Problemas medioambientales: la posición de la administración estadounidense

Sin la implicación de todos los países, donde absolutamente todos desempeñen al unísono un papel determinante, no hay forma de que el mundo logre frenar o mitigar el calentamiento global.

23/11/2021
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Resumen

 

No se trata que el gobierno de Estados Unidos de Américas (EUA) se comprometa solamente a luchar por salvaguardar el planeta de los problemas medioambientales y que desarrolle ideas y acciones, se trata de luchar con leyes respaldadas por la añeja constitución estadounidense y que se prohíba y sancione a quien a pesar de la realidad del desequilibrio ecosistémico continúe haciendo sufrir el medioambiente.

 

Introducción

 

Una parte de los gobiernos de los países del mundo está inmersa en la búsqueda de una solución urgente para contrarrestar los problemas medioambientales provocados por la acción humana. Para mitigar sus consecuencias, los gobiernos de algunas naciones toman en serio el afrontamiento a este problema universal.

 

En el caso específico de los Estados Unidos de América (EUA), los diferentes gobiernos: demócratas o republicanos han tenido manifestaciones de todo tipo a pesar de ser uno de los países que mayor incidencia ha tenido en la erosión del equilibrio ecosistémico, provocando grandes consecuencias negativas medioambientales.

 

El presidente Joseph R. Biden analizó las polémicas preocupaciones medioambientales que estaban vigentes desde el mandato de Trump y aun desde Obama y se enfocó en la tarea de revertir y deshacer regulaciones relacionadas con la protección ambiental.

 

La administración Obama-Biden estableció límites históricos para la contaminación por carbono, duplicó los estándares de economía de combustible para el transporte motriz, desató el potencial de energía renovable y limpia y reorganizó a los países en aras de alcanzar las metas del Acuerdo Climático de Paris.

 

En este nuevo contexto ha sido visible un mayor interés por esta cuestión, aunque aún queda mucho por hacer en esta materia de lucha contra la protección del medio ambiente y el cambio climático.

 

En este sentido, el objetivo del presente artículo consiste en valorar la política del gobierno de Biden sobre la protección medioambiental.

 

Antecedentes necesarios

 

En 1969 en EUA se fundó la iniciativa ambiental de “Amigos de la Tierra” (Friends of the Earth), en San Francisco, siendo uno de los miembros fundadores de “Amigos de la Tierra Internacional” de 1970.Esta organización progresista de defensores del medio ambiente le ha planteado por más de 40 años las verdades a las Administraciones norteamericanas de turno.

 

En 1970, el Congreso creó la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y aprobó la Ley de Aire Limpio, lo que otorgó al gobierno federal la autoridad para eliminar la contaminación del aire en este país. Desde entonces, la EPA y los estados, las tribus, los gobiernos locales, la industria y los grupos ambientales han trabajado para establecer diferentes programas para reducir los niveles de contaminación del aire en todo Estados Unidos.

 

La Ley de aire limpio (Clean Air Act) fue otra iniciativa que se puso en vigor en los EUA la cual tuvo su actualización, junto con otras en la enmienda de 1990, la cual estableció disposiciones para hacer frente a la lluvia ácida, el agotamiento de la capa de ozono y la contaminación tóxica del aire.

 

Las enmiendas de 1990 al Acta del Aire Limpio (CAAA de1990) se aprobaron el 15 de noviembre de 1990 y representaron la primera modificación fundamental del CAA de 1970 En lo substancial, reforzaron el CAA de 1970 agregando numerosos requisitos y programas reguladores adicionales. Las CAAA de 1990 surgieron a raíz de que la eficacia del CAA de 1970 había llegado a su tope en muchas áreas y existía consenso en el sentido de que el país necesitaba una legislación más amplia y más fuerte para enfrentar los problemas de la contaminación atmosférica en los años 1990 y posteriores.

 

En 1992, la EPA inició el Programa Energy Star, dedicado a la promoción de la eficiencia energética. Además de encargarse de la calidad del aire y dispersar la contaminación ambiental.

