Sector financiero y libre mercado, sustentos del neoliberalismo, operan bajo el criterio de acumulación por desposesión
05/09/2013
- Opinión
El sector financiero y la libre circulación de mercancías que sustentan el modelo neoliberal, operan según un principio de acumulación por desposesión, porque lo que hacen es utilizar su control sobre esos bienes o sobre la moneda para generar una tasa de ganancia que arrebatan a los trabajadores, sostuvo en desarrollo de de las conferencias que dictó en el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) de Ecuador, el reputado científico social inglés David Harvey, quien estuvo en Quito a mediados del mes de agosto cumpliendo una estrecha agenda académica.
El geógrafo y conferencista internacional explicó que en las actuales circunstancias de crisis capitalista, las burguesías pueden recuperar a través de los banqueros y los sectores financieros todo lo que pueden conceder en el ámbito de la producción.
Este teórico marxista nacido en Kent, Inglaterra, en 1935, doctorado en la Universidad de Cambridge en geografía histórica y con un post doctorado en la Universidad de Uppsala, Suecia, actualmente profesor de la Universidad de Nueva York y catedrático visitante de London School of Economics, se ha destacado por sus análisis respecto de los procesos ligados a la construcción de vivienda en el contexto de la crisis urbana de comienzos de los años 70 del siglo pasado que aquejaba a los norteamericanos. Sus agudas observaciones lo llevaron a colegir que, más allá de la vivienda como un derecho humano fundamental, en el sistema capitalista lo que se esconde es un proceso de acumulación y reproducción del capital ligado al proceso de urbanización.
Dentro de ese contexto, el espacio, el territorio y los procesos de urbanización, son para Harvey, elementos de poder, constitutivos a su vez, de una teoría de estructuración social, por cuanto están estrechamente ligados a la reproducción del capital.
“El desarrollo urbanístico –explica- es un canal a través del cual el excedente de capital fluye hacia la construcción de nuevas ciudades para las clases altas. Es un proceso poderoso que redefine lo que son las ciudades, y también quiénes pueden vivir en ellas y quiénes no. También determina la calidad de vida en las ciudades de conformidad con las estipulaciones del capital, y no de las de la gente”.
Sus investigaciones geográficas se centran además en el análisis desde el punto de vista marxista del desarrollo espacial del sistema capitalista y sus inequidades sociales, recogidas en varios libros, entre los que se destacan: Ciudades Rebeldes; El enigma del capital; Breve historia del neoliberalismo; y La condición de la posmodernidad: investigación sobre los orígenes del cambio cultural.
De sus planteamientos también se relieva el reclamo por lo que ha denominado “el derecho a la ciudad” que sintetiza explicando que el mismo es “mucho más que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad”.
Harvey desarrolla igualmente el presupuesto de acumulación por desposesión para explicar fenómenos como los que se dan en países como Colombia de mercantilización y privatización de la tierra, expulsión violenta de campesinos y la transformación de los derechos comunes en derechos privados.
"Lo que posibilita la acumulación por desposesión es la liberación de un conjunto de activos, incluida la fuerza de trabajo a un costo muy bajo y en algunos casos nulo", explica el científico social inglés.
El Observatorio Sociopolítico Latinoamericano WWW.CRONICON.NET siguió con atención el periplo académico de Harvey en la capital ecuatoriana y la siguiente es una síntesis de sus planteamientos:
No hay respuesta para la crisis de acumulación global
Hoy en día el mundo afronta una crisis de la acumulación global que es inmensa pero infortunadamente no hay repuesta para hacerle frente, no hay pensamiento ni ideas sobre la misma. Se puede afirmar que no hay propuesta real que pueda estabilizar la situación de la economía global. Lo que se ve es una bancarrota de ideas de la clase dominante respecto de lo que hay que hacer y ello da una oportunidad a la izquierda para poder plantear reformas revolucionarias que posibiliten una verdadera transformación.
La acumulación del capital está ligada a la desposesión de bienes lo cual va a generar consecuencias que no se pueden aún avizorar, razón por la cual el Estado debe jugar un rol activo regulando la economía, los mercados y la redistribución de la riqueza.
En efecto, estamos en una etapa, explica, en la que el capital no resuelve sus contradicciones a la crisis, sino que simplemente las mueve de un sector a otro. Así, por ejemplo, la crisis que comenzó en los mercados de vivienda, se movilizó a los sectores financieros, después al consumo y ahora lo que se observa es el choque de las economías de exportación.
