La oposición democrática no existe
09/05/2004
- Opinión
"¿Hay oposición que no sea golpista? Mientras no se
manifieste, diferenciándose de la otra, mantendré mi duda de
que exista una oposición democrática." Francisco Zambrano
[La BitBlioteca, 16 de Diciembre de 2002]
La existencia de un campamento paramilitar en la ciudad de
Caracas conformado por mercenarios colombianos con amplia
experiencia en la ejecución de actos terroristas, representa
un hecho de suma gravedad que debe llamar la atención de
toda la sociedad venezolana independientemente de sus
simpatias políticas, por lo que su banalización no puede
sino representar una declaración de complicidad tácita con
la violencia y el golpismo.
Durante la primera semana de marzo, el plan "guarimba" de la
oposición intentó "paralizar totalmente el país - crear un
caos anárquico a nivel nacional a fin de obligar al régimen
castro-comunista de Venezuela a que ordene el 'Plan Ávila'.
[y provocar] la insubordinación constitucional creando la
necesidad de una acción cívico-militar", según palabras de
su "ideólogo" Robert Alonso, anticastrista recalcitrante con
amplios nexos con sectores ultra-reaccionarios de Miami,
Colombia y Venezuela. Las dantescas imágenes transmitidas
por VTV mostraron la quema de vehículos, cauchos y basura,
incautaciones de armamento, utilización de fales, granadas,
chopos, y bombas molotov, presencia de francotiradores, y el
descarado apoyo financiero, logístico, parapolicial y
mediático de la dirigencia opositora, gobernación de
Miranda, alcaldías de Baruta, Chacao y Mayor de Caracas, y
medios de comunicación privados.
La "guarimba" fracasó, pero en lugar de denunciar a quienes
actuaban de manera criminal contra la tranquilidad y paz
ciudadana, la oposición puso en marcha una feroz campaña
mediática en la que acusaba al gobierno de violar
sistemáticamente los derechos humanos, siendo el caso de los
soldados quemados en Fuerte Mara el último episodio de una
grotesca manipulación que fue desnudada por el propio
soldado Barroso, su "testigo excepcional", cuando confesó
haber sido secuestrado y amenazado por Globovisión y la
gobernación del Zulia para acusar falsamente al gobierno de
castigar a un grupo de soldados con lanza llamas por su
supuesta participación en el "firmazo" contra el presidente
Chávez. (Panorama, 9 de Mayo de 2004)
El golpismo siguió su curso, y los preparativos para una
nueva "guarimba" fueron denunciados oportunamente por los
organismos de inteligencia. Sin embargo, la oposición
prefirió acusar al gobierno de montar una "olla" para la
ejecución de un eventual "autogolpe" en lugar de denunciar
públicamente a su ala extremista. La "guarimba" fue
pospuesta mientras un ejército paramilitar se preparaba en
una finca de El Hatillo, propiedad de Robert Alonso, para
atacar diversos puntos militares de la capital y de esta
manera provocar una intervención "represiva" de las fuerzas
del Estado que produjera caos, anarquía y la intervención
extranjera.
Una vez capturados los paramilitares, la oposición volvió a
guardar un escandaloso silencio esperando que los medios de
comunicación dictaran la pauta, asumieron la defensa de los
paramilitares a través del bufete Heredia (RNV, 10 de Mayo
de 2004) y terminaron calificando este grave hecho como un
"montaje", "show", e incluso "manipulación", como lo
llamaría Teodoro Petkoff para evitar que el paramilitarismo
colombiano dañara la imagen golpista de su querida
oposición.
Mucha razón tienen entonces aquellos que vinculan la
oposición venezolana con el campamento paramilitar
desmantelado por el gobierno. La banalidad con que la
oposición ha asumido un hecho que reviste de tanta gravedad
para la democracia y el orden institucional, demuestra que
en Venezuela no existe una oposición democrática,
responsable y realmente apegada a los derechos humanos
fundamentales. Con su respuesta, la dirigencia opositora ha
demostrado mas bien perseguir una agenda golpista que sacie
su enfermiza obsesión por salir de Chávez, así sea mediante
un ataque paramilitar que inunde de muerte y sufrimiento a
la familia venezolana, tal y como hoy ocurre de la manera
mas sangrienta en nuestra hermana Colombia.
* Antonio Guillermo García Danglades. Internacionalista, MA.
https://www.alainet.org/de/node/109902?language=es
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