ataque sorpresa de EEUU que destruiría el potencial nuclear ruso en su propio territorio, neutralizar posteriormente la réplica rusa por medio de los misiles estacionados en Polonia, siendo previsible que EEUU utilice las peticiones de Polonia como excusa para completar la quinta fase del despliegue del escudo antimisiles en Europa (Euro DAM), lo que tendría como réplica por parte rusa la instalación en Kaliningrado del “asesino del escudo antimisiles de EEUU”.

 

Dentro de este contexto, habría que situar la información de la cadena de televisión alemana ZDF en su programa nocturno ‘Frontal 21’de que “Estados Unidos planea desplegar en una base aérea del oeste de Alemania 20 nuevas bombas nucleares B61-12, cada una de las cuales tiene una potencia equivalente a 80 veces la que lanzaron en Hiroshima” añadiendo que “en 2010 el Gobierno alemán votó por no permitir que haya armas nucleares en su territorio pero la retirada no se produjo y las bombas serán reemplazadas por otras más modernas”. Por su parte, Thomas Hitschler, del Partido Socialdemócrata (SPD) informó que en los próximos años el Gobierno germano planea invertir alrededor de 112 millones de euros en el desarrollo de la base militar de Büchel y varios políticos alemanes han criticado los planes de despliegue de armas estadounidenses en suelo alemán por considerarlos una provocación contra Rusia al tiempo que la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, ya ha expresado su preocupación por la “flagrante violación de los artículos 1º y 2º del Tratado de No Proliferación” nuclear.

 

A ello, habría que adjuntar las sorprendentes declaraciones del ministro británico de Exteriores, Philip Hammond recogidas por el diario “The Telegrah” en las que afirma que “Londres podría acoger misiles nucleares estadounidenses en suelo británico en medio de las tensiones con Rusia”, lo que podría entenderse como el retorno a una carrera armamentista como la mantenida durante la Guerra Fría con la URSS ( reviviendo el proyecto Partnership entre los EE.UU y Europa para proveer al Reino Unido de misiles Polaris de julio de 1962) y que podría tener como efecto colateral una posible escisión en el seno de la OTAN.

 

Así, podríamos asistir al nacimiento de una nueva estructura militar que estaría integrada por EEUU, Canadá, Gran Bretaña, Países Bálticos, Polonia, Hungría, Bulgaria, Eslovaquia, República Checa, Rumania, España, Italia, Portugal, Malta, Chipre, Grecia y Turquía con el objetivo inequívoco de ser “bloque de contención de los ideales expansionistas de Putin” y por otro lado, al robustecimiento del Eje Berlín-París, liderado por Francia y Alemania y que tendrá gravitando en su órbita de influencia a los países de su área de influencia primigenia (Holanda, Dinamarca, Noruega, Bélgica, Luxemburgo y Austria). Dicho Eje será fruto de una tardía reafirmación de las soberanías nacionales francesa y alemana como estrategia defensiva ante la deriva del otrora “socio americano”, (reviviendo el Tratado del Elíseo entre De Gaulle y Adenauer (1.963), lo que conllevará un acercamiento político a Rusia (rememorando el viaje de De Gaulle a Moscú ,1966) y que se plasmará en la Ratificación de la Política de Buena Vecindad con la Rusia de Putin mediante la firma de acuerdos preferenciales para asegurarse el suministro de gas y petróleo rusos e incrementar los intercambios comerciales, no siendo descartable la instalación por EEUU en el Pirineo navarro de una bases de radares (Gorramendi) para escuchar los susurros del Elíseo aunque la discrepancia fundamental será en las formas, (apoyo de De Gaulle a Estados Unidos en la Crisis de los Misiles de Cuba (1.962).

 

- Germán Gorraiz López - Analista

 

 

https://www.alainet.org/pt/node/176275?language=en
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