Fidel: un maestro inmortal
22/02/2008
- Opinión
“Si el grano de trigo no cae en tierra y muere no puede dar fruto”
(Jesús el Cristo)
Al hombre sabio, al amauta en lenguaje kichwa, se lo conoce porque sabe cuando y desde donde es el mejor momento y lugar para cumplir su deber. Juan Bautista, cuando se acercaba su hora que lo volviera inmortal, instruyó en vida a sus discípulos para que siguieran a Jesús, mismo que debía continuar el proceso de liberación de su pueblo, sumido en opresión desde hace siglos por el imperialismo y el sistema opresor de su tiempo. El esplendor de la conciencia de Juan, el Maestro Esenio (Hijo del Sol sanador) se manifiesta en plenitud cuando expresa: “Es necesario que él crezca y yo mengüe”.
Es lo que ha hecho Fidel, menguar voluntariamente en el poder, porque es la hora de que sus discípulos/as brillen con mayor fulgor y cumplan la tarea para la que han sido preparados/as. Nos enternece y resplandece el alma la actitud del Comandante Fidel Castro, cuando expresa: “… no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe…. No me despido de ustedes. Deseo solo combatir como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título ‘Reflexiones del compañero Fidel’. Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso”. Caben perfectamente al Maestro Fidel las palabras sabias del Apóstol cubano José Martí, de quien el Comandante se siente su fiel discípulo: “La indiferencia del poder es la prueba más difícil y menos frecuente de la grandeza del carácter”.
El imperialismo y sus vasallos pretendieron verlo morir o renunciar durante su crisis más aguda de salud. Las almas grandes lo hacen en la cumbre de su existencia y es lo que hace Fidel, sus palabras lo dicen todo: “Más adelante pude alcanzar de nuevo el dominio total de mi mente, la posibilidad de leer y meditar mucho, obligado por el reposo. Me acompañaban las fuerzas físicas suficientes para escribir largas horas”. Estas expresiones confirman su esplendor mental y espiritual, el triunfo de su ser sobre las limitaciones físicas, un nuevo golpe a las pretensiones de sus detractores.
Un hombre que toda su vida estuvo dispuesto no solo a renunciar libremente a un cargo sino a entregar su propia vida, es capaz de saber cual es su lugar en esta etapa de lucha en el proceso revolucionario de Cuba; más aún, cuando sabe que cuenta con un ejército de intelectuales, científicos y una población de las siguientes características según expresan sus propias palabras: "Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana, que posee un promedio educacional cercano a 12 grados, casi un millón de graduados universitarios y la posibilidad real de estudio para sus ciudadanos sin discriminación alguna, requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez. Ni un solo detalle se puede ignorar, y no se trata de un camino fácil, si es que la inteligencia del ser humano en una sociedad revolucionaria ha de prevalecer sobre sus instintos”. Esto muestra la Fe de Fidel en su pueblo.
Es de justicia destacar que todo lo logrado por el pueblo cubano comandado por Fidel, ha sido conseguido con limitados recursos económicos y energéticos. Como si fuera poco Cuba ha sido frecuentemente asolada por desastres naturales, y en medio de todo ha tenido que destinar ingentes cantidades de dinero y recursos para su defensa, ante el bloqueo criminal y la amenaza permanente de los Estados Unidos, la potencia imperialista más poderosa de todos los tiempos. El Maestro Jesús sentenció que: “Al árbol se lo conoce por sus frutos”. Los frutos en las condiciones que ha batallado Cuba son más que evidentes. Cabe la pregunta: ¿Qué más hubiese logrado Fidel sin el bloqueo injusto e inmoral?
Hay seres que no solo reencarnan cuando desencarnan, los más grandes son reencarnados por sus discípulos ya en vida, y éstos son los maestros que han cultivado con tesón sus inmortales mentes magistrales. Los cubanos y latinoamericanos dignos tenemos la obligación de tomar la posta entregada por Fidel y renovar nuestro compromiso de lucha considerando los millones de seres humanos que sufren la injusticia propiciada por los prepotentes en este planeta, y siendo conscientes de la urgencia que tenemos de salvar a la Madre Tierra de la voracidad neoliberal, causas nobles por las que Fidel entregó y entrega su vida, de este modo honraremos su lucha , que es la lucha de todos nuestros héroes y heroínas.
Cuando Cuba y Latinoamérica toda vive dolores de un nuevo y fecundo parto libertario, vale presentar a Fidel y al pueblo heroico de Cuba nuestra amistad y solidaridad irrestricta haciendo nuestras las palabras de desprendimiento, veneración y gratitud que presentara el Che a Fidel:
“… Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, solo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
... Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente claridad tus cualidades de conductor y de revolucionario...
…, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.
… En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
… Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que traté de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos…
Hasta la victoria siempre.
¡Patria o Muerte!
Te abraza con todo fervor revolucionario.
