¡Samba SI!, ¡Davos NO!
Los otros ritmos de Porto Alegre
07/02/2005
- Opinión
Porto Alegre, Brasil, Enero del 2005. Un hombre,
entrecano, un poco calvo
y con gafas redondas, de unos 60 años, sube al
balcón de
un enorme
edificio que mira pasar la marcha de inauguración
del
quinto Foro Social
Mundial. Este hombre, sube a una silla y alguien
más
joven, quizá su hijo,
lo sostiene desde las piernas para que no caiga
al vacío
sobre los
asistentes a la marcha. El mismo hombre, vestido
de
traje, saca un enorme
letrero que a la letra dice: Samba SI, Davos No.
La
multitud, abajo, en la
calle, ruge al ver el mensaje, y más lo hace
cuando este
hombre se menea,
grita, le mueve los hombros a la marcha y baila,
baila,
baila.
Mientras arriba, entre los integrantes del
Consejo
Internacional que
impulsa la quinta edición del Foro Social
Mundial, las
tensiones y las
contradicciones crecen entre los movimientos
sociales y
las organizaciones
no gubernamentales, abajo, como es costumbre, se
construye un foro
distinto; abajo, como suele suceder, sin la
atención de
los grandes
medios, ni el escrutinio de los grandes
liderazgos del
movimiento global,
abajo, se sueña y se construyen los otros ritmos
de Porto
Alegre.
I. Fiesta y aprendizaje.
La izquierda tradicional no comprende cómo este
espacio
de encuentro de
las rebeldías globales puede servirles. La
izquierda
tradicional, anclada
en la dinámica de controlar todo lo que toca,
dividir
todo lo que
construye y cooptar todo lo que quede, no
comprende la
utilidad política
de este espacio de espacios que, en los ritmos de
abajo,
poco se puede
controlar y cooptar.
Igor, un chico de Brasilia, ha viajado varias
horas hasta
Porto Alegre
para resolver todas sus dudas sobre el zapatismo
e
impulsar, desde su
localidad, la solidaridad con el neozapatismo
mexicano,
que en los
pasillos, las carpas, las charlas y los talleres
desde
abajo, se cuela
como lo que es: uno de los principales referentes
de
lucha, resistencia y
construcción de un mundo otro para Europa y
Latinoamérica. Andrea, una
chica chilena, ha viajado desde Santiago para
asombrarse
y contraer la
respiración al ver la magnitud del foro, tan
amplio como
es el movimiento
de movimientos en el mundo. Andrea quiere saber
cómo
viajar al sureste
mexicano y ayudar ahí a la resistencia indígena.
Cerca de
40 mil chavos y
chavas en el campamento de la juventud realizan
la mayor
congregación de
prácticas y formas distintas de vida. La fiesta
no se
hace esperar, y la
izquierda clásica se pregunta porqué sus largos
discursos
y consignas
cansadas no hacen efecto sobre los miles de
jóvenes, que
prefieren
vender camisetas en la campaña global contra Coca
Cola,
hacer reuniones
sobre medios de comunicación libres, patinar en
las
pistas de skate,
escuchar al fuerte movimiento de hip hop
brasileño o, de
plano, dejarse
llevar por las más de 7 fiestas simultáneas que
cada
noche hacían vibrar
el campamento. Estas experiencias de aprendizaje
y de
fiesta deberían ser
ya un motivo suficiente para alentar al foro,
pero la
izquierda clásica ve
con desprecio la fiesta por frívola, y los
pequeños
espacios de
aprendizaje como insuficientes; pero en ellos,
nosotros
vemos pistas y
señales de cómo el movimiento se acerca a los no
organizados, les habla,
dialoga, los convence, y cómo empiezan a nacer y
germinar
pequeñas y
novedosas luchas, aunque sean tan pequeñas como
lo son
Igor o Andrea.
II. Las redes y las luchas de los más pequeños
Pero si Igor o Andrea son motivo suficiente para
viajar
miles de
kilómetros, lo son también otras experiencias,
mucho
menos conocidas que
Eduardo Galeano, José Saramago, Lula o Chávez
que
reúnen a miles de
personas. Menos conocidas, menos espectaculares,
menos
mediáticas, pero en
el corazón del foro, por ejemplo, cientos de
asistentes
acuden a
encontrarse con el Movimiento de Trabajadores
Desocupados
(MTDS) de la
Argentina rebelde. El interés se basa en las
experiencias
autónomas y
autogestionarias del MTD de Solano o del MTD de
la
Matanza, de sus formas
organizativas en la horizontalidad, en sus
talleres o
sus cooperativas. Y
el interés sube a la estratosfera cuando el
movimiento de
trabajadores
desocupados argentino se encuentra con el
brasileño.