 

En 1998, Biden fue considerado un líder clave de la Ley de Conservación de los Bosques Tropicales, que permitió a EUA alcanzar acuerdos a nivel gubernamental, en la protección de las áreas boscosas tropicales. Esto comúnmente se conoce como Canjes de deuda por naturaleza.

 

En el 2006, el senador Biden lideró a ejecutivos de BP y Chevron a retar los subsidios de la industria del petróleo. Además, supervisó la Ley de Recuperación, que constituyó la mayor inversión en energía limpia en la historia de EUA.

 

Por otra parte, el Acuerdo Climático de París quedó establecido en el 2015 por 195 naciones. Tuvo la misión de minimizar el calentamiento global. En este sentido, el ingreso de EUA constituyó un paso de avance para la nación norteamericana en esta tarea, y se considera por estudiosos del tema que ha sido el país con más emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial.

 

En el 2016 con la llegada de Donald Trump al poder estadounidense significó un retroceso en la agenda climática de EUA, en correspondencia con la trayectoria de la administración Obama. Pues el ex presidente anunció la salida de su gobierno del Acuerdo de Paris, que representaba el Pacto global capaz de hacer frente a la crisis climática más importante a nivel internacional.

 

Estados Unidos para lograr una completa solución a este problema, necesita primeramente revitalizar su economía. Vale mencionar que este fenómeno ambiental ha sido un tema particularmente problemático en la nación norteamericana debido a su estructura gubernamental. “Las características institucionales de la división de poderes han sido el principal obstáculo para adoptar medidas favorables en este ámbito” (Antal, 2004. P 103 en Zavala Hernández, 2010. P 310).

 

Un aspecto en contra durante años en la historia de este país radica en que la protección del medio ambiente no figura dentro de la Constitución estadounidense, es decir, en realidad no contiene algún precepto directo que haga referencia a este tema, que ha devenido con gran importancia y urgente desde las últimas décadas.

 

Al llegar Biden al poder constituye una inversión histórica para un futuro de energía limpia, sostenible y de justicia ambiental. La principal intención ha sido romper con las barreras impuestas por la administración precedente a través de los incentivos fiscales apoyados por Trump.

 

Los problemas medioambientales y posibles soluciones.  

 

El medio ambiente se encuentra en peligro por diversas amenazas no solo a los ecosistemas, sino a todos los seres humanos. Conocer los problemas ambientales es el primer paso para concienciarnos de su importancia y reclamar y participar en acciones para la protección y recuperación de la naturaleza. Los 11 problemas ambientales que deberían preocuparnos son:

 

1. Cambio climático

2. Contaminación

3. Deforestación

4. Degradación del suelo

5. Energía

6. Escasez de agua

7. Extinción de especies y pérdida de biodiversidad

8. Invasión y tráfico ilegal de especies

9. Residuos

10. La protección de los océanos

11. El desarrollo urbano y la movilidad sostenible

 

El nuevo presidente estadounidense retoma un histórico plan que tiene como antecedentes un conjunto de reformas sociales y económicas y proyectos de obras públicas emprendido por el presidente Franklin D. Roosevelt en respuesta a la gran depresión

 

El plan Green New Deal reconoce que el cambio climático inducido por el ser humano ha puesto en peligro la vida y la salud de nuestra especie en el planeta, teniendo como base científica el reporte del Panel Intergubernamental para el Cambio climático en octubre de 2018.

 

Dentro de los eventos que amenazan la vida humana y que son consecuencia de los problemas medioambientales están por ejemplo el cambio climático tenemos entre ellos sequías, tormentas severas, y otros eventos climáticos extremos que deterioran la calidad de vida de las personas y la infraestructura necesaria para el desarrollo.

 

Así mismo se indica en la resolución que un aumento de la temperatura global por encima de los dos grados celsius sobre los niveles de la era preindustrial causará, migraciones masivas de las regiones afectadas por los eventos climáticos extremos, más de 500 mil millones de dólares en pérdidas para el Producto Interno Bruto de los Estados Unidos para el año 2100, 350 millones de personas más que estarán expuestas al estrés por calor en el 2050- aumentando su riesgo de muerte por esta causa- y un riesgo de daños en infraestructura pública por valor de un trillón de dólares.

