Obama: El salvador ¿de quién?

20/12/2008
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Todos coinciden en apuntar a la pesada herencia que el saliente presidente Bush está dejando a su sucesor Obama; la más desastrosa situación de la “Unión” a lo largo de su historia como “Imperio”. Esto es real, pero es una de las dos caras de la misma moneda. La desventaja es al mismo tiempo su contraparte; la ventaja de suceder al peor presidente de la “Unión” a lo largo de su historia. Como se ve, ésta constatación, es una referencia exclusiva a la “Unión”, a los Estados Unidos de América, y si alguna referencia contiene respecto al resto del mundo, es de manera indirecta en la medida en que este “resto del mundo” es el “espacio vital” de EE.UU., es el espacio de la futura acción de Obama pero en función de los intereses de EE.UU. Conviene resaltar esta perogrullada en la medida en que delimita el campo de este análisis ya fuera de los mitos creados por la perfeccionada industria de “relaciones públicas” puesta al servicio de campañas electorales de los candidatos de un partido u otro, más en ésta última elección que implica cambio de presidentes como un relevo en el gobierno del partido republicano por el demócrata. Es decir que estamos hablando de un supuesto sistema democrático y su funcionamiento, en éste caso concreto el de EE.UU. que por la fuerza de los hechos trasciende sus fronteras y afecta a este “resto del mundo” que lo conformamos todos.
 
Desde hace un siglo se ha hecho tópico y típico criticar la relación incestuosa entre los políticos de Washington y el complejo industrial militar del mismo modo que se critica desde hace siglo y medio, el mismo tipo de relación de éstos políticos con el conglomerado de las transnacionales petroleras de EE.UU. En un interesante análisis[1] Noam Chomsky refiriéndose a este contexto dice; “"La política es la sombra que la gran empresa proyecta sobre la sociedad", concluyó en su día el más grande filósofo social norteamericano del siglo XX, John Dewey, y así seguirá siendo, mientras el poder resida "en los negocios para beneficio privado a través de un control sobre la banca, sobre el suelo y sobre la industria, un poder que se ve ahora reforzado por el control sobre la prensa, sobre los periodistas y sobre otros medios de publicidad y propaganda"”. Un poco más adelante Chomsky sentencia; “Los EE.UU. tienen, en efecto, un sistema de un sólo partido, el partido de los negocios, con dos facciones, republicanos y demócratas. Hay diferencias entre ellos. En su estudio sobre La democracia desigual: la economía política de la nueva Era de la Codicia, Larry Bartels muestra que durante las pasadas seis décadas "los ingresos reales de las familias de clase media crecieron dos veces más rápido bajo los demócratas que bajo los republicanos, mientras que los ingresos reales de las familias pobres de clase trabajadora crecieron seis veces más rápido bajo los demócratas que bajo los republicanos"”.
 
Si al discurso de Obama se le desprende el lenguaje propagandístico y electoral, se ve que apunta a frenar el desastre financiero económico vigente en EE.UU. en primer lugar y mejorar, dentro de lo que cabe la situación de las clases medias y populares, finalidad nada contradictoria con el sistema sino conforma una de sus vitales válvulas de escape. Aun dentro del sistema formal de la democracia; partidos que se tornan en el poder y elecciones periódicas, el mundo de los negocios ha encontrado dos instrumentos de corromper y adulterar la democracia representativa. El primero es el Lobby, ejercido y difundido por la esmerada práctica del que hizo el fundador de la Standard Oil, Rockefeller, creando grupos de abogados, senadores, cabilderos, etc. con el fin de proteger sus intereses. Hoy día es práctica institucionalizada en EE.UU. El segundo instrumento lo constituye las campañas de recogida de fondos para las campañas electorales, dónde las aportaciones del ciudadano de a pie cada vez son menores proporcionalmente frente a la ascendencia de las aportaciones de los hombres de negocios, entes corporativos, financieros, industriales, etc. De este modo se institucionaliza la combinación incestuosa de la política con el mundo de los negocios. Al respecto es ilustrativo recordar que las aportaciones del fugitivo y gangsteril hombre de negocios Mark Rich a las campañas electorales de Bill Clinton como a su fundación, se tradujeron en el perdón presidencial otorgado por Clinton en el último día de su segunda presidencia. Es un hecho conocido sociológica y políticamente que las aportaciones corporativas surgen como resultado de las negociaciones entre la parte aportadora y el candidato o su equipo que concluyen con compromisos concretos. En este contexto cabe resaltar que la mayor recogida de fondos hecha en una campaña electoral a lo largo de la historia de EE.UU. es la que consiguió el candidato demócrata y actual presidente elegido Obama. Las conclusiones son obvias.
 
