La difícil y esquiva unidad del centro izquierda en Colombia
Hay que propiciar desde la sociedad civil un vigoroso movimiento por la unidad de los sectores del centro izquierda.
- Opinión
El panorama para las elecciones a Congreso en el mes de marzo del 2022 y para las elecciones presidenciales en primera vuelta en mayo comienza a clarificarse, aunque aún hay sectores indecisos. En la extrema derecha el panorama desde el punto de vista de los acuerdos tiene un núcleo duro que es la continuidad de la coalición que hoy nos mal gobierna. Es casi una repetición de la estrategia que les dio el exitoso resultado para llevar a Duque a ser el ganador de la contienda presidencial en el mes de mayo y luego en la segunda vuelta en junio. Ese núcleo duro esta constituido por el partido Centro Democrático que orienta Álvaro Uribe y de él, en primera línea forman parte el partido Conservador y los llamados grupos cristianos. El acuerdo es el mismo del pasado, una consulta entre los candidatos de estos partidos en marzo con las elecciones al Congreso para presentar un solo candidato a primera vuelta aspirando como lo lograron en 2018 pasar a la segunda vuelta presidencial.
Alrededor de ese núcleo duro gravitan los barones electorales y un sector del centro derecha. Los clanes regionales que podrían ser unos 12 por ahora se mueven entre las aspiraciones del vocero y candidato del Clan de los Char, Alejandro Char y de la vocera y representante de su propio clan, Dilian Francisca Toro con fuerte arraigo en el departamento del Valle del Cauca. Ambos clanes tienen las gobernaciones de sus departamentos y Char además la alcaldía de la ciudad de Barranquilla. Su estrategia consiste en juntar los clanes regionales para sumar fuerzas y llegar a un acuerdo con la extrema derecha de ese núcleo duro agrupada alrededor de la extrema derecha uribista. También merodea ese sector el exvicepresidente Germán Vargas Lleras muy debilitado pues ha perdido cuadros muy importantes en su partido, Cambio Radical. No se descarta que Vargas Lleras quiera participar en esa consulta, aunque esta más débil de lo que ya estuvo en la primera vuelta en el año 2018.
Las conversaciones y negociaciones en este espectro han tenido como eje articulador al propio Álvaro Uribe que es quien más fuerza tiene en todo el sector de la derecha colombiana y recibe en su hacienda “El Uberrimo” a lo más granado de la derecha que van allí a plantear sus propuestas. Este bloque se da por descontado contará con la gran prensa tradicional que también en Colombia se ha convertido en instrumento dócil de esa extrema derecha que cubre todas sus fechorías. Para esta campaña estará reforzada con la toma de la Revista Semana y del diario El Tiempo y contará con muy abundantes recursos de los principales grupos empresariales del país. Su programa será el continuismo del fracasado modelo neoliberal que les ha traído múltiples réditos económicos. Por supuesto que tratarán de vender una imagen de cambio y de compromiso con la suerte de millones de excluidos y empobrecidos ciudadanos que ha dejado un modelo que depende básicamente para su sostenimiento de la explotación de nuestros recursos naturales.
Luego, se está cocinando una alianza o coalición del autoproclamado centro político por ahora gaseoso desde una perspectiva programática, aunque tienen algunos puntos que coinciden con el espectro de la izquierda. Quizás el punto más férreo de la identidad de este sector sea el de la defensa de los Acuerdos de Paz en su conjunto, así como el de reivindicar transparencia y decencia en el ejercicio de la política y su compromiso en la lucha contra la corrupción. Poco se sabe de cuáles son sus propuestas reales por ejemplo frente al modelo extractivista, cuáles son sus propuestas para hacer frente a la pobreza, aunque algunos de sus participantes han levantado la bandera de la renta básica permanente y se encuentran comprometidos con su trámite en el Congreso de la República. Allí por ahora convergen Humberto de la Calle Lombana, Juan Manuel Galán, Juan Fernando Cristo, el partido Verde con un ramillete de precandidatos que se han comprometido a realizar una consulta interna para presentarse con un solo candidato a ese espectro del centro político, allí también ha llegado Ángela María Robledo, Sergio Fajardo y Jorge Enrique Robledo. La coalición de la Esperanza como se han denominado transita por ahora en las discusiones para acordar el mecanismo de consulta que se llevaría a cabo en el mes de marzo. También los une el veto que han impulsado públicamente a una consulta con el candidato más representativo de la izquierda, Gustavo Petro. Sus argumentos son en este punto que no están de acuerdo con la polarización que genera Petro que ellos consideran inadecuada. Quieren ganar el paso a la segunda vuelta donde buscarían un acuerdo con la izquierda si esta es derrotada en esa primera vuelta o apoyarla si quien gana el paso a la segunda vuelta es la izquierda, como ya ocurrió en 2018. Muchos de ellos sueñan conque puedan pasar a segunda vuelta para enfrentarse a Petro. No creo personalmente que la extrema derecha no pase a segunda vuelta.
