China: El socialismo de mercado

14/07/2005
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II.- El socialismo de mercado El “socialismo de mercado” es una contradicción por definición. El socialismo sólo puede avanzar en la medida en que somete y subordina las irracionalidades del mercado. El mercado, a su vez, sólo puede prosperar si todo intento por ordenar su conducta caótica es destruido. Es una lucha que no puede cesar o llegar a una conciliación. En la actualidad, los líderes de la República Popular de China dicen que están desarrollando una estrategia que le es peculiar a las realidades y necesidades de su país. Esta estrategia la llaman “socialismo de mercado”. Mientras estimulan las inversiones capitalistas en todos los sectores de su economía (excluyendo las áreas estratégicas de defensa nacional), se preocupan de impulsar los programas sociales de educación, salud, vivienda y bienestar general de la población. Los altos niveles de crecimiento de la economía le permite a China invertir importantes excedentes en el sector social. Según información del gobierno, las tasas anuales de crecimiento económico se han sostenido en forma constante alrededor del 8 por ciento por más de una década. En las ciudades costeras más grandes, la tasa de crecimiento económico supera el 10 por ciento anual. Este crecimiento ha generado nuevos empleos que atrae a un número creciente de trabajadores especializados. Al mismo tiempo, sin embargo, desplaza a trabajadores de sectores que son menos productivos y que no pueden competir. Muchos trabajadores más viejos se encuentran con el problema de quedarse sin trabajo y sin posibilidades de reciclarse. Para atender estos problemas toda China orienta sus esfuerzos para preparar a su juventud y para cuidar a la población que envejece. La estrategia de “socialismo de mercado” presenta numerosas contradicciones que los chinos están enfrentando. El reto más importante que tienen es precisamente como evitar que las irracionalidades del mercado perjudiquen a los trabajadores que se vuelven redundantes en las coyunturas críticas. El inversionista capitalista no está atento a las necesidades de la gente, sólo le preocupa garantizar su ganancia. En ese sentido hay que “gerenciar” el mercado creando mecanismos de control. La pregunta obligada es si China tiene la capacidad para administrar o domar un mercado caótico que a veces se comporta en forma iracunda. El capitalismo salvaje que se aplica en EEUU no es un buen modelo. El capitalismo europeo, que tiene controles políticos producto de las luchas obreras (sindicales) de más de cien años, es un ejemplo difícil de emular. Los chinos aseguran que tienen sus propias recetas para enfrentar el desarrollo del mercado dentro de sus propias entrañas. Mientras la economía cree a tasas elevadas hay posibilidades de controlar el mercado con medidas políticas. Hay recursos para atender a los sectores que se quedan atrás. También se pueden hacer inversiones en las áreas geográficas apartadas de los centros más pujantes. Hasta cierto punto, los inversionistas siguen contentos. Igualmente importante, hay más empleo y trabajadores produciendo. Sin embargo, cuando la economía comience a tener tasas de crecimiento más bajos - producto de una expansión interna más lenta y la estabilización de las exportaciones - hay que buscar otra clase de soluciones políticas. La contradicción entre socialismo y mercado se vuelve más difícil de administrar. Este sería el reto más importante que enfrentará China en los próximos 50 años. - Marco A. Gandásegui, hijo, es profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e Investigador asociado del CELA. Texto parte de una serie de 10 artículos que el autor preparó después de realizar una gira de diez días - entre el 20 y 29 de abril de 2005 - como miembro de una delegación de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá que visitó cinco ciudades, privilegiando centros académicos, productivos y culturales de la República Popular de China.
https://www.alainet.org/de/node/112561
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