Sistema-mundo capitalista en fase terminal (III)

02/04/2018
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El planteamiento citado al final del artículo anterior de esta serie, es que el margen de maniobra para la implementación de las tradicionales recetas anti-cíclicas frente a las grandes crisis recurrentes del capitalismo global, es, a diferencia de otras oportunidades (1914,1929, 1944, 1968,1987), es hoy en día muy estrecho.

 

El objetivo ahora en esta tercera entrega, es aportar algunos elementos sustantivos que nos ayuden a apuntalar lo anteriormente dicho, y de paso, justificar el uso mismo del término “fase terminal”, que en estos análisis el autor emplea, por sobre todo, para caracterizar a la presente etapa histórica por la que actualmente atraviesa este sistema económico global.

 

¿Existen razones de peso para permitimos hoy en día la licencia de definir la presente crisis sistémica del capitalismo como “terminal”?

 

De hecho, el autor de esta serie de artículos (y muchos otros analistas), desde hace cierto tiempo hemos sostenido que la presente crisis del capitalismo global ha dejado de ser “general”, para transformarse ahora en “civilizacional”, caracterizada en gran parte, por la concurrencia de al menos dos mega-crisis globales; una de tipo energética y otra de tipo medioambiental.

 

Ambas mega-tendencias o “mega-crisis” hacen que cada día sea más difícil para el sistema capitalista sostener sus mecanismos básicos de acumulación y reproducción (al menos tal y como se conocen y establecieron a partir del llamado “Sistema de Breton Woods”, al finalizar la Segunda Guerra Mundial), agudizando y acelerando sus contradicciones internas, en particular, las de índole estructural, que como se sabe ampliamente, son irresolubles.

 

Por el lado de lo energético, esta es la mega tendencia crítica que, junto al factor medioambiental, viene acicateando con mayor fuerza la presente crisis sistémica, al punto que, al igual que hace exactamente un siglo (creando un curioso ciclo al parecer basado en una especie de “Ley de eterno retorno”), nos sitúa de nuevo ante una vieja pugna entre potencias por un “nuevo reparto del mundo” (1).

 

Un reparto que por sobre todo implica el acceso a recursos naturales estratégicos cada vez más escasos o próximos a su agotamiento (petróleo y agua entre otros) (2), y por el lado de la mega-crisis medioambiental, el consabido cambio climático es sin duda alguna el desafío y amenaza más grande que enfrenta este sistema económico.

 

En términos generales el sistema continua “estrangulándose” así mismo, al agudizar sus ya conocidas tendencias hacia la concentración y acumulación de la riqueza mundial, convirtiéndose grandes tajadas de esta riqueza en patrimonio personal de unas cuantas manos y familias, dejando al margen del empleo y el consumo a casi la mitad de la población mundial, la cual vive en condiciones económicas precarias, tal y como una multitud de informes de diversas agencias internacionales vienen registrando desde hace más de tres décadas (3).

 

Como esta no es la primera vez que el sistema capitalista global enfrenta una grave crisis estructural, se sabe que en períodos y experiencias anteriores, las economías centrales del sistema han optado por recurrir a una serie de mecanismos anti-recesivos (macro y micro económicos, financieros, monetarios, fiscales, cambiarios, comerciales, productivos y laborales, e incluso, cuando todo eso falla, la guerra y el militarismo), y a partir de los años ochenta, haciendo uso de un paquete de medidas de reajuste estructural de corte neoliberal, impulsadas a partir de lo que se conoció como el “Consenso de Washington” (4).

 

Y de allí venimos, del llamado “Consenso de Washington”, que con su mantra y letanía de desregulación financiera (entre otras recetas irracionales), provocó la crisis económica y financiera del 2008, la más grave del sistema capitalista desde la Gran Recesión de 1929, y de la cual aún no se sale completamente.

 

Brexit”, “neo-proteccionismo anti-globalización”, “globalistas anti-dólar”: ¿Ha “enloquecido” el sistema?

 

Por más de 30 años las economías centrales del sistema (EEUU y Europa Central), han venido impulsando sin ningún tipo de reparos la globalización económica en estricta clave neoliberal, pero ahora ocurre que, al interior de estas dos de esas economías centrales, la británica y la estadounidense (precisamente las protagónicas en el impulso de la globalización de este cuño), empiezan a surgir sectores poderosos que intentan dar marcha atrás e incluso a tomar medidas confusas y hasta contradictorias, como por ejemplo, denunciar los resultados de sus propias recetas económicas en los famosos “Acuerdos de Libre Comercio”.

 

En el caso de Inglaterra, el inesperado retroceso ha venido a través del llamado “Brexit”, y en el caso de EEUU, a través del “fenómeno Trump” y todo lo que ello trae consigo.

 

Con el Brexit la economía británica en apariencia se cierra sobre sí misma. Ello a contrapelo de las utopías de libre comercio y un mundo económico sin fronteras, ferozmente preconizado por la señora Tatcher, dos o tres décadas atrás.

 

Y con el “fenómeno Trump”, EEUU, el principal motor de la fantasía de un solo mercado global basado en un “dólar-papel” (“visión Reaganeana”), realiza ambiguos y confusos pasos; por un lado, anunciando intenciones de anular importantes medidas regulatorias del sistema financiero, las cuales se tomaron en forma urgente para paliar la crisis del 2007-2008, y por otra lado, en un sentido diametralmente opuesto, anunciando intenciones por imponer barreras arancelarias a las importaciones norteamericanas de acero y otros metales estratégicos para la gran industria.