Esta democracia de EE.UU. agujereada, penetrada y adulterada pierde aun más si a lo anterior le añadimos los efectos destructores de la liberalización financiera tanto en el ámbito económico como en el del ejercicio propio de los derechos democráticos. Como se ha visto en la actual crisis, el ciudadano estadounidense que quiere ejercer su derecho a la vivienda, se ha visto sometido al encarecimiento de la misma, el encarecimiento de la hipoteca de su vivienda, y a perderla a favor del banco que ha especulado con sus deudas hipotecarias, sin que este ciudadano tuviera nada que ver con esta especulación y aun, menos en las decisiones tomadas respecto a afrontar la crisis financiera y económica producida. Para colmo, y sin que nadie le consultara se ve condenada a la frustración de ver que sus contribuciones al fisco de su país terminan entregadas a estos especuladores y premiarlos por su especulación. Pero este efecto negativo abarca más allá del derecho a la vivienda, y afecta el derecho a la salud, educación, etc., veamos lo que nos dice Chomsky al respecto; “… el Tesoro estadounidense contempla ahora la libre movilidad de los capitales como un "derecho fundamental", a diferencia, ni que decir tiene, de los pretendidos "derechos" garantizados por la Declaración Universal de Derechos Humanos: derecho a la salud, a la educación, al empleo decente, a la seguridad, y otros derechos que las administraciones de Reagan y Bush han displicentemente considerado como "cartas a Santa Claus", "ridículos" o meros "mitos"”. En éste contexto cabe señalar por ultimo que tal efecto destructivo de la liberalización financiera y su Tsunami especulador afecta al resto de los habitantes de la Tierra, en la medida en que el encarecimiento del petróleo como de los alimentos que provoca, termina obligando a todos a pagar las ganancias de los especuladores en todas las actividades y adquisiciones que hagan.
 
A muchos les suscitó la esperanza el hecho de que en una sociedad como la de EE.UU., un afroamericano llegara, por el voto popular a la presidencia del país, esperanza tan fuerte que la mayoría no se paró a analizar el hecho. Cabe anotar que en sus discursos, Obama no hizo denuncias contra el racismo al que los de color se ven sometidos como se preocupó de recalcar que la identidad racial no era su bandera, que ser negro no significaba ser el representante de los negros. El puso lo puntos sobre la íes, pero los esperanzados en el nuevo “Salvador” no.  
 
El dirigente más experimentado con la política de EE.UU. y sus presidentes es Fidel Castro que al respecto comenta, “Sería sumamente ingenuo creer que las buenas intenciones de una persona inteligente podrán cambiar lo que siglos de intereses y egoísmo han creado. La historia humana demuestra otra cosa”. A falta de que Obama asuma la presidencia y entre en acciones concretas que permitan evaluar sus políticas, queda el examen del equipo que ha elegido para la aplicación de tales políticas, con el fin de vislumbrar la certeza de su pretendido “cambio salvador”.
 
En primer lugar, para el puesto de Fiscal General, Obama escogió a Eric Holder que fue el segundo funcionario en el Departamento de Justicia en la segunda presidencia de Clinton y quién le aconsejó el ya mencionado indulto presidencial a Marc Rich. Con anterioridad a esta elección Obama anunció la elección del israelí estadounidense Rahm Israel Emanuel para el cargo más importante en su administración, el de Jefe de Staff de la Casa Blanca al admirador (según Juan Gelman en “Pagina 12” del 8/12/2008) de las frecuentes ejecuciones extrajudiciales israelíes contra la población palestina, e impulsor del servicio militar obligatorio para todos los estadounidenses de 18 a 25 años de edad, con el fin de aumentar los efectivos de las fuerzas armadas de EE.UU.
 
De acuerdo con el rotativo monárquico español ABC (6/11/2008) Emanuel disfruta de buenas relaciones con los financieros de Wall Street que trabajando con uno de estos financieros, Bruce Wassertein, en algo más de dos años, hizo la fortuna de 18 millones de dólares. Además de esta referencia cabe destacar que una de las principales aportación de Emanuel tanto a la campaña electoral de Clinton como la de Obama fue, gracias a sus buenas relaciones con las corporaciones financieras; la recolecta de fondos. La enciclopedia virtual Wikipedia (versión inglesa) informa que durante su participación (2000/2001) en la dirección de la famosa corporación semi estatal Freddie Mac (una de las artífices de la especulación inmobiliaria), ésta dirección fue acusada de escándalos sobre contribuciones y cuentas irregulares.
 
