Algunas luces al final del túnel

07/06/2019
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Si la historia de la humanidad es la de sus luchas de clases, como efectivamente lo ha sido, lo es y lo será, en tanto resultante de ellas, la que emerja triunfante, terminará ejerciendo su hegemonía sobre el resto de la sociedad.

 

Como ya se ha planteado en muchas ocasiones y por variados autores (1) en este escenario, el devenir histórico – lejos de ser lineal - es una sucesión de triunfos y derrotas, de flujos y reflujos; en última instancia de acumulaciones y desacumulaciones de fuerzas.

 

Como hemos planteado en otros trabajos (2), hemos vivido en los últimos años una etapa de desacumulación (producto de la contraofensiva imperialista y de nuestros propios errores, sobre los cuales aún no hemos reflexionado a fondo y en conjunto).

 

Sin embargo no todas las etapas de acumulaciones o desacumulaciones son iguales entre sí como tampoco lo son entre distintas épocas.

 

La presente etapa adversa a los intereses de nuestros pueblos se desarrolla en un marco económico global diferente. El capitalismo atraviesa hoy por una crisis estructural más profunda que en los años 70 del pasado siglo.

 

En consecuencia el neoliberalismo en tanto estrategia global tiene mucho menos margen de maniobra, imagen y sostenibilidad ante la opinión pública que antes.

 

La caída a pique de la popularidad de Macri en la Argentina y Bolsonaro en Brasil y las contundentes manifestaciones de las organizaciones sociales y sindicales son claros ejemplos de lo antedicho.

 

El proceso electoral argentino

 

En las elecciones generales provinciales que están teniendo lugar, de 7 que se han realizado a la fecha, salvo en las legislativas de Corrientes, en el resto, la alianza gubernamental “Cambiemos” ha sufrido aplastantes derrotas.

 

A esto hay que sumar la inteligente decisión de Cristina Fernández de proponerle a Alberto Fernández la candidatura a la presidencia y acompañarlo en la vicepresidencia.

 

Esto abre camino a la posibilidad de tejer un arco de alianzas mayor con los distintos sectores del peronismo y otros grupos de izquierda, lo que posiblemente les permita un triunfo el próximo 27 de octubre.

 

No se trata de echar campanas al vuelo.

 

No ignoramos las marchas y contramarchas en materia de políticas de integración que hemos tenido con los gobiernos kirchneristas, o las históricas dificultades que ha tenido y sigue teniendo la izquierda argentina para unirse en base a un programa mínimo común y no esencialmente en torno a liderazgos.

 

Pero no podemos dejar de incorporar a nuestro análisis la importancia que para Uruguay y un cuarto período de gobierno del Frente Amplio tendría una derrota del neoliberalismo en el país vecino.

 

Esta posibilidad en la Argentina, sumado al triunfo de López Obrador en México y las crecientes movilizaciones populares antineoliberales en Brasil, Honduras y otros países de nuestra región, son luces de esperanza no lejanas, que avizoramos al final del túnel.

 

Notas

 

1) Roberto Regalado ha escrito mucho sobre el tema. Recomendamos a modo de detallada síntesis, la introducción que redactara como compilador de la antología “El ciclo progresista en América Latina” Se puede acceder a él en https://www.alainet.org/es/articulo/199356

 

2) Carlos Flanagan - “Sobre derrotas previsibles y desafíos inmediatos: un antología “El ciclo progresista en América Latina”.

https://www.alainet.org/pt/node/200294?language=en
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