Voces de Guayaquil, epicentro de la pandemia en Ecuador

Cárceles: esperando la liberación de personas sin sentencia o con penas leves (XII)

06/05/2020
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Centro de Privación de Libertad Femenino de Guayaquil (previo a la cuarentena)
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Entrevista a Priscilla Aguirre, docente de cine y documentalista. Imparte talleres de cine y fotografía en dos cárceles de Guayaquil.

 

¿Podría hablarnos de su trabajo como educadora en centros de detención de Guayaquil?

 

Llevo trabajando desde marzo de 2018 con el Centro de Privación de Libertad Femenino de Guayaquil y desde agosto de 2019 con el Centro de Adolescentes Infractores Varones de Guayaquil. En ambos centros imparto dos talleres de cine documental y fotografía. Es por este motivo que he desarrollado un profundo interés por la situación de las personas privadas de libertad y sus familias. Me une una gran amistad y un gran cariño con todos/as mis estudiantes en ambos centros y por eso me preocupa la situación de las cárceles en el país. 

 

¿De qué rango de edad son las mujeres que asisten a los talleres?

 

Mis estudiantes en la cárcel de mujeres tienen entre 21 y 56 años.

 

¿Y los adolescentes estaban por microtráfico de droga o por varias razones?

 

Los adolescentes casi todos estaban por sicariato, tristemente. 

 

Según las autoridades penitenciarias, hubo “motines” de presos el 20 de marzo en Lago Agrio-Sucumbíos, el 22 de marzo en Ibarra y el 19 de abril de 2020 en Ambato. Dado que ni familiares ni abogados pueden ingresar a las cárceles por la emergencia sanitaria y el estado de excepción, ¿alguien ha podido corroborar las causas de las protestas de los presos? 

 

Yo en verdad no tengo datos concretos sobre esos motines, lo que sí podría decir al respecto es que desde que desapareció el Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, institución que regía antes las cárceles del país, varios acontecimientos de este tipo empezaron a suscitarse que iban encaminados a exigir mejoras en la calidad de vida de las personas privadas de libertad dentro de los centros. 

 

Muchas cosas cambiaron con la eliminación de este ministerio. Muchos presupuestos se redujeron para este sector de atención prioritaria, y las consecuencias se vieron en la serie de actos violentos que ocurrieron durante el año pasado en varias cárceles del país. Esto no sé si recuerdan, desencadenó que se instaure un estado de excepción en todo el sistema de rehabilitación social, medida que trajo muchas consecuencias. Podría suponer que estos motines están relacionados a pedidos parecidos a los de aquel entonces. Muchas personas privadas de libertad están solicitando más protocolos preventivos para los guías penitenciarios y el personal que entrega las comidas, que entra y sale a diario de los centros. También tengo entendido que les preocupa con justa razón el hacinamiento en este contexto. Entonces uno de los motivos que podría haber detrás de los descontentos de la población penitenciaria es la atención que desean que se establezca: 1) Que no se llenen las cárceles de personas que sean apresadas por no cumplir las reglas del confinamiento, 2) Que liberen a las personas sin sentencia o con penas leves, 3) Que se creen espacios adecuados de aislamiento para posibles contagiados.

 

En resumen, no desean contagiarse ni morir de esa forma, pues conocen que acceder a medicina y atención médica de calidad en ese contexto, es sumamente complejo. 

 

¿Nos podría comentar sobre las cárceles de mujeres en Guayaquil? ¿Cómo era la situación antes del coronavirus? ¿Y actualmente?

 

La cárcel de mujeres de Guayaquil suele albergar entre 800 y 900 mujeres, casi el doble de su capacidad. En ella existen mujeres con todo tipo de casos y sentencias que conviven en cinco áreas de pabellones. En su día a día se ofrecían dentro del centro penitenciario clases de educación primaria, secundaria e institutos tecnológicos. A su vez existían cursos de manualidades, deportes, música, cine, fotografía, teatro y sesiones de diferentes iglesias que trabajaban en el centro también. En estos espacios las chicas podían aprender cosas nuevas y entretenerse. A partir del coronavirus, toda actividad se vio interrumpida, así como el ingreso de visitas. Las últimas visitas permitidas en este centro fueron la primera semana de marzo. Es decir, hoy se siente el encierro mucho más porque una cosa es no poder salir de tu casa y estar con tu familia, y otra es no poder salir de tu celda o pabellón y tener la angustia de no entender bien lo que ocurre afuera. Tengo entendido que el personal administrativo de este centro tampoco está asistiendo a realizar trabajo presencial, por tanto, hay muchas dudas de las privadas de libertad sobre la situación que les depara en todo sentido, y sobre todo en torno a los casos de personas que tienen ya sentencias cumplidas y no pueden salir porque no se les da trámite a sus casos y demás. 

Según información proporcionada por la madre de una de mis alumnas privadas de libertad, en los inicios de la pandemia, se permitió el ingreso de medicinas que los familiares podían llevarles, pero ahora eso también está restringido. Varias de ellas han estado con gripes y otro tipo de dolores, y el acceso a atención médica dentro del centro está también complicado por el contexto. Sin embargo, también por testimonio de familiares de privadas de libertad, se que se considera de cierto modo la privación de la libertad como algo "ventajoso" en estos momentos debido a que al menos en esa situación las personas tienen las tres comidas diarias aseguradas, en contraste con muchos ecuatorianos de a pie que se encuentran luchando por conseguir cómo alimentarse una vez al día.

 

¿El SNAI ha tomado medidas de prevención adecuadas contra el contagio de COVID-19?

