En diferentes embarcaciones, a nado o a pie, cuando la baja de las mareas lo permitía, miles de migrantes marroquíes comenzaron a llegar a las playas de Ceuta, una ciudad con 85 mil habitantes, el pasado lunes 17, tras el relajamiento de la seguridad fronteriza por parte de Rabat, en respuesta a la atención que España está brindando desde mediados de abril al líder del Frente Polisario o Frente Popular de Liberación de Saguía el-Hamra y Río de Oro, Brahim Ghali, enfermo de COVID, cuyo movimiento desde 1976 libra una guerra de resistencia contra la ocupación marroquí de los territorios pertenecientes a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

Este nuevo incidente, vuelve a encender la ya larga controversia entre Marruecos y España, en esta oportunidad, el Reino Alauita, en diferentes oleadas unos 9 mil ciudadanos marroquíes, de ellos 2700 niños, alcanzaron las playas de Ceuta, uno de los dos últimos enclaves coloniales de España en el continente africano, que solo cuenta con instalaciones para admitir a 200 refugiados.

Al tiempo que la valla, de doce kilómetros de largo y diez metros de alto, con torres de vigilancia y cámaras de vídeo, que separa Melilla, el otro enclave colonial español, fronterizo a Marruecos, ha sido desbordado por cientos de jóvenes, que intentan de alguna manera alcanzar Europa, vía España.

El despliegue inmediato de las tropas ordenadas por Madrid ya ha conseguido realizar hot pushbacks, (devoluciones en caliente) de 6500 marroquíes, a los que sin dudas les han sido violados sus derechos como migrantes o refugiados, al ser expulsados de manera sumaria, sin identificar, ni considerar cuales han sido los motivos que los llevaron a tomar semejante riesgo de vida. Violando a las garantías que se deben ofrecer a los migrantes cuando cruzan la frontera a España. Ya que la ley indica que el migrante es un potencial solicitante de asilo, menor o de otro grupo vulnerable, debe ser atendido en el país al que han llegado a través de un procedimiento de garantías. Muchos de los “repatriados” han sido vistos arrastrados y empujados a los golpes por policías y militares españoles hasta la línea fronteriza. En 2020, solo 2228 marroquíes habían conseguido cruzar por los dos enclaves.

El reino africano, que desde hace sesenta años reclama a Madrid la posesión de Ceuta y Melilla, se ha envalentonado por el espaldarazo que le ha dado durante los últimos meses de su mandato Donald Trump, quien reconoció como marroquíes los territorios en disputa, a cambio del establecimiento de relaciones diplomáticas con el entidad sionista que ocupa Palestina, ha decidido acciones políticas contra cualquier resolución que pueda ser considerada un apoyo a la causa Saharaui, en esa dirección se entiende que a principios de mayo, haya retirado su embajador de Berlín, acusando a Alemania de tener una “actitud destructiva”, que había criticado la decisión de Trump y convocado al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para discutir al respecto.

Esta nueva crisis atestigua, sin embargo, el enfrentamiento diplomático que iniciaron los dos vecinos hace varias semanas, más allá de que ambas naciones gestionan en común los flujos migratorios en sus fronteras.

Mabel Deu, vicepresidenta primera de Ceuta, confirmo que en sus oficinas se han recibido unas 4400 llamadas telefónicas de familiares de los menores llegados a la ciudad y piden acelerar la devolución de esos niños a sus padres, lo que da idea de la proporción del drama en que se encuentra sumergidos no solo cientos de miles de marroquíes, sino millones de africanos. El jueves 20, la Guardia Civil encontró en la playa del Tarajal el cuerpo de un menor de unos 16 años, que la marea habría arrastrado hasta allí. Las autoridades investigan, si el menor era parte de algunas de las oleadas de refugiados que comenzaron a llegar desde el lunes, muchos de ellos en pésimas condiciones físicas, exhaustos y con episodios de hipotermia, aunque esa muerte podría responder a otras razones. Que se sumaría a la de un adulto el día lunes.

El ejemplo turco

La crisis migratoria no solo afecta a Madrid, sino a toda la Unión Europea (UE) por lo que rápidamente desde Bruselas (Bélgica) sede de la mayoría de las instituciones política de la comunidad europea, que reprochó la actitud del Rabat, a quienes desde 2007, no solo se le han otorgado 13 mil millones de euros, sino que el país africano, espera se incremente el flujo financiero tras la implementación de los nuevos presupuestos de la UE para 2021-2027, de los que casi la cuarta parte unos 79500 millones de euros, serán para las naciones vecinas, de las que Marruecos por este desafío podría ser exceptuado.

Europa rápidamente salió a respaldar a España, tras conocerse el incidente migratorio, conociéndose una importante cantidad de comunicados de diferentes autoridades europeas en apoyo a Madrid.

El belga Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y otros altos funcionarios europeos en diferentes declaraciones se encargaron de subrayar que: “Las fronteras españolas son fronteras europeas”, por lo que afecta a uno de los socios, afectada a todos.

La reacción de Marruecos, a lo mejor no se deba solamente por la presencia del líder saharaui, Brahim Ghali en territorio español, sino, que intente copiar el ejemplo de del presidente turco Recep Erdogan que, en marzo de 2016, alcanzó un acuerdo con la U.E., para contener en sus fronteras a los más de cinco millones de refugiados sirios y otras naciones en conflicto, que aspiraban llegar a Europa, a cambio de 3 mil millones de euros en ayudas para el “sostenimiento” de los refugiados. Aunque las grandes potencia europeas Alemania y Francia, ya se han expresado al respecto, declarando que: “No hay consenso político para un acuerdo Turquía dos”, por lo que no habría que descartar que Rabat vuelva a generar una nueva estampida de refugiados en los próximos meses.

La canciller española Arancha González Laya, llamó al a la embajadora marroquí, Karima Benyaich para comunicarle el “disgusto” de Madrid, lo que Rabat contestó haciéndola retornar al país.

Esta no es la primera vez que el rey marroquí Mohamed VI, utiliza a sus desangelados para expresar su disgusto con España, en agosto de 2014, el rey fue demorado, por la Guardia Civil, en aguas españolas, por dos días al ser confundido con algún traficante de hachís, lo que significó que pocas horas después de superado el incidente, a bordo de pateras, durante tres días, que cruzaban Gibraltar comenzara a llegar centenares de marroquíes, hasta alcanzar una cifra cercana a las mil quinientas almas.

Como siempre, son las víctimas de las políticas imperiales de las potencias de occidente y sus socios menores, los refugiados, desplazados, migrantes o como se quiera llamar, los que pagan con sus vidas, aquellas políticas, desde 2014 son más de veinte mil los ahogados en el Mediterráneo, frente a las costas libias o a las playas griegas, que aspiraban a llegar a Europa, millones los que Erdogan sigue hacinando en Turquía, y los cientos de miles que en Europa, pugnan por un lugar donde vivir. La gran mayoría de ellos, sin siquiera saber muy bien cuales han sido los mecanismos que se han puesto en marcha para que tuvieran que abandonarlo todo y partir en búsqueda de otra vida, cuando no terminan como despojos en alguna playa.