Las resistencias se encuentran, aunque a las
agencias
internacionales les
parezca un evento más; las resistencias dialogan,
aunque
el evento no se
realice en el GIGANTIÑHO, que en ese momento está
repleto
de gente que
escucha al carismático presidente venezolano. Las
resistencias empiezan a
articularse. Las islas de resistencia, como dice
el
subcomandante Marcos,
se hacen barcas para encontrarse. Y como ésa
reunión,
cientos se suceden,
generando acciones, planes, intercambios, sueños,
sueños,
sueños… Como el
del Movimiento Tierra, Trabajo y Libertad de
Brasil que
desea construir,
en sus propias palabras, zonas liberadas, del
estado y
del capital y por
ello la experiencia zapatista se vuelve referente
inmediato. Estos
movimientos no le piden al foro resoluciones para
poder
luchar, hacen suyo
el foro para continuar sus propias luchas.
Autogestionan
sus sueños, no
piden consignas para soñar. El Foro se vuelve de
la gente
y todos nos
olvidamos por un momento del famoso consejo
internacional y de las estrellas mediáticas de la
izquierda.
III. Otras prácticas, otros mundos.
Pero el mejor discurso en Porto Alegre son
algunas
prácticas
experimentales que por apenas seis días de foro
dejan
mirar algunas pistas
de cómo se vería un mundo otro. A lo largo de
todo el
foro, a través de
galpones acondicionados, el campamento de la
juventud y
cientos de carpas
al aire libre, se pueden encontrar una veintena
de
tiendas de comercio
justo. Uno entra a estas tiendas y mira, quizá
sólo un
poco, otro
comercio: jugos y fruta orgánicos libres de
transgénicos,
dulces y
galletas elaborados en cooperativas solidarias,
productos
de los que se
asegura no fueron producidos bajo ninguna forma
de
explotación, y lo mejor
de todo, uno no puede encontrar productos de las
odiadas
multinacionales
que en decenas de talleres del Foro, son
repudiadas y se
organizan
campañas contra los íconos globales del
capitalismo.
Muchos de los espacios del foro y prácticamente
todos los
espacios
colectivos del Campamento de la juventud han sido
construidos en una
técnica llamada arquitectura bioconstruída
(atelié),
utilizando materiales
locales, naturales y de menor impacto ambiental,
con
paredes de tierra,
paja o bambú, reivindicando también las culturas
locales,
generando una
identidad distinta del foro, y quitándole, aunque
sea un
poco, ese olor
elitista que el FSM tenía cuando se realizaba en
las
universidades de
Porto Alegre.
Cuando uno se inscribe dentro del campamento de
la
juventud recibe una
lista elaborada por Greenpeace sobre todos los
productos
que fueron
elaborados con transgénicos para que no sean
consumidos,
especialmente
aquellos elaborados por grandes empresas
multinacionales
como Nestlé o
Kellog’s. La organización del campamento utiliza
software
libre en todas
sus computadoras, y esta vez, se organizaron
cuatro
cocinas colectivas,
coordinadas por movimientos sociales brasileños.
Pero no todo son prácticas alternativas. La vida
colectiva de más de 40
mil jóvenes reunidos por seis días en el
campamento de la
juventud está
cruzada por los problemas sociales. Nuestros
movimientos
están cruzados
por la discriminación, la homofobia, el racismo y
el
sexismo. Prueba de
ello es el terrible hostigamiento que sufrieron
las
mujeres en el
campamento de la juventud que iba desde el acoso
verbal
hasta algunos
ataques aislados. Pero si estos problemas cruzan
el
campamento, también
las nuevas prácticas lo hacen: las mujeres se
organizan,
toman las
regaderas masculinas en demostración de
indignación,
escrachean (hacen
pintas) varios lugares con consignas contra el
acoso
hacia las mujeres y
realizan una marcha adentro del campamento.
Estas prácticas, son, mucho más que un taller o
una
plática. Son una
demostración palpable de que hay otra vida, otros
mundos.
Son una
experiencia concreta que marca (nos marca) a los
asistentes. Mucho más que
un discurso, la acción directa, las experiencias
alternativas de vida, de
comercio, de relaciones humanas, son un ejemplo
brillante
del otro mundo
posible.
IV Nuevas formas de hacer política.
Los organizadores del Campamento de la Juventud
supieron
escuchar.
Lograron descifrar el malestar de muchos
participantes en
campamentos
anteriores y lograron transformar al campamento,
mejorarlo y en especial,
radicalizarlo. Y, al tomar las decisiones de la
nueva
forma de
organización del campamento de la juventud 2005
supieron,
como dicen los
zapatistas, mandar obedeciendo.
