Muerte en custodia
04/01/2004
- Opinión
"Los ingleses dijeron que mi hijo pronto saldría libre.
Tres días después me entregaron su cuerpo."
La última vez que el teniente coronel Daoud Mousa, de
la policía iraquí, vio a su hijo Baha con vida, fue el
14 de septiembre de 2003, cuando los soldados ingleses
asaltaron un hotel en Basra, donde el joven era
recepcionista.
"Estaba echado en el piso de mármol con las manos sobre
la cabeza, junto con otros siete empleados", recuerda
hoy el coronel Mousa. Le dije, no te preocupes; hablé
con el oficial inglés y me dijo que te van a soltar en
un par de horas." El oficial, un subteniente, inclusive
le dio una hoja de papel donde había escrito "Subt.
Mike", junto a una indescifrable firma y un número de
teléfono en Basra; ningún apellido.
"Tres días después me entregaron su cuerpo", relata el
coronel, sentado en el piso de concreto de su casa en
una barriada de Basra. "Los ingleses me vinieron a
decir que había "muerto en custodia." Tenía la nariz
rota, traía sangre encima de la boca y se notaban los
moretones en las piernas y las costillas. Se le había
arrancado la piel de las muñecas por las esposas."
Baha Mousa dejó dos niños; Hassan, de cinco años, y
Hussein, de tres. Los dos son huérfanos, ya que la
esposa de Baha, con veintidós años, murió de cáncer
apenas seis meses antes la muerte de Baha.
Nadie niega el hecho de que todos, o casi todos los
detenidos en el hotel Haitham -donde los soldados
ingleses habían encontrado cuatro armas en una caja
fuerte- fueron tratados con exceso de crueldad bajo
custodia de la Real Policía Militar. Un colega de Baha,
Kiha Taha, resultó con falla renal crítica después de
ser pateado en los riñones; una "fe de heridas" del
Hospital de Frimley Park, en Inglaterra, declara
abiertamente que el detenido sufrió "contusiones
generalizadas debido a repetidos ataques."
Cuando el coronel Mousa y su hijo Alaa fueron a visitar
a Kiha en un hospital de Basra, justo después de ser
puesto en libertad, pues querían preguntarle por Baha,
encontraron al herido, según Alaa, "más muerto que
vivo, con tremendos moretones donde le habían pateado
las costillas y el abdomen. Apenas podía hablar."
Otro de los colegas de Baha, quien negó revelar su
identidad al periódico The Independent por temor a ser
reaprehendido por las fuerzas británicas en Basra, dio
un aterrador recuento del tratamiento a que fueron
sometidos en el centro de interrogaciones de Basra.
Como terrible coincidencia, el edificio había sido
anteriormente el cuartel del servicio secreto de Ali
Majid, el brutal primo de Saddam Hussein, mejor
conocido como "Químico Ali" por su participación en la
masacre de Kurdos en Halabja; siendo más tarde
gobernador de la provincia de Basra.
"Nos maniataron, nos encapucharon la cabeza con bolsas
y nos llevaron a una celda grande. Yo podía ver entre
los hoyos de la capucha. Entraban soldados rasos, no
oficiales de rango; con la cabeza rapada y en uniforme.
Y nos daban de patadas, uno por uno. Nos daban de
patadas en el pecho, entre las piernas y en la espalda.
Estábamos llorando a gritos."
"Se ensañaron con Baha, más que nadie; Él se quejaba de
no poder respirar con la capucha; les rogaba que se la
quitaran pues estaba sofocándose, pero los soldados se
burlaban y lo pateaban aun más. Dijo uno de ellos:
'deja de gritar para que respires mejor'. Baha estaba
aterrado. Entonces le arreciaron las patadas hasta que
se desplomó. Ninguno de nosotros podíamos pararnos o
sentarnos por tanto castigo".
Mas ninguno de los prisioneros dice haber sido
interrogado acerca del hallazgo de armas en el hotel.
De hecho, la persona que puso los dos rifles y las dos
pistolas en la caja fuerte del hotel -uno de los
propietarios, Haitham Vaha- huyó al ver llegar los
ingleses y se encuentra aún en fuga. Su padre, otro
propietario, Ahmed Taha Mousa, sin parentesco con Kifah
Taha o Baha Mousa, se encuentran todavía bajo custodia
inglesa en el sur de Irak. Al menos uno de los que
fueron golpeados por los ingleses declara que con gusto
entregaría a Haitham a las fuerzas inglesas si acaso
supiera donde encontrarlo.
Amnistía Internacional exije una investigación
imparcial e independiente sobre la muerte de Baha y el
abuso de los otros prisioneros iraquíes, pero el
Ministerio de Defensa ha intentado mantener su
indagación en el ámbito militar. Dos soldados que
habían sido detenidos en conexión con la muerte de Baha
fueron puestos en libertad, y la familia de Baha
resiente tal afrenta. "Vamos a demandar al ejército
inglés en Londres", clama su hermano Alaa. "Nos dieron
3 mil dólares de compensación y nos dijeron que
podíamos recibir otros 5 mil, pero no se
responsabilizan por la muerte".
"Rechazamos el dinero. Queremos justicia. Exijimos que
se castigue a los soldados. ¿Cuánto recibiría una
familia británica si acaso su hijo fuera arrestado sin
delito y se lo mataran a golpes?"
