Prohíbe importar semillas transgénicas:
Ministro de Agricultura cuestionado por embajada de EE.UU.
25/06/2007
- Opinión
Ante la prohibición de importar semillas "mejoradas", contemplada por la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), el Diario El Tiempo, en su edición del día martes 26 de marzo del presente año, reporta que el ingeniero Héctor Hernández, Ministro de la Secretaria de Agricultura y Ganadería (SAG), ha recibido reclamos de parte de la Embajada de Estados Unidos, ante la emisión del acuerdo 345-07-A del 7 de mayo del presente año.
El acuerdo, firmado por el Ministro Hernández, suspende temporalmente por dos años todo trámite de solicitudes de permisos de semillas provenientes de organismos genéticamente modificados (OGM), ya sea para la importación, exportación, reproducción o la experimentación.
Honduras ha permitido, desde principios de esta década, la utilización de semillas de maíz transgénico, sin tomar las medidas precautorias para evitar la erosión genética que a través de la polinización abierta pueda conllevar a la contaminación de las variedades criollas.
Los cultivos efectuados en el Valle del Guayape por el Sr. Pepe Lobo y la posible introducción del maíz conocido como Star Link - material genético no apto para el consumo humano - difundido por medio de las donaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA), dejan una cierta incertidumbre sobre la grave consecuencia que representa la imposición de estas semillas en Honduras, país que es parte de la región mesoamericana, cuna de este importante cereal.
El agrio debate en el seno de la comunidad científica sobre la biotecnología y sus posibles consecuencias, no deja de preocuparnos y alertarnos que la salud de nuestro pueblo y la herencia genética se encuentra en peligro. A pesar que el Estado de Honduras firmó el Protocolo de Bioseguridad (Cartagena),éeste nunca ha sido ratificado y, por lo tanto, no han podido entrar en vigor las medidas precautorias para frenar la erosión genética.
El Ministro Hernández, sobre la importación de semillas de maíz transgénico, manifestó que "nuestra preocupación no es porque va a hacerle daño a la salud, sino por los efectos que tendrá en las variedades puras".
Mientras tanto, la Red de Acción Hondureña por la Alimentación Saludable y Sustentable (REDAS) hizo público un comunicado, donde señala como la Secretaría de Recursos Naturales (SERNA) viene impulsando la creación de un “Marco Nacional sobre la Seguridad de la Biotecnología” (MNSB), que puede definirse como una Ley pro-transgénica, al servicio de los intereses de las multinacionales farmacéuticas.
El comunicado de REDAS señala como "en lo específico, los artífices de esta ley Pro-Transgénicos intentan convencer a la población hondureña de las supuestas bondades de los OGM, olvidándose que aun no se ha demostrado que estos sean ni mejores ni más productivos que los productos naturales u orgánicos. En realidad los transgénicos solamente han demostrado beneficiar a las grandes compañías o empresas internacionales, especialmente las productoras de semillas, como la Monsanto, que están siendo muy cuestionadas en Europa y el mundo entero por la comprobada toxicidad de sus semillas, tal es el caso de las variedades MON 683 y NZ 603".
Es de temer que mientras la Secretaría de Agricultura y Ganadería SAG emite un acuerdo para frenar la erosión genética, en la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA) se esté cocinando una Ley Monsanto, al estilo de la que fue impuesta por esa transnacional en México durante el régimen de Fox.
La contaminación del maíz criollo, tal como teme el Ministro Hernández, parece no preocupar a las autoridades de la SERNA, las cuales pretenden ignorar la experiencia sucedida en México, en donde buena parte del maíz criollo ha sido contaminado con le maíz BTH y RR.
El caso del arroz conocido como Liberty Link (LL601) es una muestra de las graves y posibles consecuencias de la biotecnología. El arroz transgénico LL61 de Bayer que contaminó las cosechas de Estados Unidos nunca se cultivó a escala comercial, sólo se permitió su siembra experimental entre 1998 y 2001 a la compañía Aventis CropScience, que después se fusionó con Bayer. Nadie sabe cómo este experimento se "escapó" del control de sus investigadores y apareció cinco años después en los contenedores de arroz para la venta al público, en el estado de Arkansas, el principal productor de arroz de ese país.
A raíz de éste escándalo, el centro experimental agrícola de la Universidad de Louisiana aclaró que desde 2003 había encontrado trazas del transgénico LL601 en la semilla de arroz conocida como Cheniere, que fueron sembradas en alrededor de 12 por ciento de la tierra dedicada al arroz en Arkansas. De forma sorpresiva, pruebas de laboratorio revelaron que 31 por ciento de la cosecha de ese Estado resultó contaminado.