Che
Quito, 21 de febrero de 2008
Patricio Del Salto Galán
Teólogo, miembro de la Fundación
Pueblo Indio Del Ecuador (Constituida por Monseñor Leonidas Proaño)
(Jesús el Cristo)
Al hombre sabio, al amauta en lenguaje kichwa, se lo conoce porque sabe cuando y desde donde es el mejor momento y lugar para cumplir su deber. Juan Bautista, cuando se acercaba su hora que lo volviera inmortal, instruyó en vida a sus discípulos para que siguieran a Jesús, mismo que debía continuar el proceso de liberación de su pueblo, sumido en opresión desde hace siglos por el imperialismo y el sistema opresor de su tiempo. El esplendor de la conciencia de Juan, el Maestro Esenio (Hijo del Sol sanador) se manifiesta en plenitud cuando expresa: “Es necesario que él crezca y yo mengüe”.
Es lo que ha hecho Fidel, menguar voluntariamente en el poder, porque es la hora de que sus discípulos/as brillen con mayor fulgor y cumplan la tarea para la que han sido preparados/as. Nos enternece y resplandece el alma la actitud del Comandante Fidel Castro, cuando expresa: “… no aspiraré ni aceptaré, el cargo de Presidente del Consejo de Estado y Comandante en Jefe…. No me despido de ustedes. Deseo solo combatir como un soldado de las ideas. Seguiré escribiendo bajo el título ‘Reflexiones del compañero Fidel’. Será un arma más del arsenal con la cual se podrá contar. Tal vez mi voz se escuche. Seré cuidadoso”. Caben perfectamente al Maestro Fidel las palabras sabias del Apóstol cubano José Martí, de quien el Comandante se siente su fiel discípulo: “La indiferencia del poder es la prueba más difícil y menos frecuente de la grandeza del carácter”.
El imperialismo y sus vasallos pretendieron verlo morir o renunciar durante su crisis más aguda de salud. Las almas grandes lo hacen en la cumbre de su existencia y es lo que hace Fidel, sus palabras lo dicen todo: “Más adelante pude alcanzar de nuevo el dominio total de mi mente, la posibilidad de leer y meditar mucho, obligado por el reposo. Me acompañaban las fuerzas físicas suficientes para escribir largas horas”. Estas expresiones confirman su esplendor mental y espiritual, el triunfo de su ser sobre las limitaciones físicas, un nuevo golpe a las pretensiones de sus detractores.
Un hombre que toda su vida estuvo dispuesto no solo a renunciar libremente a un cargo sino a entregar su propia vida, es capaz de saber cual es su lugar en esta etapa de lucha en el proceso revolucionario de Cuba; más aún, cuando sabe que cuenta con un ejército de intelectuales, científicos y una población de las siguientes características según expresan sus propias palabras: "Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana, que posee un promedio educacional cercano a 12 grados, casi un millón de graduados universitarios y la posibilidad real de estudio para sus ciudadanos sin discriminación alguna, requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez. Ni un solo detalle se puede ignorar, y no se trata de un camino fácil, si es que la inteligencia del ser humano en una sociedad revolucionaria ha de prevalecer sobre sus instintos”. Esto muestra la Fe de Fidel en su pueblo.
Es de justicia destacar que todo lo logrado por el pueblo cubano comandado por Fidel, ha sido conseguido con limitados recursos económicos y energéticos. Como si fuera poco Cuba ha sido frecuentemente asolada por desastres naturales, y en medio de todo ha tenido que destinar ingentes cantidades de dinero y recursos para su defensa, ante el bloqueo criminal y la amenaza permanente de los Estados Unidos, la potencia imperialista más poderosa de todos los tiempos. El Maestro Jesús sentenció que: “Al árbol se lo conoce por sus frutos”. Los frutos en las condiciones que ha batallado Cuba son más que evidentes. Cabe la pregunta: ¿Qué más hubiese logrado Fidel sin el bloqueo injusto e inmoral?
Hay seres que no solo reencarnan cuando desencarnan, los más grandes son reencarnados por sus discípulos ya en vida, y éstos son los maestros que han cultivado con tesón sus inmortales mentes magistrales. Los cubanos y latinoamericanos dignos tenemos la obligación de tomar la posta entregada por Fidel y renovar nuestro compromiso de lucha considerando los millones de seres humanos que sufren la injusticia propiciada por los prepotentes en este planeta, y siendo conscientes de la urgencia que tenemos de salvar a la Madre Tierra de la voracidad neoliberal, causas nobles por las que Fidel entregó y entrega su vida, de este modo honraremos su lucha , que es la lucha de todos nuestros héroes y heroínas.
Cuando Cuba y Latinoamérica toda vive dolores de un nuevo y fecundo parto libertario, vale presentar a Fidel y al pueblo heroico de Cuba nuestra amistad y solidaridad irrestricta haciendo nuestras las palabras de desprendimiento, veneración y gratitud que presentara el Che a Fidel:
“… Hago formal renuncia de mis cargos en la dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, solo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.
... Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente claridad tus cualidades de conductor y de revolucionario...
…, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.
… En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes: luchar contra el imperialismo donde quiera que esté, esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.
… Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que traté de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos…
Hasta la victoria siempre.
¡Patria o Muerte!
Te abraza con todo fervor revolucionario.
Che
Quito, 21 de febrero de 2008
Patricio Del Salto Galán
Teólogo, miembro de la Fundación
Pueblo Indio Del Ecuador (Constituida por Monseñor Leonidas Proaño)
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