Consideraciones sobre los efectos psicosociales de la guerra en Irak
27/04/2003
- Opinión
Introducción
Las siguientes palabras no intentan mostrar un aspecto novedoso del
problema de "efectos psicosociales" en el marco de una guerra, sino
más bien constituir reflexiones que tengan cierto grado de
plausibilidad. Estas reflexiones son, en alguna forma, apuntes
arriesgados, puesto que requerirían de conocimiento sobre el
contexto (en el caso de cómo podría afectar a las víctimas directas
de la guerra en Irak) y apoyo empírico que no se posee.
Explicar estas reflexiones significa decir que son un hilar un
tanto brusco y apresurado de diversas perspectivas y pensamientos,
privilegiando algunas posturas y manteniendo otras fuera. Siendo
fuertemente parcial en otras palabras. Es un discurso deudor de
otras voces, pero que permiten conectarse a través de la idea de
que la guerra y lo que se hace con ella (el modo en que se presenta
y "vende", se comunica), tiene un resultado final en las víctimas y
en los que ingenuamente se creen puros espectadores, alejados de
ella, de dolor y deshumanización. De alguna forma, también descansa
en la idea humanista de que la humanidad y la historia no están
completas si falta alguien. Y el problema está en que faltan
muchos. Muchos, demasiados: muertos y silenciados, a los que el
ángel de la historia quisiera despertar y reunir y que no puede
por el vendaval del progreso, según las fuertes imágenes de
Benjamín. Como que la historia del progreso oculta su envés
dialéctico que es la barbarie y el silenciamiento sobre esa
barbarie.
Para entrar en materia, hay tres tesis que son las que sustentan la
presente reflexión:
- El ser humano es construido a través de las relaciones sociales
y la historia que le tocó vivir (esto se refiere a quienes son
víctimas directas de la guerra)
- El ser humano es construido a través del lenguaje y la
comunicación (esto se refiere a quienes son espectadores de la
guerra).
- La guerra afecta las relaciones sociales, la historia, el
lenguaje y la comunicación.
Efectos sobre las victimas
No es posible pretender abordar los "efectos psicosociales de la
guerra" sin referirse a un hecho que por obvio, no deja de ser
crucial. Lo específicamente psicosocial no surge de sí mismo. En
otras palabras, lo psicosocial se produce, se crea, a través de los
factores sociales, económicos, culturales, políticos e históricos
en las que las personas y colectividades se desarrollan. Cuando se
habla de lo psíquico o de la subjetividad no puede evitarse hacer
una reflexión sobre aquellos factores (incluyendo los biológicos),
que posibilitan esa subjetividad. Sin embargo, por razones de orden
temporal, se deberá privilegiar algo que pueda considerarse
específico de eso que es lo psicosocial, sin que por ello se
abandone la premisa de ser creado en otras esferas.
La guerra puede definirse como un evento catastrófico, que
contrario a otros eventos de orden más natural, llevan la clara
intención de provocar daño. La guerra es una catástrofe social,
dirigida. Como lo menciona Walzer, la gente muere y, a menudo,
muere en gran número. La guerra es un infierno (Walzer, M., 2001;
p. 52).
Obviamente, en este infierno que es la guerra, aún cuando existan
elementos que la atemperen, se producirán efectos en las personas
que la padezcan. Es conocido que la fuerza del impacto de
catástrofes sociales se manifiesta en un aumento de los síntomas y
problemas de salud en la población que sufre. La mayoría de actos
violentos presenta algún tipo de respuesta sintomatológica. Las
investigaciones epidemiológicas confirman que las víctimas de
catástrofes y violencia extremas manifiestan cuadros sintomáticos
en alrededor de un 25-40% de los casos. También se da esa
frecuencia entre quienes participaron en combates de guerra y
masacres (Beristain, C.M., 1999; p. 29).
Después de los efectos físicos, de pérdida y destrucción que una
guerra origine, desde la perspectiva psicosocial, el problema está
en cómo afecta a la Salud Mental, operando como trauma y
deshumanización.
