Los cantos del Tamunangue vale eso de "usted masca chimon, usted también". En política no. Pareciera entonces que el asunto de la crisis de poderes es ver quien sale más respondón. Eso nunca ha funcionado.

Con todo respeto y afecto hacia el proponente Herman Escarra, quien tiene constancia en diversas circunstancias de mis sinceras consideraciones hacia su distinguida persona, tengo que diferir radicalmente de su oferta que, al parecer, ha gustado al ciudadano Presidente.

Paso a esgrimir breves argumentos para no aceptar la formula Escarra:

1) Decir que el Presidente le recorte el periodo a la Asamblea a través de una Enmienda, es reconocer que el Parlamento también puede poner fin al gobierno de Nicolás con ese mecanismo. Se consagraría así el atajo enmendador, para burlar el referéndum revocatorio como vía especifica de cambio constitucional de los cargos de elección popular. La seriedad y los requisitos severos que involucra el referéndum se desdibujarían en un relajo de inestabilidad política inconveniente a los fines de la Republica.

2) Es políticamente incorrecto otorgarle carácter inexorable a la consulta revocatoria. No tenemos por qué regalarle espacios al enemigo. Que ellos los conquisten, si pueden. La coyuntura de corto plazo favorece la pretensión derechista. La táctica recomendable es la paciencia. Tomar respiro. Obtener logros económicos. Refrescar la conexión social.

3) Nuestra acción debe orientarse a desmeritar los caminos engañosos que ofrece la derecha. Caer en su terreno es pisar conchas de mango. Hay que saber comunicar a la ciudadanía que el afán desesperado de cambiar gobierno es irresponsable, porque siembra más incertidumbre y no resuelve la crisis. Al contrario. Puede ocurrir que un nuevo gobierno se deslegitime aceleradamente, al no poder llenar las expectativas demagógicas que han vendido. Lo del precio petrolero no es cuento, y su recuperación no obedece al asunto interno de Venezuela.

Vanguardia es claridad, capacidad de interpretación de realidades contradictorias, acierto estratégico, y, fundamentalmente, cualidad para convencer la fuerza social que mueve la historia.

Yldefonso Finol

Constituyente