Informe Chilcot: la verdad “oficial” llega tarde
- Opinión
Tras siete años de investigaciones y testimonios, el informe John Chilcot en el Reino Unido llega a conclusiones que casi todos conocíamos. Y que en su día, millones de personas en todo el mundo denunciaron en las calles de las principales ciudades del planeta: la invasión a Irak no tenía fundamentos y fue producto de una trama urdida mucho antes por Bush y Blair y a la que luego se apuntó Aznar como “actor secundario”.
El informe (más de dos millones de palabras) confirma que aquellos reclamos ciudadanos llevaban más certezas que las de los estrategas de los búnkers blindados y de los despachos oficiales. Pero si lo valoramos con serenidad, se nos atraganta la magnitud del horror. ¿Somos conscientes de los millares de muertos, de la destrucción de un país, de sus infraestructuras, y de su cultura que ocasionó esa invasión? Ex profeso se inventaron informes, se trucaron imágenes, y se armó una campaña internacional para sostener falsos argumentos que avalaran una intervención militar. Todo eso, intentando justificar la inútil búsqueda de “armas de destrucción masiva” que nunca existieron. Los invasores destruyeron un país que 13 años después, está desarticulado, sumido en el caos y el terrorismo y atravesado por luchas de grupos religiosos. No solo eso. Fue el comienzo de una lista de intervenciones militares que han provocado similares consecuencias en Afganistán, Libia, Somalia, Yemen o Siria - entre otros países - creando una creciente inestabilidad geopolítica y provocando millones de refugiados, la cifra más alta desde fines de la segunda guerra mundial.
El informe denuncia el sinsentido de la decisión de Blair. “Sin novedad en el frente” para la mayoría de nosotros. Lo sabíamos. Pero no olvidemos que aquella barbarie tuvo tres “puntales”: Bush, Blair y Aznar.
Los familiares de 179 militares británicos muertos en aquella “guerra”, anunciaron que piensan hacer una demanda judicial. ¿Y quién demandará y a quienes por los cientos de miles de hombres, mujeres y niños que murieron y que mueren en estas guerras que solo pretenden objetivos de poder, de control de materias primas, de influencia estratégica? Desgraciadamente, la Vida, el transcurrir de la humanidad, no es una “moviola” que pueda retrocederse a voluntad. La verdad “oficial” llega tarde. Aquella invasión no fue un error. Fue un horror. Y sus consecuencias nos siguen alcanzando.
Carlos Iaquinandi Castro
Redacción de SERPAL, Servicio Prensa Alternativa
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