Una vez más un artículo sobre los evangélicos, a quienes, según algunos, les estoy persiguiendo, pero lo que realmente me motiva es el papel pertinente que debemos dar en nuestras sociedades y el buen ejemplo, como nuevas personas, debemos mostrar, si es que de verdad hemos asumido el Evangelio de Jesús de Palestina.

A partir de los sucesos en Bolivia, se han venido a poner en evidencia, con fuerza, una serie de hechos, entre ellos el papel, acciones y compromisos de sectores de iglesias evangélicas, no sólo en Bolivia, sino en América Latina.

Da cierto temor, cuando desde sectores de derecha, han puesto en el tapete el rol de sectores de la iglesia evangélica, al avalar por ejemplo, el golpe de Estado en Bolivia, lo han hecho con tal fuerza que se ven, como los únicos culpables, o cómo los protagonistas de tal acción.

Quizás, quien inicia esta serie de acusaciones es Santiago Gamboa, novelista, en el contexto colombiano, a la par de sus razones por haberlo dicho, él sólo título de su reportaje, ya nos sitúa en una situación peligrosa: “las iglesias evangélicas son un problema de Seguridad Nacional”, “esas iglesias están poniendo en jaque la democracia”. El escritor colombiano denuncia que los “pastores están trabajando activamente a favor de la corrupción”.

En otro contexto: “Arrestan al líder de la mayor iglesia evangélica mexicana por pornografía infantil y violación de menores”, y así una serie de acusaciones, reales o no, de las acciones de algunas iglesias y pastores en países de América Latina.

A partir de esto, o en el contexto de la crisis boliviana, se han venido publicando una serie de títulos de artículos como: “Grupos evangélicos son la nueva arma de EE.UU. para los golpes en Latinoamérica”, “En el golpe de Estado de Bolivia hay ingredientes fascistas, evangélicos y la CIA”; “el voto evangélico, permite a la derecha ser un movimiento de masas”, y así un gran número de publicaciones que nos incorporan epítetos como: fanáticos religiosos y otros, con cierta participación y responsabilidad.

Por otro lado, en la irrupción de Camacho y Añez, en el “gobierno” de Bolivia, se muestran algunos símbolos religiosos: La Cruz, la Biblia, la Virgen, pero se hace énfasis en la Biblia, ya que sabemos que es el símbolo preferido de los evangélicos, mostrando que éstos están a nuestro favor, o que son parte del “gobierno”.

En América Latina, se subraya el papel de los evangélicos, al lado de algunos gobiernos de derecha, y muchos de éstos han sido de dudosa gestión, llegando hasta niveles altos de corrupción, escándalos, y gestiones de gobierno malísimas.

Sin duda alguna, es una preocupación, ya que podemos llegar a ser perseguidos, no por nuestra Fe, sino por avalar gobiernos injustos, asesinos, violadores de Derechos Humanos, entre otros.

Ojalá, en el futuro próximo, no seamos agredidos, como lo han sido los indígenas bolivianos, por sus polleras, sus trenzas, sus Wiphalas, cuando nos vean con la Biblia debajo del brazo.

Y lo más triste, es que quizás, no seamos perseguidos por los gobiernos, sino por nuestro propio pueblo, quienes nos han visto al lado de las causas injustas, y a quienes hemos dado mal ejemplo.

A su vez, reitero, como en otros artículos, los evangélicos nos hemos dejado arrastrar por USA, quien nos ha convencido que los gobiernos de derecha son los buenos y los malos son los gobiernos de izquierda, y ojalá, no nos tomen como chivos expiatorios para abrogarnos qué cantidad de cosas inimaginables, el Imperio es cruel, maligno y malvado.

Finalmente, insistimos que ojalá, nos persigan por nuestra Fe, como fueron perseguidos los primeros cristianos, y no por acompañar causas de maldad y ambición por el poder, para matar, destruir, odiar al ser humano.