El neoliberalismo no es la única manera posible que pueda adoptar el capitalismo, históricamente ha adoptado otras formas. No hay razón, en consecuencia, por la que no pueda encontrar otra forma que no sea la neoliberal.
La burguesía y sus pensadores no tienen ni idea de cual sería el tipo de reforma que se requiere para afrontar la actual crisis del capitalismo. En los años 30 del siglo XX se adoptó un capitalismo keynesiano y en la década de los 70 se cambió ese paradigma cuando llegaron los monetaristas al poder y comenzaron a reorganizar el mundo de manera distinta cambiando el papel de la responsabilidad del Estado en cuanto al bienestar de la población. Ello surgió como respuesta a una crisis de la acumulación en ese momento, considerando que el Estado debe ofrecer un ambiente adecuado y propicio para los negocios del gran capital.
En la crisis del 30 la falta de demanda efectiva tuvo como respuesta la fórmula propuesta por el economista británico John Meynard Keynes de impulsar un Estado que revitalizara la economía, que jugara un papel activo, prestando atención al nivel salarial de los trabajadores. En contraste, las medidas monetaristas que se comenzaron a implementar en la década de los 70 condujeron a un modelo neoliberal despiadado apoyado en medidas de austeridad como las que actualmente aplica Europa, Japón y se presiona para que las adopte Estados Unidos.
El modelo keynesiano de China
China, entre tanto, sostiene Harvey, está aplicando medidas de tipo keynesiano, lo que en cierto grado está ocurriendo en América Latina, en donde varios países con gobiernos progresistas vienen revitalizando su economía adhiriéndose a la órbita de esta gran nación asiática. Cualquier país que produzca materias primas para China le está yendo muy bien como se puede verificar en los casos de Chile y Australia.
Entonces, agrega Harvey, están las opciones keynesiana y monetarista o neoliberal, pero no hay una solución para ésta época de comienzos del siglo XXI, “y no creo que la respuesta sea elegir una nueva forma de capital”.
La crisis global se va a profundizar en la medida en que se está llegando a los límites de las políticas keynesianas en países como China. La situación de China y de los BRICS no es que sea buena, aunque en algún momento parecía que estaban salvando al capitalismo global.
China está acumulando deuda, el gobierno de Beijing instruyó a los bancos a prestar masivamente, ejecutando una serie de obras de infraestructura y de esta manera esa nación asiática logró salir de la crisis rápidamente. Construyeron cuatro o cinco ciudades lo que ocupó una cantidad de fuerza laboral que era su gran preocupación, razón por la cual adoptó una política keynesiana. No obstante que en los últimos años la protesta de los trabajadores chinos se ha incrementado.
No existe suficiente fuerza de mercado que pueda asumir la producción mundial. El mercado automotriz, para poner un ejemplo se está contrayendo y en el caso de las fábricas de este ramo en la ciudad norteamericana de Detroit sus trabajadores para poder mantener sus puestos están renunciando a varios de sus derechos laborales. En Estados Unidos esta realidad es grave porque en un momento determinado no se va a poder solventar derechos como la salud y la educación.
En la actualidad, Europa y Estados Unidos están salvando al capitalismo con sus políticas neoliberales de austeridad. Pero en medio de una gran contradicción que es inherente al capitalismo: la necesidad frenética de crecimiento y acumulación frente a la desprotección del medio ambiente y los trabajadores. Al fin y al cabo la destrucción del Estado de bienestar, el debilitamiento de la clase trabajadora, la disminución sustancial de los salarios y la depredación de la naturaleza son los fundamentos del neoliberalismo ante la situación de que cada vez es más difícil que se produzca plusvalía.
En efecto, Lo que ha sucedido en los últimos 30 o 40 años es que el capital se ha interesado mucho más por el aumento y la especulación del valor de los activos. Sin embargo, en este proceso se interesa cada vez más por la rentas, en particular por la propiedad inmobiliaria, la renta de la tierra, los precios del suelo y los derechos de propiedad intelectual. Se ha producido una explosión de lo que se llama el sector rentista de la economía capitalista, en particular en la construcción de las ciudades. En determinadas áreas avanzadas del mundo capitalista, los rendimientos de la propiedad de tierras y de activos son muy altos, y la propiedad intelectual es una nueva forma de propiedad, que siempre ha estado presente de alguna manera, pero que ahora ha cobrado mucha importancia. Este sector en su conjunto es ahora mucho más significativo en la actividad capitalista y además no emplea a muchos trabajadores.