La Salud Mental, desde la perspectiva de Martín-Baró, no debe
referirse sólo a un problema de ausencia de Psicopatología, ni a un
problema eminentemente individual, sino a un carácter básico de las
relaciones humanas que define las posibilidades de humanización que
se abren para los miembros de cada sociedad y grupo. En términos
más directos, la salud mental constituye una dimensión de las
relaciones entre las personas y los grupos más que un estado
individual, aunque esa dimensión se enraíce de manera diferente en
el organismo de cada uno de los individuos involucrados en estas
relaciones, produciendo diversas manifestaciones ("síntomas") y
estados ("síndromes") (Martín-Baró, I. 2000; p. 25).
Si se toma en cuenta esa definición (que pone el acento en lo
social) y de acuerdo a estudios teóricos y empíricos, es posible
indicar que la guerra tendrá efectos sobre la Salud Mental de las
víctimas, en este caso, de las personas y colectividades que
conforman la sociedad iraquí. La guerra supone una alteración
drástica de las relaciones sociales, una exposición a situaciones
traumáticas y una amenaza a la vida misma de las personas.
Lo que no se vió de la guerra en Irak o se tendió a invisibilizar y
minimizar es el sufrimiento y dolor que vivió el pueblo iraquí. Los
muertos, los heridos, los rostros ensangrentados, la pérdida de
seres queridos, de objetos materiales, afectará inevitablemente la
dimensión de la Salud Mental.
Es obvio suponer que vivir bajo un régimen como el de Sadam Hussein
repercute en la dimensión de Salud Mental. Las tiranías logran
construir determinadas formas de relación que deshumanizan a las
personas. Pero de alguna manera, las personas soportan las
condiciones, las afrontan, a través de diversos mecanismos: el
silencio, la evasión, los síntomas psicosomáticos (tal como ocurrió
y ocurre aquí en Guatemala), el refugio en la religión o en ideales
e ideologías, aún cuando tengan un carácter inhumano como en ese
régimen, resistencia activa, etc. Sin embargo, en un enfrentamiento
abierto como la guerra (por pretendidamente limpia que ésta sea, lo
cual no deja de ser un planteamiento de carácter ideológico), es
esperable que se presenten diversas reacciones, que en efecto,
pueden incluir alivio si se vivencia como liberación (y se suman a
otras condiciones como la prolongación y "calidad" de la ocupación
de las fuerzas estadounidenses y británicas), o que pueden cargar
las experiencias vividas anteriormente y provocar procesos de
ruptura y quebranto psíquico.
Los efectos que puede acarrear la guerra, considerados globalmente,
pueden entenderse bajo algunas categorías básicas, entre ellas
están:
- Trauma
- Deshumanización
Trauma. El concepto de trauma tiene un origen desde la perspectiva
clínica, que no por ello deja de ser valioso para la presente
reflexión y para iluminar una de las posibilidades fuertemente
plausibles de lo que cabe encontrar en las víctimas directas de la
guerra de Irak. El trauma puede entenderse como una experiencia que
aporta en poco tiempo un aumento de excitación tan grande a la vida
psíquica que fracasa su liquidación o elaboración por los medios
normales o habituales, lo que inevitablemente dará lugar a
trastornos duraderos en el funcionamiento energético...Esto puede
darse por un solo acontecimiento muy violento o por la suma de
varios acontecimientos, alterando la economía del psiquismo y los
principios que rigen la vida psíquica. (APUD Edelman, L. y Kordon,
D. en Kordon, D. et al., 1995; p. 101).
Sin embargo, el trauma no es sólo un evento o serie de eventos,
puesto que ello significaría que toda persona sometida a hechos de
determinada naturaleza "catastrófica" para el ser humano (como la
guerra), tendría que vivenciar el trauma, cuestión que no es
verificable en la realidad. Esto puede explicarse debido a que la
problemática del trauma está vinculada no sólo al monto
desestructurante del estímulo, sino también al sentido que este
adquiere para cada persona, y a la posibilidad de encontrar o
mantener apoyos adecuados para el psiquismo...-e inmediatamente
agregan algo que es de mucha importancia para esta reflexión-
...Pero tanto el sentido individual del trauma como la posibilidad
de mantener u obtener los apoyos adecuados están vinculados en
estos casos al procesamiento social de la situación traumática.