El ejército inglés entregó a la familia Mousa un
certificado internacional de defunción en el centro
médico militar de Shaibah, cerca de Basra. Con fecha
del 21 de septiembre, contiene también una firma
ilegible. Se declara ahí que la causa de muerte de Baha
fue un "ataque cardiorespiratorio: asfixia." Pero el
oficial británico que firmó el documento omitió el
detalle que indica "debido a/a consecuencia de:"
También ignoró la columna que detalla el "intervalo
aproximado entre principio (de asfixia) y
fallecimiento." Más grave aun resultó la omisión del
ejército inglés de llenar las secciones "Rgt Corps/RAF
Command" y "Ship/Unit/RAF Station" (indicando
responsabilidad y procedencia, N.deT.), indispensables
en el caso.
El 18 de septiembre se abrió una investigación sobre la
muerte de Baha Mousa en la sección 61 del Departamento
de Investigaciones Especiales (SIB) de la Real Policía
Militar. El capitán G. Nugent, oficial en mando de la
sección 61, nombró a un sargento Jay como responsable
de la pesquisa en el caso 64695/03. Desde el comienzo,
el SIB encontró evidencia abrumadora acusando al
ejército inglés de golpear y patear a los prisioneros
en custodia.
El mayor James Ralph, asesor de anestesia y emergencias
del hospital de Campo 33, Hospital Militar Británico en
Shaibah, declaró en una carta, -copia de la cual se
entregó al responsable de la pesquisa- que Kifah Taha
"fue admitido en nuestro hospital a las 22:40 horas del
16 de septiembre de 2003. Parecía haber sido atacado
aproximadamente 72 horas antes y tenía graves
contusiones en la parte superior del abdomen y en la
ingle izquierda". Al diagnosticar a Kifah Taha indicó
"falla renal crítica".
El coronel Mousa dice que los soldados mataron a su
hijo a patadas deliberadamente, debido a que se dieron
cuenta que su padre había persuadido al oficial inglés
-"subteniente Mike"- para que arrestara a varios
efectivos ingleses que habían robado dinero del hotel
durante la redada. "Vi a dos soldados al fondo de la
caja fuerte, forzándola y metiéndose dinero en los
bolsillos y en la camisa -dinares iraquíes y dinero de
fuera. Aquel oficial ordenó a uno de sus hombres que se
abriera la camisa; al encontrarle los billetes, lo
desarmó. Pero la pesquisa castrense no hizo caso del
robo o del porqué unos soldados ladrones querrían
maltratar a mi hijo por motivo de sus propios actos".
Alaa menciona que pasaron tres días antes de saber lo
que había sido de Baha. "Estaba yo en casa; cuando salí
había muchos soldados ingleses en la calle. No sabían
bien el nombre de Baha, sino que decían estar buscando
la familia del hombre 'cuya esposa murió de cáncer'.
Les dije que era Baha y uno de los oficiales me dijo
que los acompañara".
"Entró un sargento de nombre Jay en nuestra casa, se
sentó en el sofá y dijo: 'vengo a avisarles de la
muerte de su hijo Baha'".
"Había conmoción en nuestra casa, la gente llorando a
grito partido; los ingleses pidieron que mi padre Daoud
y uno de nosotros fuéramos a identificar el cuerpo.
Dijeron que un médico de Inglaterra vendría a
examinarlo". Alaa detalla que más tarde se presentó el
"profesor Hill", un patólogo, quien reconoció que
existían "señales visibles de violencia" y que dos
costillas de Baha estaban rotas.
Robert Harkins, diplomático inglés en Basra, citó a la
familia Mousa para entrevistarse con el brigadier
William Moore, comandante de las fuerzas británicas en
esa ciudad. La familia declara que, aunque él expresó
sus condolencias a Daoud Mousa, denegó la presencia de
un abogado iraquí en la pesquisa británica. "Nos
explicó que, por tratarse de un asunto interno, el
ejército inglés dirigiría la investigación", comenta
Alaa.
El brigadier hizo pública una declaración el 3 de
octubre, donde se "lamenta" que el hijo "murió en
jurisdicción británica", prometiendo que si acaso la
policía militar llegara a la conclusión de que existe
delito a perseguir, "los responsables serán procesados
bajo la ley del Reino Unido". Al principio, la familia
aceptó la compensación de 3 mil dólares por la muerte
de Baha -ellos pensaron que, al ofrecer dicha
retribución, los ingleses aceptaban su culpa- pero
luego se negaron a firmar un oficio que recibieron en
diciembre de un encargado británico de reclamos llamado
Perkins, quien les ofreció 5 mil dólares más como
"saldo final" del "incidente"; dicha cantidad se
otorgaría "sin admitir responsabilidad por parte del
Contingente Británico de la Coalición de Fuerzas en
Irak."
Una vocera del Ministerio de Defensa declaró ayer que
"en lo que corresponde, y hasta los principios de
diciembre, la investigación continúa; nada sugiere que
el caso se ha cerrado."Pero hasta la fecha nadie ha
sido enjuiciado ni existe soldado alguno bajo arresto.
Alaa Mousa y su padre Daoud se encuentran insatisfechos
de los resultados.
"¿Cómo pueden los soldados que mataron a Baha evitar
castigo?" Pregunta Alaa. "¿Por qué se nos impide
participar en el proceso? Si no se les castiga, lo
harán una y otra vez."
"No estamos discutiendo 'la ocupación'. Creemos que
vinieron a Basra para librarnos de Saddam. Pero no
deben tratar así a mi familia, pagándonos por matar a
Baha sin más ni más e impidiéndonos participar para
darnos cuenta de lo que realmente pasó. Si siguen
actuando así, la "gran bienvenida" se les va a
terminar.
Título original: Death in custody
Autor: Robert Fisk
Origen: Znet
Traducido por Miguel Alvarado y revisado por Stephanie
Díaz
https://www.alainet.org/de/node/110018?language=es
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