La hora de la resistencia
- Opinión
Poco falta para que se cumpla el centenario del célebre, o tristemente célebre, discurso de Lugones, en donde el famoso escritor, poeta y periodista argentino, anunciaba la llegada de la “hora de la espada” en América Latina. Esto se traducía en una legitimación social y política de un sector de la sociedad civil, a lo que pocos años después acontecería en la Argentina, el golpe cívico-militar de 1930 que destituía al radical Yrigoyen, primer presidente argentino elegido democráticamente aunque con exclusión de las mujeres, e instauraba la primera dictadura militar argentina.
En la actualidad, las recientes elecciones argentinas dejaron como resultado el triunfo en segunda vuelta de Mauricio Macri, del frente Cambiemos, con aproximadamente un 3% de diferencia con su competidor, Daniel Scioli del Frente para la Victoria, lo cual nos permite vislumbrar dos cuestiones. Por un lado, triunfó la derecha neoliberal en Argentina, por el otro, a pesar del lobby realizado por los medios hegemónicos, la diferencia fue menor de la esperada, ese 3% de diferencia nos deja en claro que hay una fuerte resistencia a Macri y a todo lo que representa.
Se preguntarán que tiene que ver el discurso de Lugones con la victoria de Macri en las últimas elecciones, en especial si se tiene en cuenta el contexto completamente diferente entre ambos hechos históricos. Aunque no parezca, y a pesar de las diferencias, se pueden encontrar puntos de conexión entre ellos. Por un lado, si bien el primero se materializó en un golpe de Estado, y el otro en una victoria por vía electoral, ambos muestran un avance conservador en la sociedad civil y un triunfo de la derecha.
Por otra parte ambos se pueden leer como un avance de la derecha en toda América Latina, ya que el golpe del ´30, significó un hito importante en un proceso continuo de golpes de Estado en el Cono Sur que ya habían comenzado a suceder pero que se profundizaría a partir de este hecho en particular.
De igual forma, el triunfo de Macri indudablemente significa el primer paso para intentar derrumbar otros gobiernos “progresistas” o de “izquierda” de Nuestra América, como el de Dilma Rousseff en Brasil y, el objetivo principal, el de Nicolás Maduro en Venezuela con el cuál, al igual que con Cuba, se buscará romper relaciones, algo que permitirá dejar completamente aislados a los gobiernos de Evo Morales en Bolivia y de Rafael Correa en Ecuador en medio de una fuerte contraofensiva neoliberal que es parte del rompecabezas geoestratégico del imperialismo mundial.
Por último, al igual que anunciaba Lugones a principios del siglo pasado, no quedan dudas que ha llegado una hora fundamental en Latinoamérica, pero no, no es la hora de la espada, por el contrario, la hora que ha llegado a Nuestra América es la hora de la resistencia, la hora de que los sectores populares y las clases subalternas se preparen para defender a toda costa los triunfos obtenidos en estos últimos años tanto en Argentina como en el resto de los países de Nuestra América, es hora de hacer frente a la contraofensiva neoliberal, es hora de luchar más que nunca por la unión Latinoamericana.
Personalmente considero que un triunfo de Macri no era lo mismo que uno de Scioli, ya que si bien ambos son similares desde el punto de vista personal, no nos olvidemos que Scioli es un hijo del menemismo y que representa el ala más conservadora del kirchnerismo, ambos personifican sectores con diferencias sustanciales, y que, a pesar de que difícilmente fuera capaz de profundizar algún un proceso social, por lo menos era garantía del sostenimiento de los triunfos de las clases subalternas en los últimos años, los cuales deben ser leídos en clave de conquistas políticas del campo popular más que como políticas públicas particulares de un gobierno con el cual se pueden tener mayores o menores diferencias.
Más allá de esta apreciación personal considero que a esta altura del partido es innecesario continuar con el debate sobre cuál es la funcionalidad del voto en blanco y de la posición de algunos sectores de la izquierda argentina para con esta elección, lo cual incluye el debate sobre si un posible triunfo de Scioli era más beneficioso que uno de Macri, ya que el resultado está sobre la mesa, no va a cambiar, y de poco nos sirve ahora hacer historia contrafáctica. Por el contrario, este contexto de contraofensiva neoliberal nos obliga a dejar de lado nuestras diferencias y concentrarnos en nuestro verdadero enemigo, que no es Macri, sino el neoliberalismo, quizás una de las peores caras del capitalismo imperial, que sin lugar a dudas, amenaza con destruir los logros obtenidos en todos estos años de lucha.
Ante este contexto, lo peor que nos puede pasar es caer en sectarismos y en disputas absurdas entre las diversas expresiones de los sectores populares y de las izquierdas ya que significaría sin lugar a dudas una derrota total para las clases subalternas, quizás peor de lo que resultó la derrota de los años ´90. En consecuencia, por difícil que parezca, todos estos sectores debemos de una vez por todas lograr avanzar juntos para defender los triunfos de estos años, comprendiendo inclusive nuestra heterogeneidad, porque las clases subalternas son heterogéneas y de eso debemos alimentarnos, para desde ahí poder avanzar en la construcción de una democracia realmente popular. Esta unión es necesaria y debe ser realizada porque ha llegado la hora, la hora de la resistencia del campo popular.
- Leonel Virgillito es estudiante de Ciencia Política y Gobierno en la Universidad Nacional de Lanús de Argentina
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