Esto desde ya vinculado a las series complementarias de cada
sujeto. (Edelman, L. y Kordon, D. en Kordon, D. et al., 1995; p.
103).
Esto cobra bastante importancia debido a que con esta perspectiva
se anuda la idea de que aún cuando lo traumático sea algo que se
verifica o se encarna en la persona, no puede entenderse la
experiencia traumática sin hacer referencia al entorno social en la
cual se produce. Desde Martín-Baró, se puede considerar, incluso,
que es el mismo entorno social el que llega a desencadenar los
procesos y vivencias traumáticas.
Es conocido que Martín-Baró propone la categoría de trauma
psicosocial para designar aquellos eventos que no afectan a uno o
algunos pocos individuos sino que repercuten en sectores más
amplios de la población: comunidades y grupos sociales y que se
producen por las relaciones sociales que se establecen en el seno
de la sociedad. Para éste autor, en el caso específico de El
Salvador en los años 80´s, el trauma debería considerarse como la
cristalización o materialización en las personas de las relaciones
sociales de guerra que se viven en el país (Martín-Baró, I., 2000;
p. 80). Sin forzar mucho la idea que presenta, podría considerarse
que la guerra en Irak irá a provocar un trauma (una fractura, una
herida) en las relaciones sociales que se desarrollan en ese país y
que afectarán la Salud Mental de las personas expuestas a la
violencia vivida.
Algunos factores que pueden considerarse a la hora de evaluar el
impacto que la guerra tendrá en la Salud Mental de las víctimas
iraquíes son, sin ser los únicos:
- Cantidad y calidad de los eventos traumáticos. La cantidad
puede pensarse en el número de exposiciones a situaciones o
imágenes de dolor y la calidad a la intensidad y el significado
que esas exposiciones tengan para los involucrados.
- Apoyo de las redes familiares y comunitarias. Aquí podría
considerarse el caso de los niños como el sector de la
población más indefenso ante los sucesos. De acuerdo a diversos
estudios, los efectos en los niños estarán mediados por la
relación con la madre o el grupo familiar, que para usar una
expresión psicoanalítica funcionan como continentes de la
angustia, el temor, etc., que los niños presenten. En un
estudio realizado con niños palestinos e israelíes en los 80´s,
se considera que los factores que protegen a un niño o lo
vuelven más vulnerable frente a las experiencias traumáticas
son los siguientes: la situación socioeconómica de la familia,
la felicidad de la vida familiar, y el sexo y la edad del niño
(Punamäki, R-L. en Martín-Baró, I., 2000; p. 88). A manera de
conclusión en este estudio se considera que las experiencias
traumáticas de guerra y conflicto aumentan el sufrimiento
psicológico y los problemas de salud mental, y los niños son
especialmente vulnerables a este stress intencionado de la
guerra (Punamäki, R-L. en Martín-Baró, I., 2000; p. 97).
- Situación social previa a la guerra. Esto incluiría aspectos
tales como la relación de las personas en torno al régimen
político, su condición socioeconómica, las representaciones
colectivas que se generan dentro de los grupos, etc. Esto
también podría considerarse como cierto "grado de preparación"
ante el evento traumático.
- Por último, ha de considerarse el peso de las variables
individuales. Si no todas las personas reaccionan de la misma
manera, ello se debe a cuestiones que son propias de los
individuos.
Deshumanización. Otro aspecto a considerar dentro de los efectos de
las víctimas de la guerra (dentro de las cuales caben incluso los
soldados de las "fuerzas de la coalición") son los que pueden
englobarse dentro del concepto de deshumanización.
Si el fin primordial del ser humano es alcanzar grados mayores de
humanización, la guerra afecta ese fin de varias maneras.
