La política es una ciencia
- Opinión
En una época de mi vida. Hace como 50 años fui titular de Ciencia Política en la nueva Facultad de Ciencias Políticas de la entonces joven Universidad de los Andes en Bogotá. Mi curso en realidad trataba de metodología política, aprendida en las aulas de la Facultad de Ciencias Políticas, de la Universidad de Florencia, donde obtuve mi doctorado con profesores ilustres como Carlo Curcio, Giovanni Sartori y Giovanni Spadolini.
El primer paso de una política cualquiera es hacer un inventario de los recursos disponibles, porque eso limitará la selección de objetivos posibles. Luego, de acuerdo a los recursos, se piensa en el modo de utilizarlos para obtener ese objetivo, a eso se le llama la política a seguir. Durante ese procedimiento es indispensable medir la incidencia efectiva de la acción de la política seguida, para evitar su desviación hacia resultados y distorsiones indeseables. Todo esto suele ser dejado de lado por los políticos latinoamericanos, sobre todo los de tendencia populista, que infantilmente yuxtaponen sus deseos a políticas factibles. Una confusión que suele terminar en gran desperdicio de recursos, sin que a pesar de las buenas intenciones (a veces malas) se obtenga el objetivo deseable.
Un caso emblemático de esas equivocaciones es el del chavismo en Venezuela, que ofreció grandes esperanzas, cuando llegó al poder en alas del descontento general con las bandas de pícaros, que coordinadas en Punto Fijo con la diplomacia norteamericana que conspiró contra el gobierno nacionalista de Pérez Jiménez (Perón dixit), protagonizaron el pillaje del país durante 50 años.
El carisma y la capacidad de comunicación popular o histrionismo del caudillo Hugo Chávez, no fueron suficientes para reparar el daño causado por la improvisación y el infantilismo político de confundir deseos con posibilidades reales. El cambio hacia una economía social era posible, si en lugar de iniciativas improvisadas, que con frecuencia parecían más obedientes a impulsos viscerales que a razonamientos políticos.
Se estatizó casi toda la infraestructura productiva de Venezuela, sin que el chavismo tuviese los recursos humanos para administrarla eficazmente. Es así como el socialismo, volvió una vez más, a identificarse con escasez, lo cual, cuando la acción política está bien estudiada, no es un resultado automático.
La escasez de bienes de consumo básico ha corroído la popularidad inicial del chavismo. Otro error notable ha sido tratar de mantener esa popularidad, mediante bienes de consumo a precios subvencionados. No se debe subvencionar el precio de nada que sea transportable porque automáticamente se agrava su escasez. Si se quiere abaratar el costo de la vida, se subvenciona el precio de los servicios o de la vivienda, que no son cosas transportables.
Estas reflexiones tienen un espíritu crítico y a la vez constructivo y estoy a la orden para servir al país, si es que puedo ayudar a qué tanto el gobierno como la oposición trabajen sobre bases realistas para lograr un programa de trabajo común que permita aliviar la escasez de bienes de consumo básico y medicinas que aqueja al país, en lugar de desgastarse en una pugna institucional que deslegitimiza a ambos y agrava los problemas del país en lugar de resolverlos.
Mi primera sugerencia práctica es que se haga un inventario de la infraestructura del país que aún produce y sobre esa base elaborar una propuesta de política para acabar con la escasez. Sin olvidar que las empresas del Estado también son de naturaleza económica y tienen que generar ganancias, por lo menos las necesarias para reponer el capital circulante invertido en insumos y salarios, para llevar a cabo la producción y para el mantenimiento y la amortización de los bienes de capital.
Antes de concluir quiero señalar que a pesar de mis 33 años fuera de la política de Venezuela, sigo siendo venezolano y he seguido con el máximo interés los acontecimientos del país. Quiero parafrasear al Libertador, diciendo, si en algo puedo contribuir a que cesen los partidos y se consolide una reconciliación que, sin abandonar las conquistas sociales, avance hacia una prosperidad general y compartida. Estoy a la orden para servir al país.
Argonay 14/11/2016
- Umberto Mazzei es doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Florencia. Es Director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales Sismondi, en Ginebra. www.ireisismondi.org; www.ventanaglobal.info
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