Unidad y pluralidad en el Foro Mesoamericano

Contra el Alca y el Plan Puebla Panamá

13/08/2002
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  • Opinión
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El Foro Mesoamericano contra el Plan Puebla Panamá y contra el ALCA (Área de Libre Comercio) celebrado muy recientemente en Managua ha sido un éxito. Por el número de participantes, 1200, y por la calidad de los debates que han permitido unificar criterios y establecer una agenda de acción regional. Pero el resultado global no debe difuminar la importancia de los puntos de disensión y, en particular, la lucha dialéctica librada contra una corriente de pensamiento instalada en la izquierda social que tiene a su favor el ambiente neoliberal y el atractivo de presentarse como fuerza realista, pragmática, lista para negociar con los centros de poder externos a Mesoamérica. Esta corriente de pensamiento utiliza un tríptico que se despliega de este modo: la globalización neoliberal y los tratados de libre comercio son algo inevitable (una especie de fenómeno natural); la izquierda social y política no tenemos una alternativa simétrica, global, que oponer; por consiguiente la más inteligente consiste en aceptar las reglas del juego predominantes y tratar de humanizar el Plan Puebla Panamá y el ALCA presentando mejoras. Sin embargo, el Foro, muy mayoritariamente ha sabido percibir en ese realismo un espacio de ilusión, propio de quienes bien por ingenuidad o bien por intereses, quieren creer que es viable influir sobre las decisiones centrales de la política norteamericana y de sus instrumentos llamados BIRD y Banco Mundial. El Foro ha comprendido que los tratados son mucho más que programas económicos y responden a un esquema geopolítico continental que incluye la militarización y la pérdida de la soberanía de los Estado-nación. El Foro ha escogido la lógica de no negociar ni cuánto ni cómo van a descapitalizar los recursos naturales de la región; no negociar la asfixia de las políticas públicas, ni negociar cuál será el volumen de las emigraciones, ni hasta dónde llegará la des-democratización de una región dirigida por centros de poder externos; no negociar la agresión a los pueblos indígenas y a sus bienes comunales; no negociar la extensión de la maquila; no negociar una agricultura sin agricultores. El Foro decidió no negociar cómo nos van a matar, si por vía rápida o por vía lenta. De manera que en el Foro Mesoamericano se han enfrentado dos enfoques: uno reposa sobre la resignación y la asunción de la derrota; el otro aspira a proseguir la resistencia y continuar trabajando una integración regional desde abajo, en la medida en que tiene la convicción de que tanto el PPP como el ALCA constituyen una fuerte amenaza a la construcción de un proyecto regional soberano, autocentrado, y son una forma más de anexión y colonialismo. En el Foro se ha puesto de relieve la necesidad de una unidad regional apoyada en una estrategia económica que ponga en primer plano las necesidades y los mercados nacionales y no en economías orientadas a la exportación basadas en alienación de los recursos de la gente, la destrucción de la biodiversidad y la superexplotación. Una unidad mesoamericana alrededor de cuatro grandes ámbitos: a) La defensa y valorización del capital natural, cultural y patrimonial; b) La defensa del capital social y democrático, es decir la importancia del fortalecimiento de las instituciones públicas, así como la revitalización de la sociedad civil, el fomento de la participación ciudadana en el espacio municipal, regional y nacional, y la profundización de los valores de la libertad y la tolerancia; c) La defensa del capital humano, mediante la mejora del acceso a la educación, nutrición y salud, así como el fortalecimiento del papel de la mujer en la sociedad, y la capacitación de los recursos humanos según las necesidades de innovación de los sistemas productivos; d) El capital económico que contemple el desarrollo endógeno y las necesidades internas de empleo y crecimiento, programas territoriales que atiendan a ventajas comparativas, servicios de apoyo a la producción, acceso a los mercados de los pequeños y medianos productores, fomento a la innovación productiva de calidad, a la gestión eficaz y acceso al crédito. De tal manera, lo que se ha discutido no es la existencia de la globalización en sí, que es un proceso histórico que presenta aspectos positivos, sino la globalización actual, neoliberal, que tiene como doctrina la dictadura de un mercado que no tiene sentido social ni de la justicia. Lo que se ha puesto de relieve es que no cabe "humanizar" un modelo en esencia depredador. Entendemos que el combate a la pobreza no es factible en términos de eficacia mientras se considere que el modelo económico neoliberal es el estado natural de la sociedad; una economía desembarazada de frenos sociales. La idea del mercado autorregulador que afirma que no hay alternativa es parte del problema; su enfoque para luchar contra la pobreza es completamente errático. En el Foro se ha denunciado como el PPP y el ALCA responden a la lógica de las empresas transnacionales y de los grupos oligárquicos nacionales que son rehenes y a la vez capataces de un proceso de expoliación, des- nacionalización de los Estados y des-democratización de la vida política de nuestras sociedades. En consecuencia, la globalización regional de la lucha, pero también del despliegue de economías sociales y populares alternativas, de la participación ciudadana y de la solidaridad, son un buen camino a seguir. Sabemos que el Banco Mundial y el BIRD han establecido políticas de cooptación sobre los movimientos sociales y ONGs, tratando de fabricar una oposición controlada sin capacidad de respuesta popular y volcada a prácticas negociadoras en condiciones de total desigualdad y, por lo tanto, estériles en cuanto a resultados. Esta estrategia de cooptación cuenta con la desvertebración social y la fatiga de los movimientos como ambiente aliado de sus propósitos. Sin embargo, esta tentativa de cooptación, a pesar de contar con grandes recursos, revela que el neoliberalismo padece de soledad en cuanto a respaldo social y de ahí su empeño en consolidar enclaves posibilistas en el interior de la sociedad civil. La respuesta a estos organismos internacionales la vienen dando los movimientos sociales en numerosas partes de América Latina. Con este Foro Mesoamericano la región se suma a la resistencia frente a estrategias económicas, políticas y militares diseñadas para crear más dependencia, al tiempo que apuesta por la vida, por otro desarrollo y por otra democracia. La pluralidad, necesaria e imprenscindible para construir propuestas y pensar mejor, ha sabido en consecuencia consolidar una unidad de las mayorías del Foro en torno a unos principios necesarios. * Iosu Perales, miembro de la ONGD Paz y Tercer Mundo
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