Sector financiero o acumulación por desposesión
El sector financiero y la libre circulación de mercancías operan según un principio de acumulación por desposesión, porque lo que hacen es utilizar su control sobre esos bienes o sobre la moneda para generar una tasa de ganancia que arrebatan a los trabajadores. Por tanto, en cierto modo la burguesía puede recuperar a través de los banqueros y el sector especulativo financiero todo lo que pueden conceder en el ámbito de la producción. Un ejemplo de ello es el de la cadena de supermercados Wall Mart que obtiene elevadísimas tasas de beneficio sobre la base de la subcontratación a productores chinos, que a su vez logran unas tasas de beneficio muy bajas. Se trata por tanto de una relación de acumulación por desposesión. En Estados Unidos hay alrededor de seis millones de viviendas que han sido desahuciadas, es decir, seis millones de familias que han perdido su hogar. ¿Qué ocurre con esas viviendas? De momento tienen un precio muy bajo. Han sido adquiridas por grandes grupos capitalistas que las mantienen durante dos o tres años, a la espera de que el mercado se recupere, y entonces se llenan los bolsillos. Viviendas recuperadas al precio de 200.000 dólares por unidad se venderán entonces a 300.000 o 400.000 dólares cada una, siempre que el mercado se relance. Se trata de una actividad especulativa, que no es más que acumulación por desposesión. También existen formas de atraco directo cuando se suprimen las pensiones de jubilación, se recortan los derechos a la sanidad, o cuando un bien gratuito producido hasta ahora por el Estado se vuelve oneroso, como por ejemplo la universidad o la educación en general.
Por eso es que si el capitalismo se deshace de la deuda se autoelimina porque el sistema financiero ha sido la alternativa para la acumulación en esta etapa de vigencia de la doctrina neoliberal. La combinación de banqueros con ganancia como sucede en Wall Street, terminará por explotar.
LOS COMUNES
Harvey considera que es prioritario comenzar a hablar sobre asuntos a gran escala con los comunes, como el hábitat de una bio-región, la gestión de los recursos hídricos en un país. Considera que los recursos hídricos deberían ser de propiedad común, aunque haya demandas conflictivas para el agua en los ámbitos de la urbanización, la agricultura, la industria y otros mantenimientos de hábitats naturales.
El problema, explica, es ofrecer una vía democrática para responder a las opiniones de inmensas poblaciones de todo el planeta para gestionar los derechos a los recursos de propiedad común. Esto incluiría aspectos como la calidad del aire y el agua en una determinada región. Por ello, dice, hay que desarrollar organizaciones, mecanismos, discursos y aparatos capaces de tratar estos problemas a escala global.
Contradicciones del capitalismo
Para Harvey el capitalismo en esta segunda década del siglo XXI afronta tres contradicciones fundamentales:
- El tema ambiental es de suma gravedad habida cuenta que el cambio climático es irreversible y en consecuencia el planeta no puede resistir el grado de depredación de la naturaleza para sostener un modelo de producción.
- El sistema capitalista viene creciendo a una tasa de 2.2% desde los años 20 del siglo pasado y si se quiere mantener ese nivel es imprescindible altos índices de producción y consumo. El urbanismo se está utilizando para generar plusvalía para lo cual se toma una manera ficticia de crecimiento mediante el sistema de acciones y de valores que se incorpora al mercado de capitales.
- La alienación como sentimiento de desempoderamiento constituye una gran frustración por cuanto el nivel de satisfacción laboral de la gente es bajo. Ello incrementa la ira interna de las personas que va irrupcionar paulatinamente y se puede observar en las protestas sociales a nivel mundial. La parte positiva de esta alienación, anota Harvey, es que permite cuestionarse el tipo de vida que se quiere llevar al tiempo que posibilita una crítica a la plutocracia y a la oligarquía del sistema capitalista.
Estas contradicciones, puntualiza Harvey, pueden llevar al mundo a una gran catástrofe.
https://www.alainet.org/de/node/79061
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