El imperio, derechos humanos y la Honduras post golpe
14/04/2011
- Opinión
El Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos, efectuó su ritual anual de publicación del informe de los derechos humanos del año 2010, en el cual señala el deterioro en materia de derechos humanos sufrido por el pueblo hondureño.
Es interesante que los Estados Unidos asuman el rol de determinar quienes transgreden el respeto a los derechos humanos, mientras se le olvida su cárcel en la Bahía de Guantánamo, territorio arrebatado a Cuba; y donde se pudren 172 detenidos en condiciones infrahumanas, peores a las sufridas por el soldado estadounidense Bradley Manning, acusado supuestamente de filtrar documentos a Wikileaks, y sometido a un tratamiento que bordea la tortura.
En el caso de Honduras la espiral de violencia que vive el país y el irrespeto a los derechos humanos, se incrementó en forma exponencial a partir del golpe de estado del año 2009, el cual fue perpetrado por el Poder judicial, acompañado del poder legislativo y ejecutado por los militares. Hasta la fecha nunca se explicó al pueblo hondureño la razón por la cual el avión donde iba el presidente enpiyamado fue a aterrizar en la base estadounidense de Palmerola, antes de proseguir rumbo a Costa Rica.
A pesar que en un inicio Barack Obama definió la acción como golpe de estado, la actitud titubeante de su administración, sirvió para fortalecer la agresividad de la ultra derecha de los Estados Unidos, el "Tea Party"; siendo ulteriormente la calificación de "sucesión constitucional" otorgada por la Biblioteca del Congreso, una certificación de buena conducta a los golpistas.
La diferencia del tratamiento concedido al golpe en Madagascar con el sucedido en Honduras demuestra, la doble moral que acompaña la política exterior del imperio estadounidense. El golpe de estado del 21 de marzo del 2009, en contra de Ravalomanana, personaje en el poder desde el año 1992 y que pretendía vender enormes cantidades de tierra de la isla a Korea del Sur fue condenado enérgicamente por los Estados Unidos además de suspender la ayuda a Madagascar.
El golpe en Honduras contó con una supuesta suspensión parcial de la ayuda estadounidense. Sin embargo en el fragor del retorno de Zelaya y su estadía en la embajada del Brasil, el Ministerio de Seguridad de Honduras hizo uso de armas sónicas, procedentes de los Estados Unidos, cuando supuestamente existía un embargo en relación a la ayuda militar al gobierno de facto de Roberto Micheletti.
El índice de criminalidad que afecta al país (77,6 por cada cien mil habitantes, el mayor del planeta), es parte de la descomposición social existente, donde el sistema de justicia es totalmente inoperante, y según fuentes oficiales, "el 81% anual de los delitos denunciados no son investigados por la Policía de Investigación y el 80% de las órdenes de captura emitidas no son ejecutadas por la Policía".
A pesar de las enormes debilidades existentes en materia de justicia, el enfoque dado por los funcionarios estatales y asesores extranjeros, es señalar al narcotráfico como el culpable de la situación existente en el país. Honduras, Salvador y Guatemala, conocidos como El triángulo de la muerte poseen un promedio de asesinatos fratricidas que supera a los países involucrados en conflictos bélicos.
La hecatombe causada por los promotores del golpe de estado, y sus herederos va más allá de la represión al movimiento social en desacuerdo con la defenestración de la democracia. Las supuestas elecciones democráticas en un ambiente enrarecido por la manipulación política y la violencia, han servido para consolidar el poder y apetito voraz de la pequeña elite de poder nacional, que ha logrado implementar leyes atroces desde la flexibilización del mercado laboral, hasta la entrega del territorio nacional bajo el nombre de la "Ciudad Modelo".
Estados Unidos aplica un doble rasero en cuanto a los derechos humanos. Como ejemplo está el singular correo electrónico enviado por el agregado de derechos humanos de la embajada de los Estados Unidos, Jeremy Spector, en referencia al violento arresto que padecí, después de haber sufrido el impacto de una bomba lacrimógena en mi vientre; Spector al referirse a la muerte de la maestra Ilsa Ivania Velásquez como un hecho contingencial, arremete contra los integrantes de la resistencia popular, acusándonos de vándalos, y como ejemplo se refiere al infortunado suceso donde supuestamente tres militares sufrieron quemaduras.
En mi caso, las quemaduras que sufrí en el vientre, fueron causadas por una bomba lacrimógena made in usa, la que se supone es una arma de disuasión pero que los hondureños a ciencia cierta sabemos que son utilizadas como arma de agresión. Los militares cuando disparan las bombas lacrimógenas, no lo hacen con el propósito de dispersar las multitudes sino como un proyectil mortífero.
Hasta la fecha sigo siendo acusada de supuesta sedición, en un país donde la protesta social ha sido criminalizada. La violencia está compenetrada en nuestra Honduras, pero el sistema de justicia y su brazo armado están mas preocupados por aplastar la oposición a un régimen elegido en circunstancias muy especiales, que en detener la espiral de violencia existente.
La fachada de respeto a los derechos humanos que pretenden vender la actual administración a los organismos internacionales, no es más que una farsa. Las "apagafuegos¨que utiliza Porfirio Lobo, tratan de neutralizar las barbaridades que cometen los organismos de seguridad impregnados de la herencia del 3-16, escuadrón de la muerte encargado de sembrar el terror en Honduras en la tenebrosa década los de años 80.
Los hondureños conocemos a ciencia cierta que no todos los estadounidenses son amantes de la guerra y el sometimiento. La actual política bélica de Obama y la balkanización que pretenden en el medio oriente, es parte de la estrategia de ese 1% que controla el 40% del capital de los Estados Unidos, pareciendo las iniquidades de su sistema económico cada día más a una república bananera. En días recientes Joseph Stiglitz publicó un artículo intitulado "Del 1% para el 1% y por el 1%", en el que retrata una sociedad basada en una aberrante brecha social y la erosión de su sentido de identidad.
La grave crisis en materia de derechos humanos que sufrimos en Honduras, no es más que un reflejo de la violencia impuesta por la elite de poder de los Estados Unidos a sus colonias de la periferia.
La Ceiba Atlántida 15 de Abril del 2011
- Miriam Miranda es Coordinadora General de la Organizacion Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH) La Ceiba, Atlantida, Honduras
https://www.alainet.org/en/node/149084?language=en
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