Análisis a pocas horas de las elecciones presidenciales

Ni Santos ni Mockus: ¡Voto consciente!

27/05/2010
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A pocos días de las elecciones presidenciales del 30 de mayo, las tendencias muestran una pelea estrecha entre las dos candidaturas con mayores rangos de favorabilidad en las encuestas, aunque estacionadas en cifras que hacen prever una ineluctable segunda vuelta.

Los estudios de opinión dejan ver un frenazo de la “ola verde” de Antanas Mockus, cuya cresta, al parecer, empieza a descender, y un segundo aire para el aspirante oficial del uribismo, Juan Manuel Santos.

Al mismo tiempo, muestran un declive sostenido de la candidata del conservatismo, Noemí Sanín, y una recuperación del aspirante del Polo Democrático Alternativo, Gustavo Petro, quien en la última encuesta de Datexco para La W Radio y El Tiempo pasó del 2,9% al 7,5% y en la de Gallup para Caracol y los diarios regionales saltó del 5% al 7,3%.

En un tercer bloque aparecen Rafael Pardo, del Partido Liberal, y Germán Vargas, de Cambio Radical, en niveles que no superan el 4%, y al final los tres invisibilizados por los grandes medios: Jaime Araujo, de la Alianza Social Afrocolombiana; Jairo Calderón, de Apertura Liberal, y Robinson Devia, de La Voz de la Conciencia, casi siempre con 0%.

A pesar de los cuestionamientos y de las dudas que generan, en la actual campaña las encuestas han determinado las preferencias de los electores como pocas veces antes en la historia política del país.

Lo anterior se traduce en una circunstancia perversa, pues anula el debate y la confrontación de ideas, al tiempo que polariza la selección entre los dos que marcan los guarismos más altos, así sus propuestas y actitudes no sean las más convincentes.

Mockus, en lo suyo
 
El análisis realizado por nosotros hace un mes en ¡PERIODISMO LIBRE! No. 21 quedó plenamente corroborado en relación con los mitos del candidato del Partido Verde: Mockus muestra como su única diferencia con las estrategias centrales del uribismo su oferta de honestidad en el manejo de la cosa pública.

De resto, confirma lo que exponíamos en cuanto a su talante neoliberal al anunciar la privatización del 15% de la principal empresa estatal colombiana, Ecopetrol, lo mismo que al respaldar las negativas políticas de salud de Uribe, la Ley 789 de 2002 que atenta contra los derechos de los trabajadores y el TLC con la Unión Europea, que llevará a la ruina a 400.000 pequeños ganaderos del país.

Lo anterior para sólo mencionar algunas líneas de sus políticas en materia económica y social, pues en asuntos de seguridad Mockus ha exacerbado su discurso con el fin de contrarrestar las críticas de blando formuladas desde sectores de ultraderecha que respaldan a Santos.

Al mismo tiempo, ha acentuado su distanciamiento del Polo Democrático con una serie de declaraciones que están orientadas a conservar la amplia franja de uribistas desencantados que lo apoyan y que le generó un gran rechazo entre los simpatizantes y militantes del Polo que habían decidido acompañarlo incluso desde la primera vuelta.

“No es que Petro esté invitando a que haya más violencia, pero sigue teniendo teorías que, de algún modo, directo o indirecto, justifican la violencia. Me cuesta trabajo aliarme con alguien que va tan en contra de mis pensamientos”, sostuvo Mockus, en una desafortunada declaración en Manizales, de la cual no se ha retractado, como ha ocurrido con otros temas.

Las teorías de Petro a las que se refiere Mockus son, ni más ni menos, que propuestas de reformas sociales profundas que el candidato del Polo entiende como mecanismos apenas elementales para evitar los factores objetivos generadores de violencia.

Que un académico como Mockus no valore esta formulación política y sociológica fundamental refleja su cerrada visión de la realidad colombiana y la pobreza de su programa en materia tan determinante.