 

Para evitar estos desastres el plan del Green New Deal propone según los expertos:

 

  • Mantener la temperatura global por debajo del aumento de 1.5 grados celsius sobre los niveles preindustriales.

 

  • Reducciones globales en las emisiones de gases de efecto invernadero de fuentes humanas en un 60 por ciento para el 2030.

 

  • Emisiones de carbono y gases de efecto invernadero a un nivel de cero para el 2050, considerando la responsabilidad histórica de los Estados Unidos en la contaminación global.

 

  • Asimismo, se proponen planes sociales para aumentar la calidad vida de los estadounidenses, mejorando la expectativa de vida con una mejor calidad del aire, del agua y de la comida saludable.

 

  • Otros de los puntos son: Mejorar las condiciones de trabajo, la industrialización sostenible, el salario mínimo de los trabajadores, aumentar el poder de negociación de los sindicatos, terminar con la brecha salarial entre hombres y mujeres, acabar con la discriminación racial en el trabajo, proteger los derechos ambientales de las comunidades indígenas y rurales, crear millones de empleos de alta calidad, proveer niveles altos de prosperidad económica y seguridad para todos los ciudadanos de Estados Unidos e invertir en la infraestructura y en las industrias sostenibles para que el país pueda hacer frente a los desafíos del siglo XXI.

 

  • Se propone que se amplíen los presupuestos estatales y federales para responder a las necesidades ambientales de la población, brindando fondos para la adaptación y prevención del cambio climático.

 

  • Eliminar la polución ambiental con la ayuda de las herramientas tecnológicas existentes, tanto como estos instrumentos lo permitan.

 

  • Aumentar las fuentes de energía renovable, llegando a emisiones contaminantes a un nivel de cero para el 2050.

 

  • Actualizar la infraestructura pública con estándares ambientales y lograr que todas las nuevas construcciones, públicas y privadas, cumplan con los objetivos máximos de eficiencia en uso de energía y uso del agua, así como de durabilidad.

 

  • Colaborar con agricultores y ganaderos de los Estados Unidos para eliminar las emisiones de efecto invernadero derivadas del sector agrícola, tanto como la tecnología lo permita.

 

  • Apoyar la agricultura familiar y sostenible.

 

  • Supervisar los sistemas de transporte para eliminar la contaminación proveniente de este sector tanto como sea posible.

 

  • Mitigar y manejar los efectos de largo plazo en la salud derivados de las condiciones adversas de salud, económicas y de otra índole derivadas del cambio climático y apoyar los proyectos de las comunidades civiles en esa dirección.

 

  • Identificar otras fuentes de emisiones contaminantes y crear soluciones para eliminarlas.

 

  • Promover el intercambio internacional de información, tecnología, productos y financiación que ayuden a combatir el cambio climático.

 

La resolución por un Green New Deal no ha estado exenta de críticas, especialmente por el hecho de ser un programa ambicioso que requiere de recursos que actualmente no están contemplados en el presupuesto estadounidense, lo cual requerirá reformas fiscales para que la clase media y alta contribuyan más (algo a lo que la derecha republicana se opone de forma feroz).Así mismo, varios críticos consideran que el plan es demasiado apresurado en sus tiempos, ya que estas son poco realizables en tan poco tiempo

 

La propuesta de justicia climática y ambiental implementada por Biden encierra una inversión federal de 1.7 billones de dólares en un plazo de diez años, incluye inversiones adicionales estatales, locales y del sector privado, para un total de 5 billones de dólares. (Gutiérrez, 2019)

 

A su vez, el actual presidente promovió la inversión en una revolución de energía limpia donde se incentive la creación de empleos en el ámbito doméstico.