La tendencia belicista de Emanuel se refleja en el apoyo que prestó a la segunda guerra contra Irak como de incorporarse, en calidad de voluntario civil, al ejército israelí durante la primera de estas dos guerras de la dinastía Bush.
 
Finalmente, respecto a Emanuel, cabe destacar su intento de mantener la ropa sucia en casa, cuando pidió perdón, no por iniciativa propia sino a exigencias de la Comunidad de estadounidenses de origen árabe, por las declaraciones de su padre (ciudadano israelí que fue miembro de la organización sionista terrorista Lehi) de contenido racista extremo. Su padre comentando la elección de su hijo como jefe de staff de la Casa Blanca declaró “Obviamente influenciará al Presidente para que sea pro israelí, ¿Porqué no va a hacerlo? ¿Quién es él, un árabe? Él no va a limpiar los pisos de la Casa Blanca”.
 
El otro “elegido” por “el Salvador Obama” es James Jones para el importante cargo de Asesor de Seguridad Nacional. Jones es general retirado de la marina de guerra de EE.UU., y ex comandante supremo de la OTAN. Es el presidente y jefe ejecutivo del Instituto para la Energía del Siglo 21 de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Jones también fue director de Boeing (empresa conocida como fabricante de aviones, pero su producción de armas de última tecnología es mayor), y como director de la gigante petrolera Chevron (de dónde procedió Condoleezza Rice). En resumen James Jones encarna lo que se denunció al principio de éste artículo; la relación incestuosa entre los complejos de la industria militar y la petrolera con la política de Washington.
 
En cambio, el recién designado como uno de sus principales asesores económicos, Robert Rubin, representa la relación incestuosa de la Casa Blanca con las corporaciones financieras. Su historia con las finanzas de la especulación es bien larga, así que optamos por mencionar lo más importante de éste escándalo de su elección. Rubin[2] siempre mantuvo una fe inamovible sobre los beneficios de la liberalización financiera, y durante su actividad como funcionario de la Administración Clinton ejerció su influencia para conseguir la abrogación de la Glass Steagall Act , o Banking Act , establecida desde 1933, que imponía la separación entre un banco de depósitos y otro de inversiones. De este modo se abonó, con eficiencia, el terreno para la fiebre especulativa que está sacudiendo el mundo actualmente. El caso es que “esta abrogación de la Banking Act permitió la fusión de Citicorp con Travelers Group para formar el gigante bancario Citigroup ... En el 2000, Robert Rubin entró en la dirección de Citigroup … que el gobierno estadounidense acaba de salvar con urgencia, en noviembre de 2008, ¡garantizándole más de 300.000 millones de dólares de activos! A pesar de ello, R. Rubin es uno de los principales asesores de Barack Obama”.
 
Robert Gates que Bush eligió, en una etapa tardía de su guerra en Irak para lograr el “triunfo soñado”, es el elegido por Obama para una supuesta “retirada gradual y razonablemente rápida” de Irak. Al final todo se reduce a un juego de palabras. La Administración Bush y el Gobierno de Irak acaban de firmar un Convenio de Seguridad que implica que la fecha más tardía de la retirada de EE.UU. sería en el año 2011. Dicho de otro modo si Obama llega a cumplir su promesa acortaría este lapso de tiempo en algo más de un año pero dejando “fuerzas residuales en el terreno”. En fin; diferentes palabras y un mismo contenido.
 
Dentro de este recuento asombroso no se puede dejar a un lado a la guerrerista Hillary Clinton, ferviente partidaria de las invasiones de su país a Irak y Afganistán y sus escandalosos viajes electorales a los marines en ambos países como tampoco se puede ignorar una de sus joyas declarativas de borrar del mapa a Irán con bombas atómicas. Con todo para los grandes medios mediáticos, Hillary goza de buena experiencia en el campo de “política Exterior”.
 
Seguir con éste recuento no sería más que rizar el rizo, por lo cual optamos por abreviarlo con lo hecho ya. Obama al ser preguntado sobre la factibilidad de cambio que pregona con semejante equipo respondió “el cambio soy yo”, reflejando un dogmatismo mas propio de Bush. Con todo, los previsibles e imprevisibles aduladores hablan de un cambio de 180º grados. Con el panorama delineado con éste análisis, queda claro que el cambio va más allá que esos 180º para alcanzar los 360º.     
 
 
Marwan Tahbub
CEDIB
https://www.alainet.org/en/node/131560
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