Un preocupante clima de violencia
- Opinión
Hace unos días, la infantería de la Bonaerense desalojó de manera brutal a los cooperativistas de RB que, por decisión judicial, tenían la custodia del inmueble y las maquinarias.
Anoche, una patota al mando de Martínez Rojas destrozó las instalaciones de la redacción de la cooperativa Por Más Tiempo (del diario Tiempo Argentino), y se retiró del lugar protegida por la Policía Federal.
También esta madrugada, otra pandilla armada violentó y saqueó las instalaciones de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, del sacerdote Francisco Oliveira, del Grupo de Curas de Opción por los Pobres, de claro predicamento opositor al gobierno de Cambiemos.
Semanas antes, una patota identificada del PRO irrumpió en una reunión del Consejo Comunal 4, rompió muebles y computadoras e hirió a cuchillazos a varias personas, dos de ellas de gravedad.
De manera que se ha vuelto cotidiana, aún cuando casi no aparece en los medios, la Bonaerense, Gendarmería, la Federal y otras fuerzas policiales provinciales, arremeten violentamente ya contra los obreros de Cresta Roja, ya contra los trabajadores estatales en La Plata, ya contra una columna de organizaciones sociales en Rosario…
A cascotazos y, lo que es más grave aún, a balazos, se han atacado locales del PJ, de Nuevo Encuentro, La Cámpora y otras organizaciones del campo nacional y popular.
La política económica del gobierno nacional tiene un definido sesgo de favorecer a los sectores más ricos, en detrimento del bienestar de la inmensa mayoría ciudadana -que sufre las consecuencias de brutales aumentos de precio de los alimentos y desquiciantes tarifazos en los servicios públicos-. Para darles más a los más ricos, el gobierno de Macri les saca a los más pobres, a los trabajadores y a la clase media.
Una política así (de trabajo sucio, como lo sinceró ante los yanquis el ministro Prat Gay), requiere de un aparato represivo activo en amedrentar y contener la inevitable protesta social. Y de operaciones mediáticas, judiciales (y de las otras) destinadas a generar temor en la sociedad, atomizar al peronismo y proscribir a Cristina Fernández de Kirchner.
Todo esto, sumado a la creciente actividad de servicios paraestatales, está generando un preocupante clima de violencia.
Llamamos al gobierno de Mauricio Macri a ponerle un decidido freno a la represión contra los trabajadores y el pueblo, así como a castigar con firmeza a las patotas patronales y oficialistas que remedan peligrosamente a los nefastos grupos de tarea.
Ciudadanas, ciudadanos, defendamos y fortalezcamos decididamente los espacios democráticos. Y rechacemos con igual decisión todo intento de naturalizar la violencia estatal o paraestatal.
Lunes, 4 de julio de 2016.
Secretariado Nacional de OCTUBRES.
Del mismo autor
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