El patético neoliberalismo de la Comisión Europea

08/05/2014
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Uno de los personajes más patéticos (y no hay otra manera de definirlo) en el escenario político europeo es Olli Rehn (a partir de ahora, OR), el Comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la Unión Europea, y máximo portavoz del neoliberalismo en la Comisión Europea. Reproduce acríticamente sus recetas, que han llevado España al desastre, y todavía hoy continúa insistiendo en la necesidad de las políticas de austeridad, señalando que están dando fruto pues España está saliendo de la crisis. Esta postura es ampliamente compartida por la Troika (el FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo), aun cuando el FMI parece que se está distanciando de dicha postura. Pero OR es de los dogmáticos de la fe neoliberal, totalmente impermeable a la evidencia presente en los datos, que no confirman su creencia.
 
"Estas políticas que está imponiendo OR han sido definidas, con razón, como el austericidio. La única interpretación de su insistencia es su dogmatismo, impermeable a la evidencia empírica, o una extraordinaria incompetencia, lo cual no excluyo"
 
Tres han sido las políticas públicas que OR más ha promovido para España. Una es la reducción y eliminación del déficit público, pues España, según él, debe comportarse como una familia que no puede gastarse más de lo que tiene, presentando el déficit público como la causa de la crisis. Lo que es extraordinario es que este personaje (así como muchos de los analistas económicos pertenecientes a este dogma, ampliamente promovido en los medios, tanto en Catalunya como en el resto de España) esté constantemente acentuando que el elevado déficit público español es la causa de la crisis económica actual en España. A no ser que el déficit público baje y se elimine, España –según OR– no saldrá de la gran depresión (en España hablar de recesión es claramente insuficiente para definir la situación de la economía). Y los periodistas que le entrevistan toman nota y publican esta explicación de la crisis sin nunca hacerle al señor OR la pregunta obvia: ¿puesto que España estaba en superávit y no en déficit cuando se inició la crisis, cómo puede usted señalar que la causa de la crisis es el déficit público cuando España estaba en superávit? El que los periodistas no le hicieran tan obvia pregunta es señal de que los periodistas de este país no parecen entender los indicadores económicos.
 
En realidad, todos los datos muestran que fue la crisis la que creó el déficit público y no al revés. El enorme desempleo, creado, en parte, por las políticas de austeridad y recortes del gasto público, fue lo que creó una ralentización de la demanda y del crecimiento económico, causa de la dramática reducción de los ingresos del Estado (consecuencia de que la gran mayoría de los impuestos en España se basan en las rentas del trabajo y muy poco en las rentas del capital). Eso fue lo que disparó el déficit público. La combinación de recortes del gasto público junto con la reducción de los ingresos al Estado, resultado, entre otros factores, del desempleo (26% de la población activa), fue lo que causó que el déficit público se disparara. Los datos que apoyan esta interpretación están ahí para todo el que quiera verlo. Decir, como OR continúa diciendo, que el elevado déficit público es el que causó la crisis es más que una frivolidad. Es una falsedad que no puede atribuirse a la ignorancia. Pero lo que es igualmente censurable es el silencio de los medios, resultado de su enorme docilidad hacia el poder.
 
El apóstol del austericidio: el comisario Olli Rehn
 
El otro error (que, de nuevo, podría definirse como falsedad) es la aseveración de que el Estado es como una familia, que todo el mundo sabe que no puede gastarse más de lo que ingresa. OR continuamente subraya esto y se queda tan pancho. El diario digital “Nada es gratis” de Fedea, la plataforma del gran capital cuya ideología es el neoliberalismo, también repite esta frase constantemente. Por lo visto, la familia Rehn debe ser multimillonaria y comprarlo todo en metálico (sea una casa o un coche). Pero la mayoría de las familias se endeudan, es decir, la economía familiar funciona a base de crédito. Y lo mismo pasa con los Estados, que tienen que pedir dinero prestado para educar a nuestros hijos y nietos, para invertir en infraestructuras que les beneficiarán también a ellos, y un largo etcétera.
 