Desde 2003, cientos de voces nos alzamos
protestando por
la falta de
espacios de convergencia, de lugares colectivos,
de
encuentro, de diálogo,
de articulación, politización y sobre todo de
organización dentro del
espacio de la juventud. Los organizadores del
campamento
debieron verse en
aprietos para resolver la infraestructura mínima
de
seguridad,
alimentación, salud y servicios como energía
eléctrica y
sanitarios de la
concentración de jóvenes acampando más grande del
planeta. Pero sabíamos
que queríamos más y que asegurar los servicios
mínimos
del campamento no
es suficiente.
Esta vez, pudieron instalarse, con arquitectura
bioconstruída, siete
centros de acción en todo el campamento: El
centro de
SALUD Che Guevara,
que, además de atender los malestares de los
acampados,
impulsaba algunas
prácticas curativas tradicionales o alternativas.
El
Centro de acción
LOGUN- EDE, que albergaba a las expresiones del
movimiento lésbico, gay,
transexual, y bisexual, que por el día reunía
innumerables talleres y
espacios de convergencia y por las noches vibraba
con las
fiestas
lésbico-gay. El centro de acción RAICES, donde
las
expresiones culturales
juveniles y tradicionales se encontraban y
maravillaban a
todos los
acampados. El centro de acción TUPIGUARA,
relacionado a
los temas
ecológicos, a la tierra y al desarrollo
sustentable. El
LABORATORIO DE
CONOCIMIENTOS LIBRES, donde las radios
alternativas
trasmitían en
frecuencia pirata a todo el campamento y se
proyectaban
videos de todo el
planeta. El centro de acción TERRAU, lugar de los
movimientos sociales con
ejes
de reunión como tierra, trabajo, educación y
reforma
agraria y urbana. Y
por último, pero no por eso menos importante,
nuestro
CARACOL
INTERGALACTIKA.
Un ejército de payasos poéticos rebeldes se
multiplicó en
tres ejércitos:
a través de talleres consecutivos de malabarismo,
expresión corporal y
acción directa en las calles, cerca de un
centenar de
jóvenes quedaron
preparados para hacer acciones dentro del
campamento y en
sus propios
movimientos a través de su capacitación circense,
para
hacer acción
política innovadora, creativa y sobre todo que
llame la
atención de la
gente en la calle.
Una cena, en una enorme e improvisada mesa
construida en
el caracol,
reunía fruta, vino, verduras, quesos…todo un
banquete,
todo llevado por
los integrantes del caracol, todo mangado, es
decir,
robado. YOMANGO, un
pequeño movimiento surgido en Europa que expropia
a los
grandes centros
comerciales lo que debería ser de la gente,
termina con
el miedo al
castigo y sobre todo, divierte a quien participa
en él,
había llegado a
Porto Alegre. Abraham, activista mexicano hablaba
unas
horas antes de la
cena: el capitalismo transforma nuestros deseos
en
mercado. El capitalismo
crea la ilusión de la propiedad y el miedo al
castigo
para el robo.
Salgamos a mangarle al capitalismo, salgamos a
romper las
relaciones con
el mercado, la propaganda y los medios de
cohersión.
YOmango, los payasos poéticos rebeles, la
construcción de
la
horizontalidad, el zapatismo como una nueva forma
de
hacer política, la
investigación militante, la generación de
campamentos en
todas las
latitudes del mundo, la preparación de las
movilizaciones
contra el G8,
contra el ALCA, contra la OMC, el FMI o el Banco
Mundial,
fueron sólo
algunos de los temas reunidos en las cerca de 100
actividades que se
realizaron dentro del Caracol Intergaláctika.
Caracol, como las formas organizativas
zapatistas, que
hablan de conectar
las luchas locales, con las nacionales y con las
globales, y de regreso,
de lo global a lo local, como en forma de
caracol.
Intergaláctica, como el
encuentro Intercontinental lanzado en 1996 por el
EZLN,
reunión pionera en
las luchas globales. Caracol Intergalactika, el
séptimo
centro de acción
del campamento de la juventud tenía entonces una
fuerte
inspiración
zapatista. Y por ello, cerca de 80 activistas de
todo el
mundo, reunidos
en el caracol salimos a la marcha de inauguración
con
paliacates en el
rostro, con una enorme bandera del EZLN que
llevamos
desde México y
nuestra enorme manta: CARACOL INTERGALACTIKA.
