Partimos de la idea de que el saber creativo se enriquece en la praxis transformadora de la realidad. La comprensión de las subjetividades emancipatorias requiere de un proceso reflexivo-critico de conocimiento de la realidad, que supere la interpretación de ésta y que se devele la naturaleza dialéctica e histórica de su relación con el cambio social. Cambio en el cual estas subjetividades aparecen como productoras y producto de la praxis social transformadora. El pensamiento crítico requiere de la experiencia de vida para su validación en la búsqueda de la verdad social e histórica. Esto requiere una visión de la realidad que admite la existencia intrínseca del germen del cambio en el mismo sistema social que se quiere transformar, así como reconocer la naturaleza desigual de las fuerzas del cambio y la diversidad de las subjetividades de los distintos sujetos sociales comprometidos con una transformación sustantiva de lo existente.

La producción del pensamiento crítico está relacionada con las simbologías que se expresan en la práctica social, en una dinámica intelectual para conocer la realidad concreta parcial e integralmente. Para su mejor comprensión la hemos sintetizado en tres relaciones dialécticas que propician un cambio del pensar y actuar transformador de lo existente: (1) el análisis/síntesis que permite abordar el camino de lo abstracto-concreto e ir reflexionando, de modo crítico, la vida en su movimiento histórico que vincula pasado, presente y futuro, (2) la inducción/deducción para lograr una inferencia razonada en la construcción empírico-teórica de la realidad concreta en la que actuamos, y (3) la de contenido/continente, entre lo particular y lo general que lo envuelve, visto como un todo superior que la contiene y la distingue. Estas tres dinámicas intelectuales del sujeto político nos permiten plantearnos una secuencia histórica en la creación de conocimiento emergente.

De esta comprensión dinámica y compleja de la realidad concreta se deriva no solo la posibilidad del cambio sino la potencia para enfrentar dificultades y superar amenazas propias de un proceso en contracorriente, cuyo principal obstáculo está en la lucha interna contra la inercia de la cultura reproductora del sistema, que se cuela por todas las rendijas y exige renovar la conciencia de cambiar en la propia acción colectica de transformación social, sin perder de vista el horizonte de lo que se quiere construir.

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