Pero hay otro problema con la homologación de las familias con los Estados, que por lo visto OR desconoce. El Estado puede tener lo que una familia no puede tener. Es decir, puede tener un banco central que imprima dinero y le ayude a que los intereses que tiene que pagar por sus bonos públicos no sean más elevados de lo que el Estado pueda pagar. Los bancos centrales pueden comprar deuda pública y con ello forzar a que los intereses bajen. Las familias no tienen esta posibilidad. Pero lo que OR parece desconocer es que en la UE tampoco los Estados tienen bancos centrales que puedan ayudarles. Y ahí está el problema, que los Estados son muy vulnerables a la especulación de los mercados financieros, pues no están protegidos por el Banco Central Europeo, que como he dicho muchas veces no es un banco central sino un lobby de la banca. De ahí que España haya tenido que pagar una cantidad elevadísima de intereses para poder conseguir dinero de la banca privada. Y el Sr. OR fue uno de los que apoyaron este sistema. Y ahora tiene la osadía de decir que el Estado tiene una deuda pública demasiado elevada y un déficit público demasiado elevado, y de ahí que surja el problema de no poder conseguir préstamos a unos intereses razonables, pues los famosos mercados financieros no confían en los Estados.
 
La nula credibilidad de esta postura apareció claramente cuando el Sr. Draghi, con solo una frase (indicando que compraría deuda pública), provocó que bajaran los intereses que pagaba el Estado español de una manera automática y acusada. Si el BCE hubiera dicho y hecho esto, la recesión no habría ocurrido como ocurrió. Esto, de nuevo, es obvio. Pero los periodistas nunca le hicieron esta observación.
 
La complicidad de los medios en el austericidio
 
Otra frivolidad de este personaje es su otra propuesta para salir de la crisis: la reducción de los salarios para hacer la economía más competitiva. Otro dogma neoliberal. Es interesante que el Sr. OR nunca (repito, nunca) ha sugerido que bajen los beneficios empresariales (pues, según los libros de economía, los beneficios son también parte de los costes de producción y, por lo tanto, los precios podrían también bajarse mediante la reducción de los beneficios). En realidad, a medida que lo salarios han ido bajando, los beneficios han ido aumentando. ¿Por qué no reducir los beneficios? Pero esto no está en el escenario del Sr. OR. Cuando habla de sacrificios, se supone que solo los trabajadores tienen que hacerlos. Lo que OR desea es ir bajando los salarios, para que los países de la UE compitan entre sí para ver quién los baja más, en una dinámica que nos llevará a Bangladesh. Esta bajada de salarios, junto con los recortes, nos está creando un problema enorme de falta de demanda. Pero esto es demasiado complicado para que OR lo entienda.
 
Estas políticas que está imponiendo OR han sido definidas, con razón, como el austericidio. La única interpretación de su insistencia es su dogmatismo, impermeable a la evidencia empírica, o una extraordinaria incompetencia, lo cual no excluyo. Conozco bien cómo funcionan cada una de las instituciones de la Troika (tengo personas conocidas que trabajan en ellas y por mi profesión tengo que leerme sus documentos), y es sorprendente la insuficiencia de conocimientos, cuando no mera incompetencia. Un caso muy claro de esta incompetencia es la aseveración que hizo ya en diciembre de 2013, indicando que España estaba saliendo ya de la crisis. Tres semanas más tarde, el 23 de enero de 2014, se anunciaba que el desempleo había subido, llegando al máximo nivel alcanzado hasta entonces. Un tanto idéntico está ocurriendo ahora. Y el Sr. OR tan tranquilo, dando entrevistas sin que ningún periodista le presente con datos que cuestionen sus dogmas. En realidad, tal personaje no podría mantener ninguna credibilidad si no fuera por la docilidad de los grandes medios, controlados por el gran capital. Así de claro.
 
- Vicenç Navarro | Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra
 
https://www.alainet.org/pt/node/85490
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