UNAH: Hacía una mesa de diálogo académico tripartita
- Opinión
Docentes, autoridades y alumnos
Una de las principales manifestaciones de la crisis que enfrenta la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) es que los llamados actores reales de la reforma universitaria no se han integrado a la mesa de diálogo. No referiremos a las autoridades universitarias, los alumnos y los docentes. En Latinoamérica la integración de estos actores, trabajo conjunto y respeto mutuo ha sido fundamental para elevar la calidad de la enseñanza universitaria y eficiencia administrativa y financiera de las Universidades Públicas e incluso privadas.
No obstante, con la vigencia del modelo de corte neoliberal se ha considerado no tan necesaria esta integración de actores, ya que lo que busca la reforma es la privatización de la educación superior. El modelo de reforma en estos términos es autoritario, excluyente y poco consensuado con los actores, para minimizar la protesta de los docentes y alumnos y ocultar las debilidades teóricas de los enfoques que sustentan la reforma educativa en general.
En el caso de Honduras, la vigencia del modelo neoliberal en lo económico, político y social con gobiernos autoritarios después del golpe de Estado en 2009 favoreció un proceso ascendente de exclusión de actores, al agrado que en el caso de los docentes se han debilitado sus organizaciones (ADUNAH por ejemplo), minimizado sus conquistas económicas e introducido el miedo institucional en caso que no cumplan con el horario establecido o desatiendan sus funciones para apoyar a los alumnos en sus luchas por una reforma universitaria incluyente.
Las autoridades universitarias, después de más de 20 días de tomas de edificios por los estudiantes, han iniciado un proceso de diálogo con los alumnos aglutinados en el Movimiento Estudiantil Universitario (MEU), pero también con “representantes “de los Frentes Universitarios. Igual, con representantes de las asociaciones de estudiantes de las Facultades (los mismos miembros del MEU) que han sido tomadas sus instalaciones por los alumnos. Desde la óptica de este Movimiento y docentes aglutinados en la ADUNAH, este proceso de diálogo es una avance frente a la situación de “punto muerto” que existía, en tanto se permite presentar las propuestas para el diálogo por los alumnos; pero adolece de varias debilidades como falta de participación de los docentes y legitimidad de ciertos representantes de los Frentes Estudiantiles que en el caso de la Fuerza Universitaria Revolucionara (FUR) no tiene autorización de sus bases ya que son muy pocos alumnos que la integran.
La propuesta del MEU es que se deroguen las normas académicas vigentes ya que los alumnos y docentes no participaron de su elaboración, igual elimine la criminalización de la protesta pública y los requerimientos fiscales contra un grupo de estudiantes y egresados de carreras universitarias. En el caso del Frente de Reforma Universitaria (FRU) se habla de revisar las normas académicas y exige un diálogo amplio, solidarizándose con parte de las propuestas del MEU. La FUR considera que las normas deben cumplirse en vez de eliminarse por las autoridades universitarias, particularmente lo referido al equipamiento de los edificios, y las sanciones a los docentes que deben ser evaluados permanentemente. El Frente Unido Universitario (FUUD) exige la instalación de una mesa de diálogo coordinada por la Rectora Universitaria, Julieta Castellanos, con lo cual se eliminan los intermediarios que tanto daño le han hecho a la UNAH desde 2004, año supuestamente de inicio del actual proceso de reforma universitaria.
Las autoridades universitarias exigen la entrega de los edificios para reanudar las clases, pero el MEU es del criterio que deben igualmente retirarse las órdenes de captura contra los alumnos y la criminalización de la protesta con amenazas a los alumnos de ser acusados como disociadores y delincuentes públicos. Este es un punto crítico para que el proceso de diálogo avance, ya que las partes (estudiantes y autoridades universitarias) no se ponen de acuerdo con las condiciones previas para que exista un diálogo franco, amplio e incluyente. Si los docentes participaran en la mesa del diálogo, podrían existir mejores condiciones y soluciones para superar estos obstáculos y avanzar más rápido.