 

Sin embargo, “debido a otras prioridades existentes en la agenda nacional y a la crisis financiera actual, romper con la dependencia de los combustibles fósiles provenientes de naciones políticamente inestables y hostiles a su país es un tema que ha quedado relegado en la agenda legislativa, por lo que es necesario que el Estado asuma un papel más activo para lograr consolidar su poder e influencia en el tema a nivel internacional” (Isbell, 2009: 3 en Zavala Hernández, 2010. P 311).

 

Alcanzar una economía limpia constituye un reto, una obligación y más aún, una oportunidad de cara al futuro. Además, es el camino a transitar dentro de los límites fijados por el desarrollo sostenible, para las actuales y venideras generaciones.

 

La implicación del gobierno estadounidense en la tarea constituyó un paso de avance, a partir del emprendimiento de las nuevas políticas lideradas por Biden y planteadas desde antes por Obama. Anteriormente, el gobierno estadounidense figuraba como uno de los principales opositores en el desarrollo de este reto para la protección ambiental, principalmente lo que refiere al cambio climático.

 

A pesar de todas las ideas y acciones prácticas que el gobierno y parte de la sociedad civil ha hecho, Estados Unidos ha vuelto a dar muestras contundentes de su poder contaminante. Las emisiones de dióxido de carbono de la primera potencia mundial aumentaron un 3,4% en 2018, el mayor incremento en ocho años, incluso después del cierre de una cantidad récord de minas de carbón en todo el país, con un aumento del 1,9% en las emisiones de gases de efecto invernadero de todo su sector energético. (Firma Rhodium Group 2019)

 

Industrias como las refinerías, el cemento y el acero contribuyeron a un aumento del 5,7% en los niveles de emisiones, un segmento de la economía que solo en California se estimó que fue el segundo más contaminante para el estado en 2020, y el primero en Texas para 2022.

 

Más del 40% de personas en EE. UU. -141,1 millones- viven expuestas a la contaminación del aire, poniendo en riesgo su salud y sus vidas, reveló el informe anual sobre la calidad del aire de la Asociación Estadounidense del Pulmón.

 

Según el estudio, 134 millones de personas viven en áreas con niveles de ozono demasiado elevado, entre las repiten Los Ángeles y San Francisco, pero también destacan Nueva York, Houston (Texas), Phoenix (Arizona) o Sacramento y San Diego (California).

 

Según el informe “Estado del Aire 2020” la calidad del aire en Estados Unidos está disminuyendo drásticamente, lo que deja a unos 150 millones de personas, casi la mitad de la población del país, respirando aire insalubre y muy contaminado, recientemente publicado por la Asociación Estadounidense del Pulmón.

 

"Nos estamos moviendo en la dirección equivocada, con casi 21 millones de personas más respirando aire sucio que en el informe del año pasado", dijo Paul Billings, vicepresidente nacional de Políticas Públicas de la Asociación Estadounidense del Pulmón. (Billings, 2020)

 

"En todo el mundo, el aire tóxico mata a 5 millones de personas cada año y, como lo deja en claro este informe, Estados Unidos tiene un largo camino por recorrer para proteger mejor a las comunidades", dijo Sarah Vogel, vicepresidenta de Salud del Fondo de Defensa Ambiental. (Vogel, 2020)

 

La contaminación del aire también aumenta el riesgo de morir por COVID-19, un estudio reciente de Harvard encontró que los condados de EE. UU. con los niveles más altos de contaminación del aire tenían tasas de mortalidad significativamente más altas por covid-19 que los condados con niveles mucho más bajos.

 

Aún le queda mucho por hacer a Biden en materia ambiental para que Estados Unidos juegue su papel en la lucha contra los problemas medioambientales, no basta con la firma de documentos o un mínimo de acciones, se hace necesario que gran parte del dinero que se destina a la construcción de armamentos tenga un fin mas útil, salvar al hombre en la tierra.

 

El cambio climático constituye una problemática crucial a considerar en la política exterior estadounidense y la seguridad nacional del territorio. Sin embargo, la reincorporación de EEUU al Pacto de París es solo el inicio del largo camino que queda por recorrer. Enfrentar este problema constituye un gran reto.

