Derrota histórica de la oligarquía
- Opinión
Los intentos de prorrogarse en el poder del gobierno de facto de Jeanne Añez, su pésima gestión de la crisis de la pandemia y de la economía, complicada con hechos de corrupción en la compra de materiales médicos y en las empresas estatales de telecomunicación y petróleos, así como la persecución a los dirigentes sociales y políticos desde el golpe de estado de noviembre de 2019, han generado una poderosa movilización popular encabezada por la Central Obrera Boliviana (COB) y el Pacto de Unidad (PU) durante las dos primeras semanas de agosto, provocando una derrota histórica de la oligarquía y del imperialismo que impuso al gobierno de facto en Bolivia.
Frente a los anteriores intentos de movilización nacional de la COB y los movimientos sociales, la dictadura boliviana se apoyó en la Policía Nacional, la Fiscalía y el Poder Judicial para frenarla y desarticularla utilizando los argumentos del respeto a la cuarentena y las restricciones sanitarias, de la sedición y la conspiración, procediendo a la detención y amenazas a centenares de dirigentes sociales y a ciudadanos comunes.
La movilización que ahora paralizó el país en todas las regiones por la contundencia de los bloqueos de carreteras, caminos, vías de ingreso a las principales ciudades y puntos estratégicos por parte de trabajadores mineros, campesinos, mujeres, indígenas del altiplano, colonizadores de la zona oriental del país, juntas vecinales y organizaciones de comerciantes minoristas obligó al Tribunal Supremo Electoral, a la Asamblea Legislativa y al Gobierno a aprobar de manera inamovible y definitiva la fecha de elecciones nacionales para el 18 de octubre. Inclusive la Iglesia Católica, la delegación de la Unión Europea y de las Naciones Unidas propiciaron acuerdos institucionales y se han ofrecido como garantes del cumplimiento de la fecha electoral.
Si bien estuvieron presentes las consignas de adelantar las elecciones para antes del 18 de octubre y pedir la renuncia de Añez, el haber conseguido avanzar en la recuperación de la democracia garantizando la realización de los comicios y haber demostrado fuerza social y política y la capacidad de paralizar el país y poner el jaque a los sectores políticos conservadores y neoliberales adquiere mayor importancia con la recuperación de la iniciativa política y con la organización y movilización de masas en la perspectiva de las elecciones presidenciales.
Los grandes medios de comunicación; desde televisoras como CNN, UNITEL o ATB; medios escritos como Pagina Siete o El Deber; radioemisoras como Panamericana o Fides, y Agencias como ERBOL y ANF, se convirtieron en voceros del gobierno, de los Comités Cívicos de la derecha radical y de sectores políticos conservadores realizando una gigante campaña contra la movilización del pueblo boliviano, las organizaciones populares, el Movimiento Al Socialismo (MAS) y sus candidatos con los calificativos de “bestias inhumanas”, “salvajes”, “hordas”, además de muestras exacerbadas de racismo y discriminación.
Por otra parte, se advirtió que los sectores críticos de oficiales y jefes de las Fuerzas Armadas han manifestado, a través de carta pública, su rechazo a realizar operativos militares contra las movilizaciones al considerar que la institución ha sido puesta al servicio de un gobierno que ha perdido todo criterio de dignidad, honradez y soberanía poniendo en riesgo a la propia institución uniformada que tiene el estigma de haber definido el golpe de estado del pasado año y podría ser cómplice de movimientos separatistas del oriente.
El proceso de liberación e independencia nacional iniciado con la rebelión de octubre de 2003 y desarrollado durante catorce años por el gobierno nacionalista y antiimperialista de Evo Morales (2006-2019), fue desmantelado por el golpe de estado y estos meses de gobierno de facto; sin embargo las posibilidades de reabrir el impulso revolucionario están vigentes con el potencial triunfo electoral del MAS con sus candidatos Luis Arce y David Choquehuanca.
- Eduardo Paz Rada es sociólogo boliviano y docente universitario. Escribe en publicaciones de Bolivia y América Latina.
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