Se espera una pronta respuesta de las autoridades universitarias acerca de los temas planteados en las propuestas entregadas por los estudiantes, que conduciría a la instalación de una mesa de diálogo con la participación directa de la Señora Rectora, los representantes del MEU electos en asambleas de estudiantes y, por qué no, los representantes de los docentes electos en asamblea de la ADUNAH después de una amplia convocatoria.
Se ha insistido por los propios docentes y estudiantes, que la mesa de diálogo debe tener reglas claras de participación, aprobación de agenda (s) por consenso, aprobación de un reglamento de funcionamiento y levantamiento de ayudas memorias de las reuniones celebradas en un lugar y espacio publico. Los acuerdos tomados deben constar en actas que deberán elevarse a consideración del Consejo Universitaria para proceder a realizar las reformas que se consideren pertinentes a las normas académicas, en especial lo relacionado con la participación y representación de los alumnos y docentes en instancias de decisión de técnica, administrativa y política de la UNAH.
Un riesgo de la ruptura del proceso de diálogo por las autoridades universitarias, es que se use la fuerza pública para desalojar a los alumnos de los edificios, violándose la autonomía universitaria. Por lo cual, es importante una respuesta a dichas propuestas, en aras de buscar puntos de consenso y objetivos comunes entre las partes, incluyendo la necesidad de involucrar a otro de los actores importantes: los docentes, en una mesa de diálogo cuya agenda sea académica y no política.
Hay que tomar en cuenta que el fracaso de la mesa de diálogo académico universitario nos afecta a todos, y no sólo por la pérdida del período académico. Desde el punto de vista económico, el impacto de la pérdida de clases es significativo para las arcas del Estado y padres de familia. El Estado estaría pagando (sueldos y salarios, compra de bienes y servicios) por una educación no brindada, con lo cual la efectividad del gasto público en educación superior sería muy baja. Muchos de los alumnos son del interior del país, y los padres tienen que pagar hospedaje, alimentación y transporte por movilización de sus hijos a la UNAH; incluso estos pagos como el hospedaje se hace con base a contratos previos donde se asume que los alumnos ocuparán las casas y cuartos de alquiler independientemente si existen o no clases.
La imagen de la UNAH se vería seriamente afectada, principalmente en el ámbito internacional. Ya no se hablaría de una Universidad que busca mejoras sustanciales en el proceso de enseñanza aprendizaje a nivel de educación superior, sino de una Universidad que se autoexcluye de dicho proceso por no integrar el esfuerzo conjunto y aportes de sus actores reales.
.El fracaso del diálogo abre también las puertas a los llamados mediadores o interlocutores externos a la Academia, muy común en Honduras después del golpe de Estado. El gobierno de la República y Congreso Nacional han creado comisiones interventoras en la ENEE, Hondutel, Instituto de la Propiedad, IHSS, Policía Nacional, DEI y Transporte, donde lo que se busca es conformar una nueva administración de las instituciones con cambio de autoridades. Se trata de la instalación de un gobierno paralelo al vigente, con amplias competencias para decidir sobre la gestión administrativa y financiera de la institución y sobre aspectos conceptuales y técnicos de la reforma institucional. En contraposición se busca que organizaciones gremiales, partidos políticos, grupos de interés y ONGs participen de la solución del problema, pero sin visualizarse los intereses que oculta dicha participación.
Se habla que el interlocutor o mediador del diálogo académico puede ser el Comisionado Universitario, pero de acuerdo a miembros del MEU y docentes no goza de credibilidad al interior de la UNAH.
La exigencia del respeto a la autonomía universitaria por alumnos, docentes y autoridades universitarias seria la respuesta a estas voces que demandan una nueva Comisión Interventora para la UNAH; sin embargo, previamente, las autoridades universitarias deben componer las patas de la mesa del diálogo, llamando a los docentes para que integren sus enfoques y propuestas de solución a la crisis universitaria que está en marcha.
Tegucigalpa, 28 de junio de 2016
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