 

El compromiso asumido está encaminado a través de acciones concretas, entre las mismas se tendrá en cuenta la postura militar del gobierno estadounidense respecto al Ártico, así como asesorar a los países más pobres en relación con los posibles riesgos climáticos.

 

Biden desde el primer momento de posesión en el cargo como presidente promovió la reincorporación al Acuerdo de Paris. No obstante, la expectativa ante este problema medioambiental es grande, ¿Serán capaces de materializar la revitalización de su modelo económico en beneficio del planeta como han manifestado? Es una tarea en la cual tienen gran responsabilidad debido a que, junto a China, son los máximos responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, que provocan constantemente el calentamiento global.

 

En el marco de la Cumbre Mundial del Clima, organizada por EEUU, el presidente Biden se comprometió a disminuir en un 50 % las emisiones de gases de dióxido de carbono en su país, causantes del efecto invernadero, para el 2030.

 

Sin embargo, la tarea de reducir la emisión de gases no será tan sencilla desde el punto de vista político. La nación se encuentra ante un Senado dividido. Hasta el momento solo se manifiesta la creciente voluntad para dar solución al problema, sin mayores avances o logros alcanzados.

 

De esta forma, Biden retoma promesas pasadas y ejerce un compromiso más fuerte ante las Naciones Unidas para combatir este problema y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030. Si ello se materializara como se prevé, será un giro en la política ambiental estadounidense y sin dudas, un cambio en su economía.

 

Entre los acuerdos fundamentados para el 2035 figura la reducción de dióxido de carbono entre las fábricas del sector eléctrico, que constituye el principal gas de efecto invernadero. Para el año 2050 se espera la neutralidad de todas las emisiones en suelo estadounidense, exceptuando los gases de los sumideros, de manera que los bosques puedan capturar estas emisiones y se evite la acumulación en la atmosfera y por consiguiente el calentamiento global.

 

En consecuencia, Biden retomó con más fuerza que nunca la lucha contra el cambio climático, así como por el multilateralismo para enfrentar este mal. Esta tarea se ejecuta junto a aproximadamente 40 gobernantes entre los que se destacan los mandatarios de China y Rusia, con los que mantiene una alianza fuerte en este campo de compromisos medioambientales.

 

El compromiso medioambiental se ha intensificado con tal fuerza en EEUU, que prácticamente constituye una obligación moral, formando parte de las agendas de trabajo en este campo. De igual forma, se percibe como una obligación económica en los ámbitos interno y externo y una oportunidad para salvar el planeta.

 

Hay que mencionar que eliminar este problema internacional no es posible sin la colaboración de EEUU, debido a que, representa el mayor causante del cambio climático, debido a las expulsiones que se efectúan directamente desde suelo estadounidense. Ello convierte a la nación norteamericana en el segundo emisor global, después de China.

 

El gobierno norteamericano cuenta con todos los recursos disponibles para convertirse en un socio clave en el enfrentamiento a este flagelo, es un poderoso inversor. Además, muchas de sus multinacionales fuera de sus fronteras son responsables por la contaminación atmosférica debido a la extracción y la quema de combustibles fósiles.

 

La reincorporación de EEUU en el Acuerdo de Paris fue solo el inicio, dejando claro que se desarrollarán más acciones a favor, incluyendo la participación y el compromiso de todos los países.

 

Por otra parte, el actual mandatario de EEUU propuso la aplicación de medidas contra las compañías generadoras de combustible fósiles y otros agentes contaminadores más preocupados por la renta y ganancias de sus corporaciones y empresas, que, por el cuidado y protección del medio ambiente, envenenando el aire, la tierra y el agua, además de afectar la salud del hombre.

 

En la lucha contra el cambio climático, el gobierno de Biden prometió ante cuarenta líderes mundiales para el 2035, establecer un sistema eléctrico libre de emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero.