Además, el candidato verde se dejó seducir por un viejo recurso de las clases dominantes colombianas, acostumbradas a estigmatizar a la izquierda. La táctica de Álvaro Uribe a lo largo de sus ocho años de gobierno no ha sido otra sino esa.

Tal posición deja al desnudo a un candidato que habla de concordia, pero que se apresura a excluir a un sector político porque no concuerda con su pensamiento, aunque sí avizora cercanías con liberales y conservadores, e incluso con el muy cuestionado Partido de Integración Nacional, PIN.

Con razón la postura fue objeto de rechazo de simpatizantes y militantes del Polo, lo mismo que de sectores de opinión.
 
El viraje de Santos

Entre tanto, su principal contrincante, Juan Manuel Santos, luego de protuberantes bandazos, logró estabilizar su barco tambaleante recogiendo velas, en un timonazo al que no es ajeno el propio Uribe, quien brinda desde la Casa de Nariño el soporte principal.

El cambio de estrategia de Santos consistió en remarcar su papel de continuador del mandato Uribe, para tratar de canalizar la favorabilidad del Presidente, que sigue entre el 68% y el 72%, según encuestas.

Una favorabilidad que mostraría que el país, luego de ocho años de corrupción y crímenes de lesa humanidad, continúa siendo uribista, pero que a la hora de la sucesión se divide y sólo una mitad de esa masa acrítica con el Jefe del Estado acepta acompañar a su elegido.

Ello queda claramente reflejado en el hecho de que Santos nunca ha podido pasar del 39% en las encuestas, es decir, pierde la mitad del favoritismo que el electorado le ha reconocido, con escasos declives, a Uribe.

Extraño fenómeno que pone en evidencia el desprestigio de Santos en conglomerados sobre todo urbanos y jóvenes que, siendo uribistas, le cobran lo que no son capaces de cobrarle al Presidente.
 
La rectificación de Petro
Gustavo Petro también debió producir un viraje en su estrategia de campaña, pues, como lo señalamos en la edición No. 20 de ¡PERIODISMO LIBRE!, había equivocado rotundamente el camino tratando de parecerse a los demás en materia de seguridad y dejando en un segundo plano los asuntos que definen a la izquierda, que son los de índole social.

Petro recompuso el camino y en ello pudo tener gran importancia la incorporación a su campaña de Carlos Gaviria Diaz. El aspirante del Polo había desperfilado no sólo su candidatura sino a su partido y había abandonado la franja izquierda para competir por el espurio centro.

Los resultados están a la vista: Petro es quien plantea mayores diferencias entre los seis primeros candidatos al dejar el miedo a asumir el verdadero rol de un candidato de un partido de izquierda: ser alternativa frente a los portavoces de las élites.

Es probable, sin embargo, que el tiempo que falta no le alcance para recuperar todo el terreno perdido, aunque es previsible también que muchos desencantados no solo con el uribismo sino con el monotemático mockusianismo contribuyan a fraguar una participación electoral decorosa de la izquierda.

Ella será fundamental a la hora de poner las cartas sobre la mesa con miras a la segunda vuelta del 20 de junio. Una votación digna del Polo Democrático sería determinante al momento de las definiciones programáticas que tendría que terminar aceptando el Partido Verde con el fin de enfrentar toda la maquinaria pesada del régimen en favor de Santos.

De lo contrario, la arrogancia y la actitud excluyente que han caracterizado a Mockus y a sus seguidores en esta campaña continuarán trazando la pauta.

En todo caso, en la primera vuelta el perverso voto útil no es una opción. No sólo porque la izquierda requiere ser una alternativa real en Colombia, defender el espacio que se ha ganado a pesar de la persecución y del exterminio contra sus militantes, sino porque por encima de las encuestas están las ideas, los valores, los principios: la conciencia.
 

- Luis Alfonso Mena S. es Periodista, abogado y docente universitario colombiano. Director del periódico virtual ¡PERIODISMO LIBRE! www.luisalfonsomenas.blogspot.com. 

https://www.alainet.org/de/node/141792
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