El Liberty Link ha sido detectado en 19 países, entre ellos la Unión Europea, Costa Rica, Nicaragua y México. No es nada raro que Honduras se encuentre invadida con ese arroz transgénico, sin que hasta la fecha se haya efectuado un muestreo de parte de las autoridades para analizar los cargamentos recibidos.
El escándalo sobre el arroz producido por BAYER, no refrena a los miembros del Zamarano-USAID para proseguir en su campaña a favor de la biotecnología y sus supuestos milagros. Cuando María Mercedes Doyle - coordinadora para Honduras de la Red Latinoamericana de Biotecnología - enumera las virtudes de los transgénicos, y de como la prohibición de importar semillas transgénicas afectará la capacidad de producción del etanol, se le olvida el derecho a la alimentación que está denegando la vesanía de convertir los alimentos en combustible.
Durante años, la producción de granos básicos fue desmantelada en Honduras, bajo la óptica de permitir inundar el país con maíz y frijoles subsidiados. Ahora que los Estados Unidos retiraron del mercado internacional más de 40 millones de toneladas del cereal, situación que ha dado lugar a un aumento inusitado de su precio, incidiendo en un incremento del costo que afectará a lo segmentos mas pobres de nuestro país.
Las medidas que está tomando el actual gobierno para reactivar la producción de maíz en el país es un paso para recuperar la soberanía alimentaria, siempre y cuando el conato demostrado por el Ministro Hernández no sucumba ante la ofensiva de Monsanto y SERNA. Salvaguardar las especies criollas de maíz es más que una cuestión de salud, es la protección de la soberanía nacional. Esperamos que el Estado de Honduras cumpla con su deber de velar por darle una prioridad a la alimentación del pueblo más que a la producción de biocombustibles destinado al parque automotriz.
La Ceiba, Honduras, el 26 de junio de 2007
Mirian Miranda
Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH)
El acuerdo, firmado por el Ministro Hernández, suspende temporalmente por dos años todo trámite de solicitudes de permisos de semillas provenientes de organismos genéticamente modificados (OGM), ya sea para la importación, exportación, reproducción o la experimentación.
Honduras ha permitido, desde principios de esta década, la utilización de semillas de maíz transgénico, sin tomar las medidas precautorias para evitar la erosión genética que a través de la polinización abierta pueda conllevar a la contaminación de las variedades criollas.
Los cultivos efectuados en el Valle del Guayape por el Sr. Pepe Lobo y la posible introducción del maíz conocido como Star Link - material genético no apto para el consumo humano - difundido por medio de las donaciones del Programa Mundial de Alimentos (PMA), dejan una cierta incertidumbre sobre la grave consecuencia que representa la imposición de estas semillas en Honduras, país que es parte de la región mesoamericana, cuna de este importante cereal.
El agrio debate en el seno de la comunidad científica sobre la biotecnología y sus posibles consecuencias, no deja de preocuparnos y alertarnos que la salud de nuestro pueblo y la herencia genética se encuentra en peligro. A pesar que el Estado de Honduras firmó el Protocolo de Bioseguridad (Cartagena),éeste nunca ha sido ratificado y, por lo tanto, no han podido entrar en vigor las medidas precautorias para frenar la erosión genética.
El Ministro Hernández, sobre la importación de semillas de maíz transgénico, manifestó que "nuestra preocupación no es porque va a hacerle daño a la salud, sino por los efectos que tendrá en las variedades puras".
Mientras tanto, la Red de Acción Hondureña por la Alimentación Saludable y Sustentable (REDAS) hizo público un comunicado, donde señala como la Secretaría de Recursos Naturales (SERNA) viene impulsando la creación de un “Marco Nacional sobre la Seguridad de la Biotecnología” (MNSB), que puede definirse como una Ley pro-transgénica, al servicio de los intereses de las multinacionales farmacéuticas.
El comunicado de REDAS señala como "en lo específico, los artífices de esta ley Pro-Transgénicos intentan convencer a la población hondureña de las supuestas bondades de los OGM, olvidándose que aun no se ha demostrado que estos sean ni mejores ni más productivos que los productos naturales u orgánicos. En realidad los transgénicos solamente han demostrado beneficiar a las grandes compañías o empresas internacionales, especialmente las productoras de semillas, como la Monsanto, que están siendo muy cuestionadas en Europa y el mundo entero por la comprobada toxicidad de sus semillas, tal es el caso de las variedades MON 683 y NZ 603".
