El TPP y la incoherencia de la política exterior chilena
- Opinión
Es muy contradictoria la política exterior del gobierno chileno, por un lado,se nos dice desde el gobierno que somos parte integrante y que priorizamos la CELAC y la UNASUR pero,por otro lado, aquello es nominal pues la Presidenta Bachelet prioriza a través de su canciller Heraldo Muñoz la Alianza del Pacífico y firmará este 4 de febrero el Acuerdo Transpacífico TPP un Tratado que se negoció y se aprobó en total secretismo a espaldas de las y los chilenos.
El TPP termina con la poca soberanía económica que le queda al país. En nuestra opinión, TPP es para el Pacífico el equivalente al ALCA que los Estados Unidos intentaron imponerle a nuestra América y que fue rechazada por los gobiernos verdaderamente progresistas de la región el 2005 en Mar del Plata, Argentina.
Chile es un país cuyos gobiernos democráticos post dictadura sin excepciones han privilegiado, hasta hoy, en su política exterior y de comercio internacional la desregulación, las privatizaciones y la liberación de los capitales y los mercados en favor de las grandes Transnacionales de los EEUU y Europa. Todo ello desmedro del fomento de las industrias nacionales y de la producción nacional y del fomento del intercambio regional y sub regional.
Durante la dictadura Chile se retiró del Pacto Andino y al volver la débil y restringida democracia se profundizó aún más el legado de la política de la dictadura a través de Tratados de Libre Comercio que materializan la liberalización de su comercio y la enajenación de su capacidad industrial y productiva en favor de las grandes corporaciones transnacionales.
Con la actual administración de la Nueva Mayoría lamentablemente nada de esto ha cambiado en lo esencial. El gobierno de Chile participa en las instancias de integración de nuestra América como la CELAC, UNASUR y la ALADI prácticamente de manera simbólica, nominal y secundaria pues su política exterior y comercial sigue priorizando y profundizando un camino neoliberal a través de los TLC'S y ahora se profundizará de manera más profunda y sustantiva con la firma por parte de Chile del Acuerdo Transpacífico conocido por sus siglas en inglés como TPP.
Esperamos que la movilización de la sociedad civil durante el primer semestre del 2016 permita que los integrantes del Congreso tomen conciencia de lo nefasto y negativo que sería aprobar este Tratado para el país. Si nos queda un poco de soberanía y de dignidad esperamos que sea rechazado aún por un Congreso cuya composición es sesgada y poco representativa producto del sistema binominal y la actual crisis institucional que vivimos.
1 de febrero de 2016
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