¿Qué busca Occidente en Ucrania?
20/03/2014
- Opinión
La situación en Ucrania, en algún sentido guarda similitud con los acontecimientos en Siria. A propósito, si con respecto al segundo en los círculos occidentales se produjeron discrepancias, respecto al primero, actuaron al unísono. Con todo, es evidente, que desde el punto de vista económico, Ucrania no es significativa para las elites atlantistas. En realidad, su objetivo es geopolítico, toda vez que lo que se intenta es convertirla en una cabeza de puente contra Rusia. La estrategia en cuestión constituye un proyecto geopolítico occidental de vieja data, o quintaesencia de la concepción de Zbigniew Brzezinski (ex Consejero de Seguridad Nacional del ex presidente Jimmy Carter), quien en su momento expresó, que sin Ucrania, Rusia jamás logrará volver a su condición de gran potencia
Al parecer, en la actual situación, los Estados Unidos y la Unión Europea, han evidenciado una doble moral y rusofobia. Solo ello puede explicar la actitud tolerante hacia los nazis ucranianos que con marchas semejantes a las de las SS hitlerianas, cuando se manifestaban en las calles de Kiev, incitando a la guerra fratricida, que cobró decenas de vidas en dicha ciudad.Cuando todo estaba tranquilo en Ucrania, Washington no mostró el menor interés, por el desarrollo de la cooperación bilateral con Kiev. Es más, de acuerdo al volumen de inversión extranjera en la economía ucraniana, Estados Unidos ocupan un lejano décimo lugar, equivalente apenas a mil millones de dólares. Se suma el hecho de que los norteamericanos, ni siquiera consideraban a Yanukovich como un mal presidente en Ucrania. Contrario a ello, es indiscutible que el mismo fue defenestrado, producto de un golpe de estado, lo cual se supone es incompatible con los principios democráticos occidentales y la salvaguarda del estado de derecho. Ahora que huele a quemado, la Casa Blanca plantea la necesidad de un trabajo conjunto con Moscú, bajo la premisa de que se debe respetar la integridad territorial de Ucrania. Resulta obvio, que desmarcarse de los acontecimientos ucranianos, cuestión para la que Washington ha demostrado poca o ninguna preparación, resultará una tarea en extremo difícil.
Los norteamericanos son expertos en el derrocamiento de regímenes no sumisos, pero ante la necesidad de revertir de forma radical el nivel alcanzado por la escalada de la situación en Ucrania, requieren necesariamente, de la colaboración de Moscú. Ante tal disyuntiva, la pregunta que salta a la vista es, si Washington está dispuesto a colaborar en firme con el nuevo gobierno de facto instalado en Kiev.
A propósito, actualmente de forma expedita una serie de organizaciones internacionales se han enfrascado en el estudio de los aspectos jurídicos internacionales imperantes en Ucrania, a objeto de dar respuesta a la pregunta clave del momento: ¿Es legal o no, lo ocurrido en ese país? Sobre el particular, conviene aclarar que el asunto gira en torno a la legalidad y no sobre la legitimidad, como se esfuerza en sustentar Washington, cuando afirma que Yanukovich perdió su legitimidad al momento de abandonar Kiev y suspender el cumplimiento de sus responsabilidades presidenciales. Semejante explicación, no tiene nada que ver con el derecho y pareciera propia de analfabetas jurídicos que no distinguen el significado de los términos. La diferencia entre estos dos conceptos es sustancial. Un poder legalmente constituido, implica el imperio de leyes fundadas en el derecho interno e internacional, mientras que un poder “legítimo”, se refiere a sus particularidades éticas (si es bueno o malo, justo o no). Al fin y al cabo, no fue Rusia, sino la Unión Europea, con el apoyo de Washington, los que conminaron a Ucrania a elegir entre el occidente y el oriente. Ello se convirtió en un ultimátum para Yanukovich y sus colaboradores. En ese marco, el Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, General Martin E. Dempsey, señalo que los militares norteamericanos apoyan a sus aliados en Europa y por tanto a Ucrania, enviado de esa manera un claro mensaje: “El Pentágono está listo para responder por medios militares, si es necesario”. En Occidente más que nunca están preocupados por la situación en Rusia y en el espacio postsoviético. Si uno se detiene a revisar, lo que se escribe y se muestra en los medios occidentales sobre Rusia, en los últimos años, es evidente que contra su gobierno se desarrolla una guerra informática, con el objetivo de convencer a la audiencia mundial, que ese país es lo de lo peor, incapaz, antidemocrático, intolerable y que por su posesión de armas nucleares, representa una amenaza real, al mundo libre occidental.
A la luz de los acontecimientos registrados por la historia de las relaciones internacionales, de manera concluyente se puede admitir, que tales acciones son parte de las medidas preventivas, que se gestionan contra un país, para luego justificar ante la opinión pública internacional, un ataque militar o para que sirvan, como es el caso, de como factor catalizador, que facilite el enfrentamiento entre Estados eslavos, o entre Rusia y los Estados que los rodean, o entre ucranianos rusos, contra el resto de la población de Rusia. La analogía y el paralelismo, por desgracia son decepcionantes.
Euclides E. Tapia C.
Profesor Titular de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá.
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