En el caso de los soldados y las personas que presencian los
combates o los efectos que éstos tienen, la exposición continua al
horror puede producir como defensa, el embotamiento de los
sentimientos y emociones, es decir, la muerte se observa con cierta
indiferencia que permite el afrontamiento ante situaciones tan
anómalas. En el caso de los soldados, el odio inculcado contra el
enemigo que obliga a retirarle las características humanas, el
matar puede despertar incluso, cierta complacencia.
Pero también, y como aventura Samayoa, la guerra tienda a la
deshumanización al producirse fenómenos cognitivo-valorativos
empobrecidos y deformados. En el caso que él analiza, una guerra
civil prolongada en El Salvador, considera que los patrones de
adaptación ante una situación de esa naturaleza hacen que las
personas tiendan a deformar la percepción de la realidad y a
producirse patrones cognitivos rígidos y empobrecidos, entre los
que se encuentran la desatención selectiva y el aferramiento a
prejuicios, absolutización, idealización y rigidez ideológica,
escepticismo evasivo, defensividad paranoide y sentimientos de odio
y venganza (Cfr. Samayoa, J. en Martín-Baró, I., 2000).
Atributos específicamente humanos como la solidaridad o la
esperanza pueden verse gravemente afectados debido a la guerra,
aunque también esta situación posibilite que en algunos casos,
ciertas personas puedan lograr acciones ejemplares y de un profundo
significado humano. Sin embargo, no se puede decir que sea la
regla.
EFECTOS SOBRE LOS "ESPECTADORES"
Quizá uno de los efectos más funestos de la forma en que se
presentan las imágenes y los discursos oficiales de la guerra, sea
la desvalorización que ello produce en el lenguaje. Esto por la
sencilla razón que sea como se defina al hombre, sea cual fuere el
signo de sus relaciones con el mundo, el ser humano lo es por el
lenguaje. Como lo indica Duch: la palabra humana constituye el
centro neurálgico de las relaciones humanas porque, el
apalabramiento de las relaciones del ser humano con la
realidad...es uno de los fundamentos más primarios e
incontrovertibles de la existencia humana. Ejercer el "oficio de
hombre" equivale, de hecho, en dar consistencia verbal a la
realidad y, pues, al mismo ser humano (Duch, Ll., 1998; p. 458).
Es claro que la guerra por sí sola no basta para afectar el
lenguaje y la comunicación, para producir daños en la palabra. No
obstante, es un evento que acompaña al proceso de desvalorización
del lenguaje. Que sirve como síntoma y como fuente para la pérdida
de la palabra. Hay que notar que necesariamente, es un evento que
producirá efectos en la comunicación y en las conciencias mundiales
y que acompañará el proceso de pérdida de la palabra, de momento de
epílogo (after word) del que habla Steiner.
Sin embargo, antes de desarrollar la idea de perversión del
lenguaje, es necesario mostrar el vehículo por lo cual ello se
produce. En este caso dicho vehículo lo constituyen en buena
medida, el aparato propagandístico del imperio y los medios de
comunicación.
No puede afirmarse seriamente que los medios de comunicación sean
parciales. Además, el problema no es ese. El problema es que, tras
una aparente objetividad o una reivindicación de objetividad por
parte de los medios, se esconda una serie de operaciones que tienen
como fin último, presentar la realidad de manera conveniente a los
intereses de los Estados Unidos. En otras palabras, los medios de
comunicación manipulan el discurso mediático diciendo que no lo
hacen.
El papel que cumplen es, por lo menos, ambiguo. De alguna manera
proporcionan la posibilidad de estar al tanto e informados de los
hechos más generales que suceden y sucedieron en la guerra de Irak.
Sin embargo, las diversas limitaciones impuestas a los medios en lo
que podían transmitir (y que en alguna medida son provocadas por la
autocensura), al acto mismo que llevó a cabo Estados Unidos y a una
serie de factores más, permiten afirmar que lo que transmitieron es
una información manipulada. Envían mensajes de corte marcadamente
ideológico (de manera consciente y en otras por ciertas premisas
estructurales de los mismos) y también envían información falaz.
