Bajo represión
- Opinión
Este es el título de la realidad que viven muchos panameños ante el desgatado y excluyente modelo de desarrollo, que en los últimos años ha generado mayor desigualdad e inseguridad en todas sus dimensiones. En donde en las últimas horas organizaciones sindicales, movimiento estudiantil universitario y demás fuerzas sociales han sido reprimidos y perseguidos por las unidades policíacas en tiempo de dictadura por el rechazo al alto costo de la vida.
Como preámbulo, la radiografía social que presenta Panamá la podemos brevemente señalar producto de las contradicciones económicas que pone en riesgo el bienestar de miles de familia.
Economía. Panamá, por las características financieras, en los últimos meses alcanzó el mejor índice de economía de la región, ubicándose como país en auge y prosperidad para la inversión extranjera (boom inmobiliario, concesiones y megaproyectos de saqueo) que no representan una plataforma de ingreso y distribución para una verdadera política de equilibrio socioeconómico, la cual pone en evidencia los dividendos que se llevan las transnacionales. Todo por la protección jurídica que le concede el gobierno.
Población. A pesar de ese crecimiento económico la canasta básica sube su precio, aumenta la carencia en los servicios de salud, el combustible sin una seria regulación amenaza al sector transporte con un alza del pasaje, falta de empleo, inseguridad y criminalidad son algunas de las cualidades que los panameños rechazan. Sin embargo en el sector rural aumenta la incertidumbre, hostigamiento y desplazamiento de miles de campesinos e indígenas amenazados por empresas de explotación minera, hidroeléctrica y de turismo desbocado. Violaciones sin seguimiento judicial.
Gobierno. Sin una política responsable y de compromiso con el estado, es el manejo con que el gobierno del presidente Martín Torrijos demuestra en cada ausencia de declaraciones y decisiones a las situaciones sociales. Evadiendo así las demandas ciudadana a un mejor bienestar, y que por el contrario reafirman su politiquería electoral en los próximos comicios con incentivos de miles de millones que pudieran ser solución y beneficio a las calamidades descritas. Súmele los jugosos salarios, prebendas hasta tráfico de influencia (corrupción, impunidad, fueros y privilegios) que gozan los diputados, ministros y lacayos que juegan al monopolio y a la especulación con narcos y capos diplomáticos con antecedentes criminales (caso Rayo Montaño, José Urrego, otros)
Movimiento social. Más de 700 detenidos, de decenas de heridos y violaciones a los derechos humanos sin cuantificar, operativos encubiertos que realiza el aparato de inteligencia y las unidades represivas son el resultado de un pueblo que no aguanta más la hegemonía de las autoridades nacionales. Perdigones, bombas con alto grado de tóxicos, municiones de mayor calado y refuerzos blindados como los pitufos (camiones con fuerte presión de agua para disolver multitudes utilizado en el régimen de Noriega) son las inversiones que pudieron ir a la educación y a mejores políticas de prevención, ante la creciente criminalidad que se da en la ciudad de Panamá.
Sindicatos independientes, trabajadores de la salud, organizaciones estudiantiles y pueblo en general resisten a toda esta represión, y que como evidencia el pasado martes 12 cobró la vida del dirigente obrero Al Iromi Smith, quien fue asesinado por la espalda por un agente de la policía. A este hecho se suman tres obreros desaparecidos, lo que muestra una vez el deseo de aniquilar a todo movimiento que se oponga a los enteres de la partidocracia y a las elites del poder económico.
Medios de comunicación. Ante estos hechos, los medios tradicionales de comunicación (televisivos, escritos y radiales) cierran filas ocultando las violaciones y las desesperaciones que el pueblo sufre, aislando dicha crisis a una agenda oculta de las fuerzas vivas. Manipulan, se parcializan y reprimen ideológicamente sembrado en las psiquis de la gente una realidad disfrazada en sus editoriales y espacios de comentarios para generar división entre el pueblo panameño. Sin credibilidad y jugando a quien tiene más ranking de audiencia y a primicias ponen en riesgo el derecho a la información. ¿A que formación civil responden?
Estos son algunos de los hechos que ocultan los medios. Porque se construye la paz cuando hay justicia social, pero ya se cumplió la hora de decir que en Panamá no solo es turismo, no solo es una canal del tránsito marítimo o un megacentro comercial. Esta es la cara que oculta el marketing de los espacios digitales y financieros. No así los índices de pobreza, de inseguridad y discriminación cultural.
Hacemos un urgente y necesario llamado de solidaridad internacional ante el crimen psicológico, económico, social, ecológico y humano que los medios nacionales aíslan a Panamá del mundo de la verdad y del diario vivir de miles de hombres y mujeres panameños que luchan por un verdadero modelo de desarrollo sustentable, solidario y ecológico.
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