Participación ciudadana

18/08/2009
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  • Opinión
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La lideresa del PRI doña Beatriz Paredes es, sin duda, una mujer muy inteligente. ¿Para qué? Evidentemente para el juego del poder. Actuó en forma relevante en el PRI del siglo pasado, el mismo que perdió fuerza en el 2000 y ahora, según sus propios dichos, conduce al PRI del siglo XXI, al triunfador en los recientes comicios.
 
    Promete dictar la agenda (por lo menos legislativa) de los últimos tres años del gobierno de Felipe Calderón rumbo a la sucesión del 2012 ¿En qué consiste tal agenda? ¿Será suficiente para la problemática y oportunidades de nuestro país?
 
    Entre otros temas, propone un plan de emergencia para rescatar y dinamizar la actividad económica, ciertamente de valor coyuntural el cual deberá ubicarse en el mediano y largo plazos en un marco de referencia y perspectiva de reformas estructurales y todavía más, de cambio de modelo. En este sentido, se trata de evaluar a ciencia cierta los recursos nacionales, formular el sistema nacional de planeación democrática en equilibrio dinámico con los mercados y programar su financiamiento con inversión propia y liquidez del exterior.
 
    La difícil situación que enfrenta Calderón no tiene su origen aún cuando se agrava en el 2000, sino proviene desde 1982 a partir de la formalización del Consenso de Washington, eso que llaman neoliberalismo. Los gobiernos de entonces por incompetentes y limitados no supieron enfrentar, no protegieron a la nación –mediante las necesarias reformas estructurales– de los efectos adversos de esas políticas impuestas por la plutocracia mundial; tampoco supieron adoptar medidas anticíclicas de inversión, con estrategias competitivas de mercado por la vía de la productividad.
 
    Al presente, un gobierno fallido, una democracia mercantilizada (compra-venta de candidaturas a precios según su dificultad), una ciudadanía en su mayoría escéptica, una manipulación mediática, el crimen infiltrado en diversas esferas de la vida nacional, un rezago educativo, científico y tecnológico, y otros males significan a la República.
 
    Por más campanas al vuelo que repiquen los triunfalistas de la ifepartidocracia y su nomenclatura, deben tomar nota de que los verdaderos ganadores de la contienda electoral intermedia del 2009 fuimos los “no registrados”, anulistas y abstencionistas o sea, el gran partido de los ciudadanos sin partido, los inconformes con el orden establecido por una casta política a todas luces ineficaz para resolver la problemática nacional y perfilarnos al desarrollo.
 
    Por consiguiente, si realmente queremos perfeccionar la democracia e incrementar la participación ciudadana, la próxima tarea radica en reformar el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) a efecto de permitir y reglamentar las candidaturas constitucionales ciudadanas Independientes, simuladamente llamadas “no registrados” y avanzar en el referéndum, plebiscito, rendición de cuentas, iniciativa popular y revocación de mandato; compromisos con planes, programas y proyectos específicos; reconocimiento jurídico al rechazo ciudadano y a la promoción por su parte de la inconstitucionalidad, etc.
 
    Si bien es cierto que lo electoral es la plataforma de despegue para la democracia, no debe agotarse en ello; en este sentido el criterio fundamental para la educación de los mexicanos reza “la democracia no debe considerarse solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo”. (Artículo 3º constitucional).
 
    ¿La misma boñiga de dinosaurio, viejas y nuevas moscas?
 
    Por una parte, el neocacicazgo federalista, enarbolado por los gobernadores tricolores hizo triunfar al PRI, en la medida que el poder presidencial debilitado se trasladó a los ejecutivos estatales; y por la otra, la falta de oficio de los mandatarios panistas los llevó a la derrota.
 
    Ahora bien, una democracia manipulada, antes dirigida por el partido hegemónico, ha tomado ventaja de la incultura política del pueblo, que no obstante, siente e intuye el pobre desempeño del PAN-gobierno y responde mágicamente para regresar el péndulo.
 
    Con todo, no esperemos a que se agraven las cosas en el proceso de deterioro de la política tal cual ha ocurrido con la economía; es tiempo de la reforma de los poderes del Estado, de la reconstrucción de las instituciones de fomento y de la renegociación geopolítica.
 
    Ante la caída del PRD, los apretados logros del PT y Convergencia, la pérdida de registro del PSD, el fortalecimiento del Verde y los números del Panal, muchos miembros de la clase media ilustrada y dirigentes de organizaciones de base concurrentes a Constitución y República, Nuevo Milenio AC, creen que una refundación del PNR-PRM-PRI, la actualización de los principios que movieron –ha casi cien años– a la Revolución de 1910 y la más amplia y profunda participación ciudadana pueden evitar la anarquía y la violencia que empiezan a brotar en los barruntos de la tormenta social que se prevé.
 
Fuente: Forum en línea
https://www.alainet.org/de/node/135807?language=es
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