¿Cuál es la urgencia del secretario de Relaciones Exteriores para reunir por primera vez en forma a los presidentes de Estados Unidos y México Donald John Trump y Enrique Peña Nieto? Por lo visto sólo Luis Videgaray y su jefe y amigo lo saben, pero tampoco quieren compartirlo con los gobernados a los que tratan como menores de edad y los obligan a enterarse –más allá de los boletines oficiales que no informan nada, salvo de un intercambio de condolencias–, por la prensa estadunidense como ya es una vieja y antidemocrática costumbre mexicana.

En esta ocasión The Washington Post es el que ilustró sobre la conversación telefónica realizada el día 20 durante 50 minutos y sobre la que ambos presidentes, con el más bajo respaldo en la historia estadunidense al comenzar el segundo año en la Casa Blanca, y con una desaprobación ciudadana de 76-78 por ciento para Peña Nieto, negaron la información a sus gobernados.

Para el Post la conversación telefónica fue irascible y para ello citó a funcionarios de ambos países, quienes coincidieron en que el desacuerdo entre los mandatarios fue sobre el muro fronterizo que Trump prometió durante su campaña y cuya construcción, aseguró, sería financiada por México.

Seguridad, apunto yo, que no se cansa de repetir en todos los medios de comunicación y con tonos harto beligerantes, demagógicos, a pesar de que en privado y por teléfono, le pidió a Enrique Peña en 2017, según el mismo Post, “Si vas a decir que México no va a pagar por el muro, entonces no quiero entrevistarme con vosotros nunca más porque no puedo vivir con ello”, sentenció Trump.

También sostuvo que “(el muro) es el tema menos importante del que estamos hablando, pero políticamente puede ser el más importante” (3-VIII-17). Y aconsejó a Peña Nieto: “En lugar de decir: ‘no lo pagaremos, deberíamos decir, 'Lo solucionaremos’. Se solucionará de algún modo”. Lo que exhibe una contradicción entre los dichos y los hechos de Donald John, y una debilidad que sería dable esperar utilicen en Los Pinos a favor de México.

La discusión del martes 20 “fue a parar a un callejón sin salida” cuando el plutócrata no estuvo de acuerdo con afirmar públicamente la posición de México de que no financiará la construcción del muro de la frontera entre los países, de acuerdo al Post. Y un funcionario mexicano dijo que Trump perdió los estribos durante la conversación. Trump y Peña concluyeron que no es el momento adecuado para una visita, pero sus equipos continuarán trabajando juntos.

Por lo trascendido puede colegirse que el gobierno que concluye en nueve meses su gestión, salió bien librado de una apuesta muy cara y riesgosa para él y México, y que supuestamente busca que con el encuentro bilateral Enrique Peña resulte oxigenado y por esa vía su alicaído candidato José Antonio Meade, lo cual dependerá de los términos en que se realice la visita y los resultados que se obtengan, y no del hecho en sí. Además de la inflexibilidad tanto personal como imperial del marido de la bosnia Melanija Knavs (Melania Knauss).

Con la escasa información (estadunidense) hoy existen más preguntas que respuestas. Por ejemplo: ¿Qué puede decir Turmp que levante la aprobación ciudadana de Peña y relance la campaña de Meade Kuribreña? ¿Que Estados Unidos no saldrá del Tratado de Libre Comercio? ¿Que no construirá el muro o que no se lo cobrará a México? ¿Qué suavizará sus políticas agresivas y racistas antiinmigración o que no desaparecerá el Daca? Y muchas más.

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