Es de temer que mientras la Secretaría de Agricultura y Ganadería SAG emite un acuerdo para frenar la erosión genética, en la Secretaría de Recursos Naturales y Ambiente (SERNA) se esté cocinando una Ley Monsanto, al estilo de la que fue impuesta por esa transnacional en México durante el régimen de Fox.
La contaminación del maíz criollo, tal como teme el Ministro Hernández, parece no preocupar a las autoridades de la SERNA, las cuales pretenden ignorar la experiencia sucedida en México, en donde buena parte del maíz criollo ha sido contaminado con le maíz BTH y RR.
El caso del arroz conocido como Liberty Link (LL601) es una muestra de las graves y posibles consecuencias de la biotecnología. El arroz transgénico LL61 de Bayer que contaminó las cosechas de Estados Unidos nunca se cultivó a escala comercial, sólo se permitió su siembra experimental entre 1998 y 2001 a la compañía Aventis CropScience, que después se fusionó con Bayer. Nadie sabe cómo este experimento se "escapó" del control de sus investigadores y apareció cinco años después en los contenedores de arroz para la venta al público, en el estado de Arkansas, el principal productor de arroz de ese país.
A raíz de éste escándalo, el centro experimental agrícola de la Universidad de Louisiana aclaró que desde 2003 había encontrado trazas del transgénico LL601 en la semilla de arroz conocida como Cheniere, que fueron sembradas en alrededor de 12 por ciento de la tierra dedicada al arroz en Arkansas. De forma sorpresiva, pruebas de laboratorio revelaron que 31 por ciento de la cosecha de ese Estado resultó contaminado.
El Liberty Link ha sido detectado en 19 países, entre ellos la Unión Europea, Costa Rica, Nicaragua y México. No es nada raro que Honduras se encuentre invadida con ese arroz transgénico, sin que hasta la fecha se haya efectuado un muestreo de parte de las autoridades para analizar los cargamentos recibidos.
El escándalo sobre el arroz producido por BAYER, no refrena a los miembros del Zamarano-USAID para proseguir en su campaña a favor de la biotecnología y sus supuestos milagros. Cuando María Mercedes Doyle - coordinadora para Honduras de la Red Latinoamericana de Biotecnología - enumera las virtudes de los transgénicos, y de como la prohibición de importar semillas transgénicas afectará la capacidad de producción del etanol, se le olvida el derecho a la alimentación que está denegando la vesanía de convertir los alimentos en combustible.
Durante años, la producción de granos básicos fue desmantelada en Honduras, bajo la óptica de permitir inundar el país con maíz y frijoles subsidiados. Ahora que los Estados Unidos retiraron del mercado internacional más de 40 millones de toneladas del cereal, situación que ha dado lugar a un aumento inusitado de su precio, incidiendo en un incremento del costo que afectará a lo segmentos mas pobres de nuestro país.
Las medidas que está tomando el actual gobierno para reactivar la producción de maíz en el país es un paso para recuperar la soberanía alimentaria, siempre y cuando el conato demostrado por el Ministro Hernández no sucumba ante la ofensiva de Monsanto y SERNA. Salvaguardar las especies criollas de maíz es más que una cuestión de salud, es la protección de la soberanía nacional. Esperamos que el Estado de Honduras cumpla con su deber de velar por darle una prioridad a la alimentación del pueblo más que a la producción de biocombustibles destinado al parque automotriz.
La Ceiba, Honduras, el 26 de junio de 2007
Mirian Miranda
Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH)
https://www.alainet.org/en/node/121894?language=en
Del mismo autor
- El imperio, derechos humanos y la Honduras post golpe 14/04/2011
- The Coup d'etat, its inheritors and the criminalization of social protest 30/03/2011
- El golpe de Estado, sus herederos y la criminalización de la protesta social 28/03/2011
- Emboscada en Copala (Oaxaca): municipio autónomo y radio comunitaria 02/05/2010
- Unión Europea pretende municipalizar comunidades garífunas 29/04/2010
- Por qué arden las radios comunitarias garífunas? 08/01/2010
- Ausencia de estrategia de mitigación y adaptación al cambio climático 20/09/2009
- Golpe, bases militares y demo- crack- cia 31/07/2009
- El Banco Mundial y la destrucción de tres pueblos negros indígenas 21/07/2008
- Mayas chortis ocupan las ruinas arqueológicas de Copan 23/06/2008
Clasificado en
Clasificado en:
Soberanía Alimentaria
- Gerson Castellano, Pedro Carrano 30/03/2022
- Silvia Ribeiro 29/03/2022
- Germán Gorraiz López 28/03/2022
- Silvia Ribeiro 16/02/2022
- Clara Sánchez Guevara 15/02/2022