Cuando se ha contabilizado el 95% de los votos en las elecciones legislativas de Israel los resultados apuntan a que el primer ministro Benjamin Netanyahu logre hacer un quinto mandato.

Aunque, su rival, el general retirado Gantz le aventaje en cantidad de parlamentarios, tal como inicialmente pasaba en los primeros sondeos post-electorales, lo que cuenta es quien consigue una alianza con el 51% del congreso, y, en ese sentido, Netanyahu tiene la preferencia.

Gantz fue el jefe del comando de las fuerzas armadas de Israel en 2011-15 y quien estuvo a cargo de numerosas guerras, incluyendo una sobre Gaza en la cual sostuvo que sus acciones militares dejaron a esta franja estaba en ruinas.

Tanto Netanyahu como Gantz han sacado cada uno alrededor de 35 de las 120 bancas parlamentarias y ambos pertenecen a la derecha que quiere anexarse territorios conquistados a Siria y Jordania en la guerra de 1967 y que no hablan de dar paso a un Estado palestino. Sin embargo, lo que les diferencia es que el sector de Netanyahu busca alianzas con la ultraderecha (muchos de los cuales quieren quitar derechos ciudadanos a los palestinos o expulsarlos de sus tierras) y los ultrortodoxos religiosos (que vetan matrimonios civiles y quieren prohibir que muchas calles o negocios funcionan durante los Shabats, los que empiezan cada viernes en la noche y duran 24 horas).

En estos comicios los dos partidos ultraortodoxos (Shas y UJT) bordean las 8 curules cada uno, con lo cual la bancada de este sector ha crecido como nunca antes y esta abiertamente prefiere a Netanyahu sobre Gantz cuyos partidarios buscan leyes seculares.

En cambio, el laborismo se ha desplomado y bordea las 6 bancas, lo cual expresa el grado de cambio que se ha producido en la sociedad de Israel. Los laboristas fueron quienes timonearon a la comunidad hebrea y luego a Israel desde los treintas hasta los setentas, y quienes fueron los arquitectos de todas las instituciones del Estado. Su declive muestra que la mayor parte de los hebreos no quieren compromisos con los palestinos y quieren un Estado fuerte que se imponga militarmente sobre ellos y sus vecinos radicales.

Gracias al apoyo de los ultraortodoxos y de dos formaciones de derecha dura Netanyahu siente que puede tener la capacidad de retener el gobierno. No obstante, su gobierno va a ser uno muy jaqueado debido a las investigaciones que le acusan de haber hechos fraudes y sobornos, por lo que va a tener que gastar mucho tiempo en defenderse e, igualmente, va a buscar nuevas guerras y anexiones (como las planteadas para los asentamientos hebreos en Cisjordania) para desviar las atenciones de dicho caso.

Isaac Bigio

Analista internacional