Los medios reflejan la realidad y la modelan, y en este caso,
influyen sobre lo que la gente pueda pensar respecto a ella. No
mostrar a prisioneros estadounidenses, no mostrar a los muertos
civiles (niños y mujeres), presentar una especie de videojuego
macabro son elecciones que hacen los medios y que permiten orientar
a la opinión pública en determinada dirección.
La perspectiva que ofrece Chomsky sobre la filtración de las
noticias llevadas a cabo por los medios de comunicación puede
servir para comprender los alcances de la manipulación mediática.
Según el modelo que elabora Chomsky, cada filtro es una forma de
orientar, limitar, controlar y colorear a conveniencia del
sistema, la información que se transmite en los medios de
comunicación y que llega a sus "consumidores". De esa cuenta, cada
uno de ellos opera reduciendo y seleccionando lo que puede pasar a
publicarse, convirtiéndose efectivamente en formas de censura que
operan sin que la audiencia y los propios medios se den cuenta
claramente de lo que está sucediendo en su accionar. Los filtros
que menciona y sus características más importantes son:
Magnitud, propiedad y orientación de los beneficios de los medios
de comunicación
- El carácter de gran empresa de los medios de comunicación, que
impide que cualquier persona o grupo interesado pueda llegar a
competir con éxito dentro de este mercado. Es sólo el gran
capital el que puede efectivamente controlar la propiedad de
los medios. Esto es ya una gran barrera para que las grandes
mayorías o un grupo subalterno o marginal pueda competir y
emitir sus opiniones dentro de un medio de comunicación
importante, que llegue a influir en un gran número de gente.
Los medios de comunicación son grandes grupos contra los cuales
no se puede competir debido a lo prohibitivo de la inversión,
son millones de dólares los que se necesitan actualmente para
montar y garantizar la supervivencia de un medio. Esto es una
de las consecuencias de la economía de mercado. Es la
supervivencia del más apto (económicamente).
- Dado su carácter de empresas, son sumamente plegables a los
intereses del mercado, lo cual se convierte en una fuerte
presión para la comunicación que se pueden permitir. Esto hace
que se apeguen a lo conveniente no a lo importante. Existe la
tendencia hacia una mayor integración de los medios de
comunicación en el sistema de mercado (Chomsky, N., 1990; 32).
- El carácter de gran empresa, hace que los medios de
comunicación estén estrechamente vinculados a las decisiones de
otras grandes empresas, tales como bancos, inversiones
comerciales que empujan y controlan el mercado. Esto hace que
busquen la rentabilidad de los medios, no necesariamente su
veracidad.
Es imposible no citar literalmente su conclusión: En resumen, las
empresas dominantes en los medios de comunicación son grandes
negocios, están controladas por personas muy poderosas o por
directivos sometidos a severas limitaciones por parte de los
propietarios y otras fuerzas orientadas hacia los beneficios del
mercado, y están estrechamente unidas y tienen importantes
intereses comunes con otras grandes empresas, con los bancos y con
el gobierno (Chomky, N. 1990; 42)
Para hacer negocios se necesita el beneplácito de la publicidad
- Los anunciantes tienen un poder real sobre la viabilidad
económica de los medios. A medida que existió una mayor
inversión publicitaria, los medios que gozan de su apoyo pueden
reducir costos y mejorar su calidad de publicación, lo cual
pone en desventaja a los medios que no gozan de este apoyo.
Esta es una razón muy fuerte que originó el declive de la
prensa obrera de Estados Unidos.
- Un periódico dirigido a los pobres, con tendencias radicales o
dirigidos a la clase obrera, que no sean convenientes a las
empresas, no encuentran apoyo de los anunciantes, que no se
interesan en quienes no pueden comprar cosas o quienes les
critican. Los anunciantes se convierten en organizaciones
normativas de referencia a cuyas exigencias y demandas deben
acomodarse los medios de comunicación si desean tener éxito
(Chomsky, N., 1990; 46). Esto explica también los silencios de
los medios informativos respecto a problemas de ciertas
empresas o personas del medio que los apoyan poderosamente en
cuanto a publicidad se refiere. Las empresas apoyan periódicos
o medios conservadores que reflejen sus posiciones políticas o
intereses.