Esto en apariencia es “esquizofrénico”, pues las medidas financieras desregulatorias y las medidas proteccionistas van en dirección totalmente opuestas.

 

¿Qué está sucediendo entonces?

 

No hay rumbo definido, al menos, en las tradicionales economías del capitalismo central (EEUU y Europa). Se agudizan aún más las contradicciones internas del sistema, particularmente en Occidente; se estrechan los márgenes de maniobra de este sector de la economía global, pues las propias medidas que estas economías están ahora mismo adoptando, como la vuelta a la vilipendiada “desregulación financiera” (5), y el retorno a una especie de “neo-proteccionismo comercial” (6), solo van a provocar nuevos “remezones” y desgarres al interior de la economía norteamericana, y mayores efectos recesivos a las economías directamente implicadas y a la economía mundial en general, como el propio Banco Mundial y el FMI han advertido.

 

En la perspectiva de los analistas Wim Dierckxsens y Walter Formento, lo que hay en marcha actualmente es el “parto” de un nuevo orden financiero internacional, con una guerra declarada entre tres bandos principales.

 

En su perspectiva, explican que por un lado se está produciendo una intensa “guerra interna” dentro de los EEUU, entre los que ellos denominan como “globalistas” (sectores dominantes del capital transnacionalizado, representado por los Demócratas, que pugnan por el fin del dólar y la hegemonía global que estaría centrada en una nueva moneda por ellos controlada); en otro bando, los sectores norteamericanos neoconservadores representados en Trump, proclives a “salvar” y restablecer el dominio global del dólar; y en un gran tercer bando, integrado por las nuevas fuerzas financieras y monetarias multi-polares representadas por los BRICS y encabezadas por China y Rusia, proclives al establecimiento y consolidación de una nueva arquitectura financiera mundial, basa en nuevas monedas (el petro-yuan-oro y diverso tipo de cripto-monedas independientes al circuito financiero-comercial dominado por el dólar) (7).

 

Todo indica que el sistema económico global unipolar se ha desquiciado. Y como ya sabemos hasta el hartazgo, la economía no marcha divorciada de la política, debemos en consecuencia hacernos entonces la siguiente y natural pregunta;

 

¿Cómo se va a traducir esta transición “financiero-capitalista” del sistema económico internacional en la arena de lo político, y particularmente, en la geopolítica?

 

Y lo que para nosotros resulta más urgente intentar respondernos, ¿Cómo nos afectará todo esto en América Latina?

 

Notas empleadas:

 

  1. Hace exactamente un siglo la humanidad estaba “saliendo” de la Primera Guerra Mundial, cuyo telón de fondo era la pugna entre potencias por el reparto de recursos estratégicos y territorios (En su momento Lenin, Schumpeter y otros analistas relevantes escribieron extensos textos al respecto).

 

  1. Ver por ejemplo, “La nueva guerra por los recursos”, de Maximiliano Sbarbi Osuni, y sobre el petróleo como causa fundamental de los ataques de EEUU en contra de Venezuela, el artículo “Agotamiento de reservar de petróleo en EEUU hace inevitable planes de intervención militar, de Carlos E. Dallmeier.

 

  1. A manera de ilustración, ver por ejemplo en esta misma serie de artículos, datos extraídos del más reciente informe de Oxfam. O los datos de un informe citado por la BBC, en el cual las 91 mil personas más ricas del planeta controlan una tercera parte de la riqueza mundial y unas 8.4 millones de personas (un 0.14 % de la población mundial), tiene el 51 % de la riqueza (“Las cinco estrategias favoritas de los ricos para evadir impuestos”, BBC Mundo, 21-05-2014).

 

  1. De hecho, para autores bastante lúcidos como Perry Anderson, el propio “Consenso de Washington” y sus medidas de reajuste estructural, tenían como verdadero fondo la búsqueda del sistema por recuperar los niveles de tasa de ganancia de la época del “Boom del capitalismo” (1945-1966), lo cual el sistema no ha vuelto a conseguir hasta la fecha, donde el estancamiento, la desaceleración y la recesión de la economía mundial ha sido la tónica dominante durante el largo ciclo 1967-2018.

 

  1. Al respecto, se conoció que senadores de EEUU aprobaron por abrumadora mayoría el desmantelamiento de las regulaciones bancarias de la llamada “Ley Dodd-Frank”, aprobada en el 2010 a raíz del colapso financiero y la gran recesión del 2008. El proyecto de ley eximirá a 25 de los 40 mayores bancos del país de ser sujetos al escrutinio de la Reserva Federal. Además, el proyecto de ley también pondría fin a la llamada “Regla de Volcker”, que prohíbe que algunos bancos lleven a cabo especulaciones arriesgadas con dinero asegurado por el Gobierno (ver “Democracy Now”, emisión del 15­ marzo 2018).

 

  1. Tales medidas afectarán directamente a la economía China en varias decenas de miles de millones de dólares, mientras que Pekín, por su lado, ha anunciado medidas similares en respuesta y represalia en contra de EEUU. También Japón, Canadá, México y Alemania se verán afectadas por estas medidas proteccionistas de EEUU.

 

  1. Fin de la era del dólar” (Recambios en el sistema monetario internacional); Wim Dierckxsens y Walter Formento: Revista Alainet: 3-03-2018.

 

Sergio Barrios Escalante

Científico social e investigador independiente. Editor de la revista virtual Raf-Tulum. Activista por los derechos de la niñez y juventud en el Proyecto ADINA. https://revistatulum.wordpress.com/

 

 

https://www.alainet.org/pt/node/191975
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