En la izquierda se ha fraguado también una coalición que se ha denominado Pacto Histórico. Allí convergen tres precandidatos Gustavo Petro de Colomba Humana, Alexander López del Polo Democrático y Francia Márquez líder afrocolombiana. Las Fuerzas Políticas que respaldan esa coalición hasta ahora son la Unión Patriótica, Colombia Humana, Mais, Unidad Democrática y Partido del Trabajo (que son sectores que han pertenecido al Partido Verde), Polo Democrático, Partido Comunista, Todos somos Colombia y más recientemente el partido del Común como se denomina al agrupamiento político de los exguerrilleros de las FARC que están en proceso de reinserción.
Una golpe de opinión importante lo dio esta coalición al anunciar listas únicas con el objetivo de ganar fuerza en el Congreso en las elecciones de marzo que sin duda debe ser uno de los objetivos políticos en esta coyuntura pues, frente a un gobierno de cambio, el Congreso se podrá convertir en un serio obstáculo si sigue en manos de las clientelas corruptas, de amigos del narcotráfico y de los terratenientes que hoy son mayoría en ambas cámaras y se ha convertido en un aliado de los intereses del gran capital y contra de los intereses de los sectores populares y de los trabajadores. A esta propuesta de listas únicas adhirió el senador Roy Barreras. A diferencia de la coalición de la Esperanza este bloque mantiene la propuesta de una sola consulta en marzo que congregue a todos los candidatos del centro y la izquierda, para que quien gane sea el candidato del centro izquierda y pueda aspirar a ganar en primera vuelta y no correr los riesgos que entraña la división. En este punto yo creo que este bloque tiene razón y aún en medio de las dificultades hay que seguir explorando caminos de unidad para que se pudiera concurrir con un solo candidato que no tengo la menor duda pondría al próximo o próxima presidente/a de la República.
La división en dos bloques entraña un riesgo grande para lograr el principal objetivo político en esta coyuntura que no debe ser otro que derrotar a las fuerzas neofascistas que nos gobiernan hoy. Un programa de transición negociado entre el centro y la izquierda es posible y a mi juicio es necesario para conquistar la paz, negociar lo que queda de conflicto armado para lograr la paz completa, emprender las reformas agraria, laboral, de la justicia, la renta básica y el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, la reforma política y las reformas al sistema de salud y de pensiones que son las tareas inaplazables para avanzar en la construcción de un orden democrático que reforme a fondo las fuerzas armadas y de Policía y que detenga el asesinato de los líderes sociales, las masacres y el asesinato de los excombatientes de las FARC y de los grupos en proceso de reinserción así como enfrentar el problema del narcotráfico con la sustitución de los cultivos de uso ilícito.
Hay que propiciar desde la sociedad civil un vigoroso movimiento por la unidad de los sectores del centro izquierda. Un paso adelante han sido las reuniones que sectores de los dos bloques han realizado para que la campaña no produzca confrontaciones innecesarias y se desarrolle con altura. Sin embargo, aunque ello es positivo no es suficiente. Hay que desalojar del poder a la extrema derecha y esta es la tarea suprema y hay que trabajar por lograrla. Un buen escenario es la generación de espacios comunes de trabajo entre el centro y la izquierda en asuntos de la coyuntura como la propuesta de renta básica permanente o la presentación de una sólida propuesta de reforma estructural de las finanzas públicas para oponerse a la regresiva reforma que el gobierno ha anunciado que presentará a consideración del Congreso y que busca grabar con el IVA a los productos básicos de la canasta familiar. Y a la par con ello exigir que se depongan los egos y las rencillas, que los precandidatos se pongan a la altura de las necesidades de nuestro pueblo que aguanta hambre y vive una situación de penuria agravada por la pandemia. No cejar en este empeño es a mi juicio la tarea de los demócratas hoy en Colombia.
Bogotá febrero 18 de 2021.
- Pedro Santana Rodríguez es Director Revista Sur
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