La humanidad entera conmovida ante las pantallas de TV la noche del 19, espectó con desaliento, la más grande necedad humana. Mujeres y hombres, grandes y chicos, asistimos asombrados a la expresión más cruel de la prepotencia gringa. Irak, ha sido pintada como una amenaza a la paz mundial. Pero tras un embargo económico de 12 años, prohibido de reinvertir sus rentas petroleras en determinados rubros, con zonas de exclusión aérea y con su población apenas sobreviviendo, será realmente la gran amenaza que nos pintan? Bush, en su calidad de mandamás del país más poderoso del mundo había conminado a otro mandatario, Hussein, a que abandonara su país natal y dejara el poder. De no hacerlo, la amenaza era la de entrar con 250.000 soldados, armados con el arsenal bélico más moderno. Y la amenaza se ha cumplido. Mientras la Guerra del Golfo causó entre cien y doscientas mil muertes, esta nueva aventura afectará a diez millones de irakíes, algo así como toda la población ecuatoriana. Millones de seres humanos se han opuesto, los mas altos foros han condenado esta guerra, la UE se ha fisurado, pero el dueño de la verdad, el juez del bien y del mal ha desoído el clamor mundial. Nos preguntamos entonces ¿qué se esconde detrás de soberana obstinación? La Guerra del Golfo fue un negocio redondo para los fabricantes de armas y para el gobierno gringo, genial en la fabricación de conflictos para vender sus armas y apoderarse de las riquezas ajenas. Es vital para los EEUU asegurar las reservas petroleras del mundo, las de medio Oriente, las de América Latina, las del Mar Caspio, las del Africa Subsahariana. Hoy es Irak, mañana y más cerca de nosotros serán Colombia, Venezuela y México. Y claro, la forma de asegurar esta riqueza indudablemente es con su presencia militar. Desde 1890 a Estados Unidos no le han faltado pretextos. En aquellos años, envió a Cuba un barco de guerra, el Maine, para ayudar a los alzados en armas contra los españoles. De pronto, ese navío estalló y murieron algunos tripulantes. Bastó eso para su intervención en Cuba. Y así sucesivamente, en Nicaragua, en Grenada, en Panamá, en Somalia, en Afganistán y en un largo estcétera de víctimas. Hoy, el pretexto son las armas biológicas y el escenario es Irak. Pero, saben ustedes cuanto costó la Guerra del Golfo? Nada más ni nada menos que 40 mil millones de dólares, pero así como gastaron también ganaron. Entre otras cosas, a causa de la guerra, el barril de petróleo subió de 15 a 42 dólares: más del doble. Jugosa ganancia, no? El alza del precio del petróleo generó sesenta mil millones de dólares, la mitad se quedó con los gobiernos árabes y la otra mitad fue a parar a manos de 7 empresas petroleras: norteamericanas, por supuesto. Y siguiendo con la feria, de lo que les correspondía a las petroleras gringas, la mayor parte fue a manos de su gobierno que compartió ganancias con las transnacionales. Entre estas y las otras, Estados Unidos que invirtió 10 mil millones en la guerra, recuperó la inversión y todavía le sobraron mil millones. Por su parte, las empresas privadas no gastaron nada en la guerra y se quedaron con 9 mil millones, más 49 mil millones que vendieron en derivados. Mucho de ese dinero fue reinvertido en empresas productoras de armamento. Frente a las pantallas de TV del mundo la humanidad absorta constata entonces que la guerra, en realidad, es el más redondo negocio del mundo. * Colectivo PRODH - Ecuador prodhecu@ecuanex.net.ec