Para algunos, fue totalmente inesperado el triunfo de Trump, y para otros fue algo ya previsto, por las circunstancias en la que se encuentra el pueblo de Estados Unidos. Para Latinoamérica, de principio es una incógnita lo que puede suceder con Trump. Si “el poder detrás del trono” continua en el poder, a pesar de Trump, seguramente poco cambiará respecto a lo que hizo Obama (Lamentablemente, Obama no pudo contra el poder de aquellos que controlan al “caballo”, él fue simplemente un “jinete postizo”).

Sin embargo, siendo la codicia un acicate de aquellos que adoran la materia, Trump podría ser un buen mandamás para generar un mayor acaparamiento de la riqueza por parte de las multinacionales. Obama no fue un buen títere para las transnacionales, puesto que no cumplió con creces las expectativas de los multimillonarios. Se dieron varios fracasos, la deuda del país aumento, y las megaempresas no ganaron como hubieran querido. Si bien, en este último periodo, se abrieron las compuertas para la producción de armamento de todo tipo. Usaron la excusa del supuesto “ambiente de fricción” que surge entre los países de la OTAN versus Rusia y China. Asimismo, frente a la perdida de la figura de “chico malo” (Cuba) se busca un sustituto y se encuentra a Corea del Norte. Entonces, la economía norteamericana se activa fruto de la venta de armamento a todos los países considerados sus aliados. Estados Unidos se va armando hasta los dientes. Lamentablemente, el dique abierto para un armamentismo inusitado no se cerrará con Trump. Él también promoverá la producción y la venta de armas.

Si Trump se sube al carro que ya está corriendo por una pista definida por los mega millonarios, los gobiernos progresistas de Latinoamérica y del mundo pueden prever lo que les espera, puesto que Trump no sólo será un títere, sino que será un paladín para que los mega millonarios intenten apoderarse mucho más del planeta. Entonces, se darán las siguientes medidas:

• Se fortalecerán y reforzaran los proyectos para hacer caer a todos los gobiernos progresistas del mundo, a través de golpes blandos y duros.

• Se continuará con la guerra económica para reforzar la economía de USA y sus aliados.

• Se reforzará la influencia de los entes para-gubernamentales en las decisiones de los gobiernos y de control del mundo.

• Se provocaran guerras convencionales en todos los lugares posibles, para mantener la hegemonía de poder y el comercio de las armas.

• Se pretenderá controlar el movimiento y la acción de cada individuo, a partir del manejo de las tecnologías de internet. No será necesario la implementación de ningún chip, puesto que el celular personal cumplirá con ese objetivo.

• Se reforzará el manejo “pueril” y canallesco de las redes sociales para influir mucho más en las masas en favor de los entes pro-sistema.

• Se intentará minimizar mucho más el accionar de los individuos o instituciones progresistas en la nube de internet.

• Se sobre estimulará la in-cultura de la corrupción, para hacer caer a componentes de gobiernos progresistas. Paradoxalmente, se cultivará también la corrupción “oculta” para manejar a los componentes de los gobiernos de derecha. Se continuará con la aplicación de la consigna “yo te pago, tú me obedeces”.

• Y se generarán otras medidas, que iremos viendo y sintiendo con el tiempo.

Empero, como consecuencia de este mayor destape de las fuerzas retrogradas, se fortalecerán más los movimientos populares en los distintos países, y surgirán movimientos, muchos más, en todas las naciones donde sea posible levantar la bandera de la libertad. En la época del republicano Bush (hijo) crecieron los movimientos populares y se dio lugar a la seguidilla de gobiernos progresistas en Latinoamérica. Entonces, se puede esperar que los pueblos se levanten en contra de los cabecillas que seguirán a pie juntillas lo que diga Trump, como representante de un imperio remozado. Del conflicto nace la verdadera armonía, por lo tanto, la humanidad no debe caer en un marasmo donde el fetiche del “todo está bien” engaña y genera una sociedad conformista (El conformismo es una barrera para la transformación). Hoy, una buena parte de las sociedades europeas son conformistas. Las clases medias son conformistas.

Si las fuerzas sociales emergentes, que se opongan a Trump y sus partidarios, logran el equilibrio y, luego, se sobreponen a las fuerzas involutivas, entonces, la evolución del hombre será mucho más estimulada para que el día de mañana se implementen sistemas socioeconómicos que favorezcan al desarrollo del Hombre, por lo tanto, de toda la humanidad. Así, Trump no conducirá al fracaso a una humanidad que desea el cambio, sino que será un acicate para que las fuerzas evolutivas surjan con mucho más ímpetu y logren que la sociedad dé el salto cuántico esperado, muy a pesar de las avanzadas involutivas.

Esta situación que se plantea es una posibilidad, puede haber otras “mejores”, “peores” o “diferentes”.

Iván Prado Sejas es psicólogo, escritor, docente universitario, consultor organizacional y Presidente del PENCOCHABAMBA