 

En síntesis, el presidente se comprometió ante las Naciones Unidas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en su país, entre un cincuenta y cincuenta y dos por cientos para el 2030.

 

Con este nuevo compromiso asumido por Biden en el marco de esta Cumbre respecto al recorte de las emisiones, Estados Unidos se reincorporó a la lucha climática internacional y se aproximó a las exigencias de la ONU para cumplir con el Acuerdo de Paris y evitar los efectos adversos del calentamiento global.

 

Conclusiones    

 

Se requiere un debate más amplio en Estados Unidos sobre las posibilidades realistas de enfrentar la transición energética de forma eficaz, así mismo es indispensable que los ciudadanos tomen conciencia de empezar a hacer cambios en sus estilos de vida para enfrentar este problema y que los políticos no cedan ante el negacionismo del cambio climático, siendo capaces de empezar a formular estrategias para enfrentar este fenómeno con un cronograma realizable, pero que también tengan en cuenta las amenazas de la inacción.

 

El gobierno de Biden se sumó a una de las más difíciles tareas, del cual Estados Unidos se mantenía distanciado o con pocos avances a favor, exceptuando contados períodos presidenciales que aportaron a dicha labor.

 

La superpotencia propuso una rehabilitación de su economía. Para ello el actual presidente emprendió el Plan “Green New Deal”, cuyo objetivo es lograr una revolución de energía limpia y renovable, donde se incentive la creación de empleos.

 

Para dar inicio a este programa, planteó revitalizar el sector energético del país. Posteriormente impulsar el crecimiento de toda la economía. Esta sería la base para un desarrollo sostenible.

 

Entre otros asuntos, el plan incluyó velar por la situación del Ártico, así como asesorar a los países más pobres sobre cómo deben proceder ante el cambio climático.

 

Por otra parte, el gobierno tiene la misión de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 50 %. Sin embargo, hasta la fecha solo se evidencia la voluntad de dar una solución al problema, sin mayores avances o logros.

 

En este sentido, el plan de Biden propuso para el 2030 la reducción del dióxido de carbono en el sector eléctrico y para el 2050 la neutralidad de todos los gases de sumideros. Además de limitar la contaminación por combustibles fósiles.

 

El ambicioso programa aboga por el multilateralismo como la vía para hacer frente a este mal. La superpotencia en la implementación de esta tarea ha trascendido las fronteras nacionales, posibilitando la conformación y consolidación de alianzas, no solo con otras potencias sino con países vecinos y próximos pero necesarios para combatir este desafío ambiental.

 

Sin la implicación de todos los países, donde absolutamente todos desempeñen al unísono un papel determinante, no hay forma de que el mundo logre frenar o mitigar el calentamiento global.

 

Sin embargo, a pesar del camino recorrido, aún persiste mucha incertidumbre para alcanzar una solución efectiva del objetivo asumido. De momento todo apunta a continuar trabajando de manera intensa y aunar esfuerzos en aras de salvar el planeta.

 

 

 

Mario Antonio Padilla Torres es Dr. en Ciencias Filosóficas, Universidad de la Habana, Máster en Ciencias Históricas, está Diplomado en Cultura, Licenciado en Ciencias Políticas, es Profesor e Investigador Titular. Se desempeña como Secretario Académico, trabaja temas globales en las relaciones internacionales en el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) de la República de Cuba. Es miembro permanente del Tribunal de Filosofía de la República de Cuba, miembro del Consejo Editorial de las revistas “Cuadernos de nuestra América” del CIPI, y de la de “Política Internacional” del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de la República de Cuba (ISRI)

ORCID iD: 0000-0002-5244-7846            Marioapt@gmail.com

 

Daili Sánchez Bernal es Máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales, Universidad de La Habana. Lic. en Estudios Socioculturales. Aspirante Investigadora. Es trabajadora del Centro de Investigaciones de Política Internacional de la República de Cuba. (CIPI). ORCID: 0000-0002-5587-2442  

 

 

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https://www.ambientum.com/ambientum/contaminacion/estados-unidos-poder-contaminante.asp

 

 

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