- Los medios funcionan como empresas que se basan en las
ganancias, en buena medida éstas ganancias son producidas por
el favor publicitario, lo cual elimina algunos temas que
ofendan o molesten a los anunciantes.
Suministro de noticias a los medios de comunicación
- Existe una relación simbiótica entre los medios de información
y las fuentes o principales lugares donde se producen las
noticias. Es decir, los medios dependen en buena medida de las
fuentes gubernativas y empresariales para lo que publiquen, lo
que introduce un sesgo originario en la publicación de
información.
- Lo que dicen "los expertos" es algo que se cree. Estos expertos
son parte de las fuentes de información y lo que estos
proveedores oficiales muestran es una información que
generalmente se reconoce como objetiva.
- Las fuentes de información "no confiables", en este caso se
podría decir casi "no oficiales", exigen una investigación más
cuidadosa sobre lo que informan, lo que origina mayor gasto de
tiempo y recursos para que se compruebe. No cuentan con la
aceptación y credibilidad casi automática de las fuentes
oficiales.
- Existe una desigualdad enorme de recursos entre las diversas
fuentes de información. Los organismos estatales u
organizaciones comerciales cuentan con un presupuesto enorme
para producir información con sus propios canales, en contra de
presupuestos reducidos de medios y grupos críticos o
alternativos.
- La subvención de noticias y publicidad que generan las
principales fuentes de información oficial sesga necesariamente
la información a favor del gobierno y del mercado. Además, como
lo señala Chomsky, debido a los servicios que proporcionan, a
los continuos contactos que genera su actividad normal y a la
dependencia mutua, los poderosos pueden utilizar relaciones
personales, amenazas y recompensas para influenciar y
coercionar aún más a los medios de comunicación. Éstos pueden
sentirse obligados a dar por buenas historias extremadamente
dudosas y a acallar sus críticas para no ofender sus fuentes de
información y perjudicar su estrecha relación con éstas.
Resulta muy difícil llamar embusteras a las autoridades de
cuyas informaciones depende uno, aunque éstas nos digan grandes
mentiras (Chomsky 1990; 56 y 57).
El "con el mazo dando" de los reforzadores de opinión
- Existe un control directo sobre los medios a partir de lo que
éstos pueden publicar y que ofendan a grupos poderosos. Son en
un mejor chapin "jalones de oreja" a los medios que se atreven
a poner en circulación información que atente en contra de los
intereses del gobierno y del mercado, que pueden poner en
aprietos a los medios. Es una "respuesta crítica" a lo que los
medios publican. Gobierno y mercado tienen a su disposición
influencias personales, instrumentos legales y represalias
comerciales que pueden utilizar para ejercer censura.
- Hay instituciones en Estados Unidos que se dedican
específicamente a una acción de censura y que los medios sigan
el orden del día empresarial y una política exterior de corte
conservador y línea dura (Chomsky, N., 1990; 66).
- Además, como conclusión lógica de lo anterior, los medios se
prestan a los juicios de esta crítica de los grupos poderosos a
partir de dedicarle atención respetuosa y oídos a lo que
señalen.
Por último y en el momento en que desarrolla este modelo, Chomsky
propone el anticomunismo como sombrilla ideológica con la cual se
filtra la realidad en los medios de comunicación. En este momento,
dicho filtro ya no opera. Sin embargo ha sido sustituido por la
ideología del "antiterrorismo" que lo sustituye y funciona de forma
muy similar. Primero porque divide al mundo en buenos y malos y
además porque ofrece una justificación a las propias acciones y una
condena a las acciones de aquellos sobre los cuales recae la
nominación de terrorista.
Dicho lo anterior, se puede considerar que esa manipulación de los
medios y el lenguaje mismo sobre el que descansan lleva a un
proceso de perversión de la palabra.