 

Sí, tengo entendido que se han proporcionado mascarillas y guantes al personal de guías penitenciarios, sin embargo, he estado leyendo en la prensa, reportajes donde indican que no existen suficientes implementos de bioseguridad como en muchos sectores del país. Adicional a esto, las personas privadas de libertad se organizan en brigadas por pabellones para limpiar y desinfectar sus áreas comunes. También se han extendido los turnos de los guías para que duren 24 horas y así tengan que salir y entrar con menos frecuencia. Sin embargo, ya se ha registrado un muerto privado de libertad por COVID-19 en el CDP (Centro de Detención Provisional) del Inca, en Quito. A su vez el director del SNAI Edmundo Moncayo, ha indicado que (hasta el 17 de abril) solo había dos casos de guías penitenciarios con COVID-19 positivo. Es decir, se vuelve evidente que los guías penitenciarios que deben entrar y salir para cambios de turno, constituyen los principales agentes de riesgo para el contagio del COVID-19 en las cárceles, lamentablemente. 

 

¿Tiene conocimiento de que haya ocurrido una protesta en alguna cárcel de mujeres?

 

No tengo conocimiento sobre esto. Lo que sé es que en la cárcel de mujeres de Guayaquil el ambiente se ha mantenido pacífico. Este centro de mujeres es muy pacífico en general. En él aún no se detectan casos de contagio y espero de corazón que así se mantenga. A ellas lo que les preocupa sobremanera es que no vaya a entrar el virus a través del personal que ingresa a diario, sus familiares en el exterior y que las personas sin sentencias ejecutoriadas o con sentencias cumplidas, no puedan tener el debido proceso en sus trámites.

 

Debido a la pandemia de COVID-19, diversos países (incluido EE.UU., el país con mayor población carcelaria por habitante del mundo) han dejado en libertad en el último mes a miles de personas que habían sido detenidas por delitos menores o que pronto cumplirán su condena -siguiendo el pedido humanitario de la ONU de liberar a los presos poco peligrosos. ¿Qué está sucediendo en Ecuador con los detenidos por causas menores entre la población carcelaria de 40.000 personas?

 

 En Ecuador se habló desde hace varias semanas sobre este asunto. La información que tengo sobre el tema es la que circula por la prensa y que indica que el Servicio Nacional de Atención Integral a Privados de la Libertad (SNAI)  para precautelar la salud de la comunidad penitenciaria incrementó el envío de pedidos de prelibertad a los jueces, quienes despachan estas solicitudes desde las unidades de flagrancia a escala nacional. Según la entidad, solo en marzo se enviaron 700 solicitudes para que los juzgados los aprueben. Un mes antes se remitieron 279 expedientes. Por ende, en teoría se están haciendo esfuerzos para agilizar este proceso...Lo que habría que pensar en este caso, es listo, gente sale con prelibertad porque cumplen el 60% de sus sentencias. Pero ¿qué cantidad de gente está ingresando al mismo tiempo a las cárceles? ¿Han disminuido los crímenes y detenciones en este contexto? Pues si la respuesta es negativa (es decir, si continúan deteniendo gente como antes), da un poco lo mismo todo esto. 

 

Una persona privada de la libertad (PPL) de la cárcel de El Inca -donde los presos realizan una huelga de hambre y una protesta en demanda de protección sanitaria (recordemos que el viernes 17 de abril falleció un preso de esa prisión), dijo que los reportes policiales de motines en Ibarra y Lago Agrio-Sucumbíos eran exageraciones. Que los presos entienden la medida de aislamiento, que solo demandan protección para no morir contagiados. ¿Cómo ve la situación?

 

No tengo mucho conocimiento sobre este caso y no me gustaría decir que es una exageración o no. Lo que sí sé, por el conocimiento que tengo del sistema penitenciario local, es que por lo general intenta ser mostrado por el lado fácil. Es decir, es más fácil presentar a los privados de libertad como desadaptados a los que hay que temer, en vez de seres humanos con las mismas necesidades de quienes estamos afuera. 

Independiente de lo que cada uno de ellos haya cometido, dentro de las cárceles habitan seres humanos. Todos tienen familias, seres queridos y merecen dignidad en su contexto de encierro. Si esto no se cumple, y se sienten amenazados por el miedo al contagio, es probable que puedan desatarse amotinamientos. Esto lo haría cualquier ser humano que se siente olvidado, rechazado y en peligro. 

 

«Voces de Guayaquil, epicentro de la pandemia en Ecuador» consiste en una serie de entrevistas a residentes días posteriores a que su ciudad estuvo en la primera plana de los noticieros internacionales por los muertos sin sepultura y sus familiares clamando por ayuda a un Estado aparentemente inexistente. Trabajadores, artistas, estudiantes, docentes comparten sus vivencias desde la ciudad que es el centro económico y financiero del país y que paradójicamente también es la ciudad con mayor concentración de pobreza. Se estima que un 17% de los 2.700.000 habitantes de la urbe viven en condiciones de pobreza. Recostada sobre las aguas terrosas del río Guayas, con un clima muy cálido y húmedo que no hace mella en la actividad intensa y el carácter hospitalario y amable de sus habitantes, Guayaquil tiene la mayor densidad de población del país y el sistema de transporte público con más usuarios. Estos elementos junto a las profundas deficiencias del sistema de salud pública nacional cuyo presupuesto fue reducido un 36% en el último año y la desorganización del gobierno municipal son factores que ayudarían a explicar por qué la ciudad concentra el 70% de los casos de COVID-19 en Ecuador y la mayor cantidad de contagios per cápita en toda América Latina.

 

Libertad Gills coordinó la realización de todas las entrevistas de esta serie.

 

 

 

 

 

https://www.alainet.org/de/node/206386

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