Izquierda, Correa y ecología

07/01/2007
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La izquierda nunca ha tenido fama de respetar el ambiente. La URRS fue en su tiempo la nación más destructora del planeta, y hoy ese puesto lo ocupa China, poniendo en peligro a la humanidad entera. La izquierda ve en el desarrollo a ultranza, la industrialización total y la masificación de la producción y el trabajo las soluciones para los problemas sociales. Nunca ha tomado en cuenta los argumentos ecologistas. A su manera, hoy en día es tan o más conservadora que el capitalismo, siguiendo aquel concepto de que "las izquierdas de hoy serán las derechas del mañana".

Hay en el mundo actual un descontento bastante generalizado hacia el capitalismo, doctrina que ha logrado banalizar y privar de sentido la vida de los ciudadanos y ciudadanas del primer mundo, al coste de explotar a la mayor parte de la humanidad y destruir los recursos de los cuales depende nuestro futuro como especie. Ese descontento ha provocado que mucha gente ponga sus esperanzas en la izquierda convencional, enemiga de vieja data del capitalismo, representada por los Lulas y Chávez del mundo. Latinoamérica vive en ese sentido un espejismo, al que muchos nos unimos a regañadientes porque a la final siempre deseamos la derrota de esa derecha rancia y desubicada, y en ausencia de una fuerza política mejor. El tiempo nos dirá si la izquierda rancia fue la mejor solución, o si tendrá la capacidad de evolución que no tuvo la derecha y podrá enfrentar los retos de hoy y del mañana.

No se podrá culpar del todo, sin embargo, a los intelectuales citadinos de izquierda que probablemente pulularán en el gobierno de Correa: los mismos ecologistas no son plenamente concientes de lo que representa la propuesta "verde" (por llamarla de algún modo). La ecología sigue siendo encasillada en definiciones superficiales que poco tienen que ver con sus objetivos reales. Ecologistas se llaman a si mismas las organizaciones ambientalistas que trabajan mano a mano con las grandes multinacionales, dentro del esquema capitalista, como puntas de lanza en el proceso de privatización. Ecologistas se llaman a si mismos muchos científicos dedicados a la colección repetitiva de especies alrededor del mundo. Las personas que lloran a moco tendido la pérdida del oso panda se consideran la apoteosis del ecologismo. Para el resto de la sociedad, los ecologistas son personas que prefieren la conservación de un helecho al bienestar común de la humanidad. Y la mayoría de quienes se admiten ecologistas no pueden responder a esa crítica, porque no asimilan la dimensión social de la ecología.

Como alguien dijo por ahí, la ecología no se trata de la supervivencia del osito panda, sino de nuestra supervivencia. ¿Sobrevivirá la humanidad a sus propias acciones descontroladas? ¿Y en qué términos? ¿Qué significa verdadera calidad de vida? ¿Podremos convivir los seres humanos con el resto de especies de un modo que sea positivo para todos y que asegure los recursos necesarios para la vida en el futuro? Esas son las cuestiones reales de la ecología. Y son cuestiones que exigen un replanteamiento profundo no solo de la forma de pensar, sino de la forma de vivir y relacionarnos con cuanto nos rodea. Por ahí se vislumbra el cambio fundamental que necesita nuestra especie. En términos de desarrollo social y económico significa encontrar otras maneras de producir, comerciar y desarrollar, más locales, más profundas, más centradas en las personas y su entorno inmediato. Los núcleos sociales, como los que se encuentran en el campo, son perfectamente capaces de desarrollar un amplio rango de productos y servicios de un modo "ecológico" (es decir, sostenible), que aseguren un verdadero buen nivel de vida, y con gastos menores para el gobierno central. Esa es la nueva dimensión de pensamiento que la izquierda ignora, y que al parecer le resulta totalmente alienígena.

Así que probablemente Correa no sea la solución que hemos estado esperando. Indudablemente es mejor que el Bobito. O que cualquiera de los otros partidócratas. Pero no nos engañemos: no hemos llegado al punto de poder sentarnos a echar un respiro; al contrario, nuestra tarea acaba de empezar.


Javier Carrera
Red de Guardianes de Semillas
https://www.alainet.org/de/node/119453
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