G. Steiner, elabora la idea, que obviamente es discutible, de que
después de Auschwitz, después de Hitler, el alemán perdió parte de
su vitalidad y energía por la deshumanización en la que se vió
inmerso. Además, también indica que esta deshumanización se produjo
por el uso perverso del lenguaje. Es decir, que el lenguaje lleva
la marca, pero también produce perversidad cuando se le emplea mal,
como lo que actualmente ocurre. No sólo como resultado de esa
mentira ideológica con la que los señores de la guerra manipulan el
lenguaje, sino como proceso humano que tiene larga data y debería
ser (a juicio de quien esto escribe), una de la preocupaciones
centrales de los estudiosos de las ciencias sociales y humanas.
Steiner lo planea de manera clara: Los idiomas son organismos
vivos. Infinitamente complejos, pero organismos a fin de cuentas.
Contienen cierta fuerza vital, cierto poder de absorción y
desarrollo. También pueden experimentar la decadencia y la
muerte...Un idioma tiene en su interior el germen de la disolución
de diversas maneras. Los actos mentales que fueran otrora
espontáneos se vuelven usos mecánicos y fríos (metáforas muertas,
símiles en conserva, clichés). Las palabras se tornan más y más
ambiguas. En vez de estilo hay retórica. En vez de uso común y
preciso, jerga. Extranjerismos y radicales foráneos dejan de
enriquecer el flujo sanguíneo de la lengua indígena. Se limitan a
ser engullidos permanecen como instrusiones extrañas. Todos estos
fracasos técnicos convergen en un fracaso sustancial: el lenguaje
deja de configurar el pensamiento para proceder a embrutecerlo
(Steiner, G., 1990; 134).
Dentro de todos los factores que llevan a una situación en la que
el lenguaje y la comunicación se vuelven factores de total
alienación y fuente de desencuentros, se podría señalar uno en
particular: el desgaste, la trivialización, la tergiversación que
la propaganda y los medios de comunicación hacen del lenguaje, de
los mitos de corte nacionalista (en este caso imperialista), que
imponen al transmitir lo "que sucede". Cuando se usa para mentir,
para crear al enemigo, para deshumanizar al otro. Piénsese un
momento en el uso que se le da a la palabra terrorista. Por
ejemplo, se dice que dos mujeres (una de las cuales estaba
embarazada) que matan a 4 soldados realizan una acción terrorista.
Un atentado suicida, lo cual conlleva una condena moral.
Curiosamente, el hecho de que una bomba destruya un centro
comercial y mate a mujeres y niños es un error de la guerra y sus
víctimas son llamadas de manera totalmente eufemística "daños
colaterales". Un avión es derribado por los propios estadounidenses
y a eso se le llama "fuego amigo". Habría que preguntarle al piloto
que tan amigo le resultó ese fuego. El uso de la palabra coalición
también deja en que pensar. Se dijo que la "coalición bombardeó
Bagdad". Habría que contar cuántos aparatos pertenecientes a las
fuerzas aéreas de los países centroamericanos participaron en esas
acciones. Y la lista se podría ampliar...
El odio y la vulgaridad, las mentiras y lo falaz anidan en la
construcción del lenguaje, que vale decir, es un elemento clave
para la construcción de la subjetividad, que participa en la
construcción de lo que somos, en el centro mismo de nuestra
intimidad.
Esto debe llevar a considerar que en las raíces del lenguaje, en su
polisemia y ambigüedad radicales, anida la posibilidad de hacerlo
un lenguaje vivo o transformarlo en una máquina de mentiras, de
desencuentros y desvinculación con el prójimo que es, al final de
cuentas, lo que sucede cuando se le manipula a tal extremo. Es,
entonces, cuando el horror se hace palabra neutra y aparece como
partes pretendidamente asépticos de la guerra, cuando las imágenes
transmitidas ocultan más de lo que muestran o banalizan la muerte y
la miseria. De lo que se han cuidado extremadamente los
estadounidenses y las cadenas de televisión que ellos controlan, es
transmitir imágenes lo más limpias de una guerra tecnologizada, que
no por ello deja de acarrear destrucción y muerte.