El caracol y cada centro de acción mostraron una
versión
mucho más
colectiva, mucho más organizada y con un concepto
mucho
más claro de
aglutinamiento y de construcción de redes. Los
centros de
acción mostraron
al foro, otras formas organizativas, menos
dispersas, y
menos pulverizadas
en cientos de actividades, como son los talleres
tradicionales. Pero,
sobre todo, mostraron que en el ritmo de abajo,
Porto
Alegre se mueve por
otros ritmos de hacer política, con nuevas y
heterodoxas
formas de acción
y expresión políticas. Formas de participación en
donde
se prioriza la
acción directa, las relaciones cara a cara,
asambleas
horizontales y la
autogestión como vehículos para soñar y luchar
en otros
temas, otras
agenda, otros tiempos, otros mundos…En el Porto
Alegre de
abajo, se sueña
y se construyen otras formas de hacer política.
V. Los ritmos que faltan por bailar.
Pero esta oda a Porto Alegre tiene límites. Acá
también
somos críticos del
Foro y de su ambiente cargado de ong´s, de sus
múltiples
contradicciones y
de las angustiosas limitaciones que el foro, como
espacio
de resistencia
sufre. Por eso en la reunión pública convocada en
el
corazón del caracol
intergaláctica con los miembros del Consejo
Internacional, salimos a decir
lo que ya decíamos en nuestras charlas y
asambleas: 1.
que es poco ético y
contradictorio que varias agencias o empresas
multinacionales como
Fundación Ford o el banco Santander financien el
FSM; 2.
Que el foro no
puede ni debe ser utilizado por ningún grupo o
personalidad, en especial
para impulsar una agenda de reformas a los
organismos
políticos (ONU) o
financieros (OMC) internacionales para
supuestamente
“democratizarlos”. 3.
Que el Foro tiene el deber de radicalizar las
formas
organizativas que
favorezcan la construcción de redes, el impulso
de
acciones y el diálogo
entre movimientos; 4. Que el foro debe imaginar
mecanismos que permitan participar de manera más
equilibrada a los
movimientos asiáticos y africanos y terminar con
la
exclusión explícita
con actores tan importantes como el EZLN. y 5.
(quizá el
más importante)
que el Foro DEBE SER UN INSTRUMENTO más eficaz
para
objetivos concretos,
como detener la invasión estadounidense en Irak.
Cuando uno tiene una sola arma contra el enemigo,
uno no
puede pasarse la
batalla quejándose de los límites y el poco
alcance de
esa arma. Lo que
hace uno simplemente es disparar, y en medio de
la
batalla, ver si es
posible conseguir otro armamento. Bien. El arma
que
tenemos por ahora es
el Foro Social Mundial, y tenemos que imaginar la
forma
de radicalizar al
foro, y, si en el mediano plazo, esta arma es
insuficiente, cambiarla por
una nueva, pero no inutilizarla ahora con el
desprecio y
la soberbia
clásicas de la izquierda ortodoxa que cree que lo
sabe
todo y que no hay
nada nuevo por aprender o inventar. Si existe
otra arma,
más eficaz que
el Foro, que se nos muestre de inmediato, para
correr a
abrazarla. Pero si
la única arma que tenemos es el FSM, entonces el
debate
sobre el Foro
sigue abierto y la necesidad de los foros sigue
vivo.
Por eso, frente al Consejo Internacional exigimos
que las
consultas a los
participantes se radicalicen, no sólo frente a
los temas
de debate, como
se construyeron en esta edición en Porto Alegre,
sino
también sobre las
formas organizativas, sobre el financiamiento y
el
destino de esos
recursos. Pero mientras el Consejo Internacional
toma
decisiones, abajo,
los otros ritmos, debemos acelerar nuestros
procesos de
organización y
generación de redes, acuerdos, debates,
aprendizajes y
nuevas expresiones
políticas.
Exponíamos, en la asamblea final del Caracol
Intergaláctika, que nuestro
espacio era sólo una señal, una pista, un
ejemplo, de lo
que el movimiento
de movimientos estaba logrando en el mundo. Que
el foro
estaba lleno de
contradicciones y limitaciones, tal y como
nuestros
movimientos están
llenos de ellas. Pero el impulso que el foro
presenta
ante los no
organizados, las prácticas y las redes que se
constituyen
a través del
mismo y sobre todo, las nuevas formas de hacer
política
que visibiliza
este espacio global, son pequeños espacios,
fisuras,
grietas, zonas
liberadas, espacios de experimentación de un
mundo otro,
de otra política,
del mundo donde caben muchos mundos. Y, con foro
social
mundial, o sin él,
estas grietas sin lugar a dudas, han empezado a
ensancharse, bailando a
otros ritmos, los otros ritmos de Porto Alegre.
* César Enrique Pineda Ramírez, asistente a varias
de las
ediciones de los foros, es
integrante de la agrupación mexicana jóvenes en
resistencia alternativa y
recién egresado de la carrera de sociología en la
Universidad Autónoma
Metropolitana Xochimilco.
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