Después de esta pandemia, ¿qué mundo tendremos?
- Opinión
En tanto la pandemia de Covid-19 sigue levantando la falda a la pobreza, el mundo trata de sobrevivir en medio de incertidumbres, confusiones, manipulaciones y amenazas. Occidente devorado por el virus y China afianzando su predominio en el Mar Meridional.
La mayor interrogante del capitalismo moderno es ¿cómo salir de esta crisis sanitaria y reabrir los mercados?
¿Cuáles riesgos afronta el comercio mundial frente a esta pandemia? ¿Qué decisiones se deben adoptar para salvar las economías? Por supuesto, ¿Qué protección recibirán los trabajadores?
Todavía las medidas adoptadas siguen siendo de carácter individual para cada nación, y los líderes integrantes del G-7 celebrarán por videoconferencia la cumbre pautada del 10 al 12 de junio en Camp David, Maryland, residencia presidencial oficial de EE.UU.
Así lo dijo el asesor económico de Trump, Larry Kudlow quien está comunicando a los líderes de las mayores potencias el cambio del encuentro físico por el uso tecnológico.
La insistencia del gobierno de Trump en el “virus chino” ha impedido preparar un documento final sobre la pandemia.
Habrá que esperar para ver si el presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, se une a esta videoconferencia después de los ataques de Trump.
“Coordinaremos nuestros esfuerzos sobre la vacuna y los tratamientos, y trabajaremos sobre una respuesta económica y financiera”, dijo el presidente francés Emmanuel Macron.
Líderes británicos y estadounidenses dijeron que el Covid-19 había sido creado en laboratorios de China, pero ello ha sido descartado por las distintas agencias de seguridad de Estados Unidos.
El gobierno de Jinping niega rotundamente esa versión de occidente y dice que los científicos chinos trabajan arduamente para elaborar la vacuna contra la pandemia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) solicitó al gobierno de China permitir el ingreso de una comisión de científicos de ese organismo para en el terreno proceder a realizar un levantamiento minucioso sobre origen y trayectoria del virus.
La vacuna
Esto despejaría muchas dudas y de paso dejaría atrás las discusiones estériles en un momento en que lo importante es salvar vidas.
Aunque Trump despojó a la OMS de los recursos económicos que aportaba EE.UU. y continúa desacreditándola porque supuestamente actuó con “negligencia” al inicio de la pandemia, otros sectores han duplicado su colaboración como el multimillonario Bill Gates y las propias autoridades chinas.
¿Qué es lo que demanda la humanidad en estos momentos?, un control efectivo de la emergencia sanitaria y creación de una vacuna para el mortífero virus.
La gente está pidiendo también la reapertura de los mercados y ello viene ocurriendo paulatinamente en algunas ciudades de Estados Unidos, Alemania y América Latina.
La comunidad científica advierte que los protocolos sanitarios deben respetarse hasta que las condiciones reales permitan una apertura de las economías.
En Corea del Sur reabrieron los mercados, pero se detectaron nuevos focos epidémicos por lo que las autoridades redoblaron nuevamente las restricciones.
El distanciamiento físico será la norma de nuestras vidas por mucho tiempo, apelándose al uso de las mascarillas como otro accesorio del diario vivir.
Los países pobres tienen dificultades para la adquisición de los instrumentos quirúrgicos, como mascarillas, guantes, batas, trajes y botas que utilizan los profesionales de la salud en el combate de la pandemia.
Las naciones ricas acapararon esos utensilios en una acción de “salvase quien pueda” y retrato viviente de la crueldad de un sistema donde el que tiene los recursos impone la regla.
Creo honestamente que se trata de una estrecha visión y errónea interpretación del nuevo mundo que se nos avecina, porque después del Covid-19 hay que entender que nada hacemos con ser tan egoístas, malvados y crueles con nuestros semejantes.
Lógicamente, esos cambios serán paulatinamente, pero vendrán por encima de las cabezas de aquellos que todavía creen que ser negro y pobre equivale a vivir siempre humillado.
“Los ricos también lloran”
Si este virus no distingue estratos sociales ¿por qué nos aferramos a ser siempre dañino de mente y de corazón?
Cuando todo haya pasado y se cuantifique la cantidad total de fallecidos tanto en República Dominicana como alrededor del planeta, se verá que “los ricos también lloran”.
La oportunidad es valiosa y única para que se abogue por la desconcentración obscena de la riqueza. Veamos los siguientes datos: 0.7% de la población mundial, equivalente a 34 millones de personas, posee el 45.2% de la riqueza global. En tanto, que 71% de la población cuenta solo con 3% de la riqueza mundial.
Cifras difundidas por el diario El País de España sobre la evolución de la riqueza mundial (2000-2015) indican que el 1% más rico posee tanto patrimonio como todo el resto del mundo junto.
Ello explica el ¿por qué?, el coronavirus desenmascaró la pobreza que las cifras de los organismos mundiales maquillaban en sus famosos informes de Índice de Desarrollo Humano, dejando también al desnudo el pésimo sistema sanitario mundial.
Desde esa perspectiva, nos preguntamos: ¿para qué concentrar tantas riquezas en pocas manos cuando un virus es capaz de arrastrar con la vida de millones de seres humanos en este mundo de la civilización moderna?
¿Por qué la escala salarial es tan injusta en este mundo donde un deportista o artista destacado gana más dinero que un médico o científico que trabaja para salvar vidas?
Símil de aquel regordete que orgullosamente se ufanaba expresando “mi panza llena y la tuya vacía”.
Si los sistemas de salud pública en el mundo recibieran los recursos económicos, técnicos y materiales adecuados para proteger a la ciudadanía el coronavirus no se hubiera salido con la suya.
Si los profesionales de la salud fueran bien pagados y protegidos entonces no tendríamos que impresionarlos con simples aplausos al tratar de auxiliar a la gente por el temible virus.
Si los sistemas de desagües y alcantarillados pluviales de República Dominicana y otras naciones principalmente Latinoamericanas funcionaran, tendríamos menos gentes enfermas.
Si el robo de los recursos públicos de aquí y de allá fuera erradicado habría más alimentos en cada hogar del país y a nivel mundial.
Si el sistema económico neoliberal prevaleciente gastara menos en armas de destrucción masivas, no sería necesario realizar maratones televisivos a espera que algún político corrupto se convierta en el “chapulín colorado” para salvar la vida a un niño de condiciones especiales.
¿Manejaremos con transparencia esos dineros?
La República Dominicana acaba de recibir un préstamo de emergencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 650 millones de dólares para la lucha contra el virus. Y el gobierno de EE.UU. donó dos millones de dólares, según comunicaron las autoridades.
Algunos empresarios nacionales han realizados aportaciones de guantes y mascarillas al Ministerio de Salud Pública.
Es necesario que esos recursos sean utilizados con transparencia y estrictamente para los programas de protección a la población.
En fin, el modelo económico y social prevaleciente tiene que ser trasformado para que no surja otro virus mortal que acabe con la vida de los que afortunadamente seguimos “vivitos y coleando” aunque sea en cuarentena.
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