Si se pervierte el uso del lenguaje, algo ocurre en el mismo y en
la vida que éste expresa y moldea. Para el caso alemán que comenta
Steiner esto se entiende al indicar que los idiomas contienen
inmensos depósitos de vida. Pueden absorber masas de histeria,
incultura y mojigatería (George Orwell puso de manifiesto que le
estaba ocurriendo lo mismo al inglés actualmente). Pero todo tiene
un límite. Si se utiliza para concebir, organizar y justificar
Belsen; si se usa para ingeniar detalles de los hornos crematorios;
si se emplea en la deshumanización del hombre a lo largo de doce
años de bestialidad calculada, algo irremediable acaba por ocurrir
en su interior. Si se hace palabra de cuanto hicieron Hitler,
Goebbels y los cien mil Untersturmführer, las palabras se
convierten en vehículos de terror y falsedad. Algo irremediable
acaba por ocurrir a las palabras. Aldo de las mentiras y del
sadismo acaba por instalarse en el núcleo del idioma.
Imperceptiblemente al principio, al igual que las ponzoñas de la
radiación, se infiltran inadvertidamente en los huesos. Pero el
cáncer se declarará y asimismo la destrucción de la esencia. El
idioma dejará de desarrollarse y ostentar frescura. Dejará de poner
en movimiento, en la medida en que es empleado para ello, sus dos
funciones principales: el vehículo del orden humano que llamamos
ley y la comunicación de la agilidad del espíritu que llamamos
gracia (Steiner, G., 1990; 140-141).
Aún cuando la apreciación de Steiner contenga ciertos elementos que
pueden parecer de cierta aristocracia académica, se tiene también
un correlato importante en la opinión, de estas latitudes, en el
pensamiento de Galeano. Como su obra deja ver, en el mundo actual,
la mentira y el engaño son la norma de la comunicación desde las
instituciones de poder militar, económico y político. En el caso
que nos compete, se puede decir ...que nunca se dice muerte, sino
desaparición física; tampoco son muertos los seres humanos
aniquilados en las operaciones militares: los muertos en batallas
son bajas, y los civiles que se la ligan sin comerla ni beberla,
son daños colaterales (Galeano, E., 2001; p. 42). El mismo mundo
pierde parte de su realidad y las palabras pierden fuerza, sufren
desgaste y llegan a significar, en muchos casos, lo contrario a lo
que originalmente servían(1).
El problema al cual finalmente nos enfrentamos es: En la época de
la información de alcance gigantesco –con las características que
se vieron en el modelo de información propuesto por Chomsky y en
otros procesos que lo acompañan- ¿Cómo se deberán emplear las
expresividades humanas para poder evitar las trampas de la
incomunicación, es decir, de las palabras sin contenido ideológico,
emocional y experencial? Porque el peligro que ahora mismo asedia
al lenguaje humano se puede resumir con una expresión: ausencia
real. En lugar de ser el vehículo de la presencia, las
expresividades humanas, con frecuencia, se han transformado en
señales de vacío; el vacío en forma de opresión, de vulgaridad, de
desmantelamiento de las creencias, de perversión de las palabras
más sublimes (Duch, Ll., 1998; 461).
Como conclusión, se podría indicar, que el lenguaje y la propaganda
que se hace sobre la guerra a través de los medios de comunicación,
además de su carácter claramente ideológico, contribuye a ese
proceso de perversión del lenguaje en el cual nos encontramos. La
exposición continua a las mentiras y propaganda falaz con que los
medios de comunicación inundan, en lugar de permitir el
conocimiento de la realidad y permitir la acción sobre ella,
contribuye al proceso de alienación a través de la perversión del
lenguaje.
* Elaborado por Mariano González para el panel "Efectos políticos,
éticos, psicosociales" organizado por la Licenciada Gabriela
Orantes
Nota:
(1) Una muestra de ello lo constituye la palabra interés. Interés
viene de inter esse, es decir de estar entre. Estar interesado
significa estar entre eso que interesa. Que eso por lo cual uno
tiene interés es algo en lo cual uno está de lleno. Actualmente una
de las formas más fáciles de deshacerse de un tema que no importa o
de expresar esa no importancia es utilizar la expresión ¡Qué
interesante!, lo cual deja ver que eso que se toca como tema,
importa realmente un bledo.
Bibliografía
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