Importantes sucesos se están produciendo en Colombia, enmarcados en el proceso de negociaciones que se está desarrollando en La Habana, entre el Gobierno del Presidente Santos y la delegación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. El primero es el Foro continental organizado por el Foro de Sao Paulo, que aglutina a las fuerzas sociales y políticas de la izquierda de América Latina, muchas de ellas en el Gobierno de sus respectivos países, que se realizó el día de ayer 8 de Abril, y la gran Marcha Patriótica por la Paz y la Esperanza, en la que participan millones de personas de la sociedad colombiana, incluyendo a diversos movimientos y actores políticos, sociales, indígenas, sindicales, estudiantiles, juveniles y campesinos; en los que salvo posiciones ultra de derecha y de izquierda, se incluye a un amplio abanico de posiciones políticas e ideológicas, que se movilizan priorizando el interés más general del pueblo colombiano: que finalice el conflicto armado y poder iniciar la construcción de la ansiada paz.
Colombia es el único país de América Latina en donde subsiste la guerra interna, que luego de desmovilizadas las ultra derechistas paramilitares Auto Defensas de Colombia, AUC, se desarrolla entre las Fuerzas Armadas gubernamentales, por un lado, y las FARC y el Ejército de Liberación Nacional, ELN, por el otro.
Hasta ahora distintos procesos de negociación, desarrollados con distintos grupos guerrilleros, han dado resultados positivos sólo de forma parcial. Hace ya varias décadas se logró la desmovilización del conocido Movimiento 19 de Abril, M-19, en marzo de 1990, dando paso a la formación de la fuerza política AD-M19 (Alianza Democrática M-19), que no tuvo una larga vida institucional, aunque sí relevancia política en sus primeros años de práctica política en la legalidad; destacando las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, en las que AD-M19 logró 19 escaños. Al poco tiempo esta formación política se diluyó en el Polo Democrático Alternativo.
Distinta fue la historia del proceso de negociación desarrollado unos cinco años antes por las FARC y el Gobierno del Presidente Belisario Betancourt, que produjo la creación de la Unión Patriótica, UP, en la que se aglutinaron miembros de las FARC, del ELN una organización obrera. Lamentablemente este proceso fue violentamente abortado por la acción de fuerzas de paramilitares de la AUC y de narcotraficantes, que asesinaron a varios miembros de la UP y finalmente varios de sus integrantes se reintegraron a la guerra de guerrillas.
Es esperanzador que otras condiciones existan en estos momentos en Colombia, que permiten ver con optimismo la posibilidad de firmar la paz. El elemento fundamental es la salida del Gobierno del controvertido ex Presidente Uribe, cuya posición guerrerista y tendiente a declaraciones altisonantes y las posiciones inflexibles de los miembros de las FARC en esos tiempos, hicieron inviable iniciar la negociación por la paz.
Aunque el Presidente Juan Manuel Santos es miembro de una de las familias más poderosas de Colombia y su visión de derecha es criticada por amplios sectores sociales, Santos ha demostrado muchísima más inteligencia que Uribe, incluso para solucionar, casi de forma inmediata, el conflicto que Uribe desarrolló contra el fallecido Comandante Hugo Chávez, el que significó la ruptura de relaciones comerciales entre los dos países vecinos, que comparten una frontera de unos 2191 kilómetros, múltiples recursos naturales y que históricamente ha sido una zona de mucho comercio interfronterizo. El cierre de la frontera venezolana a los productos colombianos durante varios meses puso en aprietos a varios grupos económicos, por lo que la distensión facilitada por Santos con su cambio de actitud fue muy bien recibida.
Por su parte Hugo Chávez, desde hace varios años, estimuló a la dirigencia de las FARC para que comprendieran la necesidad de abrir la negociación por la paz. Sin embargo las condiciones favorables no existían y la iniciativa de Chávez, que buscaba acercar a las partes quedó desfigurada. Hoy, sin duda las condiciones nacionales e internacionales favorecen la solución pacifica de este ya larguísimo conflicto colombiano. Está muy claro que ya no es viable una revolución armada triunfante en estos años del siglo veintiuno, pero también que las FARC, que según informaciones diversas tienen unos diez mil hombres armados y cubren un vasto territorio, no estarán dispuestas simplemente a desmovilizarse, entregar las armas e insertarse a la vida política legal; especialmente si se toma en cuenta la amarga experiencia que tuvieron en los años ochenta y noventa con la Unión Patriótica, este nuevo esfuerzo que se realiza en Colombia y La Habana.
Es en este marco que adquieren gran importancia las actividades realizadas los dos días recién pasados, en los partidos y fuerzas sociales que integran el Foro de Sao Paulo asumieron el compromiso de apoyar los procesos de paz (con las FARC, hoy y con el ELN después), y acompañar solidariamente el proceso colombiano. El Foro ha instado a que los movimientos y luchas sociales de este país se involucren en los procesos de paz y, por su parte, ha ofrecido todo su apoyo a la acción unitaria a los partidos y movimientos sociales de Colombia en este proceso. En esa línea, se ha reafirmado la convocatoria que realizara recientemente en México el Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo (GT-FSP) para realizar una nueva actividad unitaria en junio del 2013, también en Bogotá. El Foro se ha comprometido a hacer del tema de la negociación para la paz uno de los puntos centrales del XIX Encuentro del Foro en julio de este año que se realizará en la ciudad de Sao Paulo.
Al mismo tiempo, la realización de la Marcha Patriótica por la Paz y la Esperanza, en las ciudades más importantes de Colombia, aunque el evento central se realizó en Bogotá, y que a pesar de algunas diferencias entre los dos grandes movimientos de izquierda: el Polo Democrático Alternativo y los aglutinados en “Marcha Patriótica” (cuya máxima figura es la ex senadora Piedad Córdoba), de forma inédita ha recibido un apoyo casi generalizado de distintos estratos sociales y económicos del país, incluyendo la participación del propio Presidente Santos y el apoyo de la delegación del grupo de negociadores de las FARC desde Cuba.
Saludamos esos importantes esfuerzos por construir la paz y desde Guatemala enviamos un fraterno y solidario abrazo al pueblo colombiano.
Es importante recordar en estos momentos lo que afirmó hace muchos años Mahatma Ghandi: “no hay camino para la paz, la paz es el camino”; desde la experiencia del proceso de paz en Guatemala, aportamos que no hay verdadera paz sin enfrentar con firmeza las causas que le dieron origen a la guerra, pero especialmente que, la paz firme y duradera demanda conocer la verdad de lo sucedido durante el conflicto, y que se haga justicia.